El escenario económico ya no invita a la esperanza. El túnel
es cada vez más tenebroso y la luz del final ha desaparecido, no sólo porque
los especuladores tienen más
herramientas para despojarnos de todo sino porque el oficialismo insiste en
que éste es el mejor camino. De una vez por todas hay que aceptar que es un gobierno de timberos y succionadores.
Lo grave es que muchos legisladores de la oposición que cuestionan las medidas
del Gran Equipo no dejan de avalar las
leyes más destructivas. Lo contradictorio es que los que apoyan la baja de
las tarifas y cuestionan las tratativas con el FMI, después votan la desregulación del mercado de capitales. Lo
desconcertante es que, a sabiendas de
que empeorará la situación, muchos de ellos ya están evaluando la propuesta
de reforma laboral. ¿Por qué no flexibilizamos
de una buena vez a los cien más ricos de Argentina así nos deshacemos del principal escollo para construir un
país desarrollado y más justo?
Claro que si llegamos hasta acá
no fue por la coherencia de muchos dirigentes. De esos que hacían paros por el
impuesto a las ganancias y hoy, que
afecta a muchos más trabajadores, guardan un silencio vergonzante. De esos
que consideraban como un derecho constitucional la adquisición de dólares y hoy
miran impávidos el drenaje incontenible
que pagaremos entre todos. De esos que se plantaban como defensores de la
libertad de expresión y hoy ni se
mosquean por la desigual distribución de la pauta oficial, el soborno a
periodistas ni el cierre de medios que dejará a las usinas de Clarín con más poder para amoldar el sentido común
a su antojo. De esos que se quejaban por los planes trabajar o los subsidios a los servicios y hoy consienten el flujo de recursos a los que
no necesitan nada. Que hayamos llegado hasta acá no fue sólo por el
accionar de los Gerentes sino también por la
sumisión de muchos que fueron elegidos para hacer lo contrario de lo que están
haciendo.
Con la incoherencia como
inspiración muchos fueron funcionales al
arribo de este reiterado infierno. Y lo siguen siendo, como Margarita
Stolbizer, que para recuperar espacio
declaró formar “parte de la mayoría que
piensa que hoy estamos mejor que antes”.
Nadie que se tilde de progresista puede sostener eso, salvo que esté pidiendo a gritos un poco de atención.
Si considera que el crecimiento
monstruoso de la deuda externa, la
aniquilación del mercado interno, el déficit auto infligido, el incremento
de la pobreza y la pérdida del poder
adquisitivo del salario es estar mejor, ¿cómo puede llamarse progresista? Y si, además de eso, cree formar
parte de una mayoría está peor que Mr
Magoo.
Y muy desinformada, porque no hay encuesta que avale semejante
afirmación. Hasta los sondeos más oficialistas reconocen que la imagen negativa del empresidente y sus secuaces supera el 50 por ciento y el rechazo a
la gestión alcanza el 70. El anti kirchnerismo patológico convierte a los
afectados en cómplices de la crueldad
del modelo que estamos padeciendo y el único antídoto lo inocula la
conciencia.
Perversos
titiriteros
Los anti kirchneristas incurables
son peligrosos. La diputada Elisa Carrió es el mejor ejemplo, capaz de contradecirse en una misma frase
o de comprar un chivo a 6000 pesos en
un supermercado. La misma que en 2002 presentó un proyecto para repudiar la visita del emisario indio del
FMI, Anoop Singh, hoy califica la vuelta al Fondo como “una acción preventiva, de una
eficacia brutal de decirle basta a los golpistas devaluacionistas de siempre”.
Como si no supiera nada, afirmó que el crédito de ese organismo
internacional “es como una garantía que
tienen los países para evitar un golpe
cambiario o a los inversores golondrinas”. Incoherente y contradictoria
como sus votantes, no comprende que la gestión amarilla no sólo alimenta la especulación
sino que la estimula. O es ignorante o
muy cínica: cada dólar que nos manden se fugará al instante y será devuelto con la pérdida de derechos de
los que no disfrutan de nada.
Tan difícil no es desentrañar
esta ecuación: un poco de memoria basta
para intuir el resultado. Y si la memoria está atrofiada, habrá que
recurrir al olfato. La lluvia de
inversiones tan prometida sólo cae
en la ruleta de las Lebacs. Por cada apostador
que abandona el juego, la sangría de
divisas se acrecienta como devaluación, como deuda y como incremento de los
intereses y eso sólo promete desolación.
Además de una espiral inflacionaria ascendente que no se podrá tapar con mensajes tranquilizadores ni consejos zen. En
lo que va de mayo, alimentos, bebidas y artículos de limpieza registran
aumentos de entre el 6 y el 8 por ciento. Aunque después dibujen los números, el bolsillo no se equivoca: cada vez se
puede comprar menos.
Esto no es estar mejor en ningún lugar del planeta. Menos aún
en un país que produce alimentos para 400 millones de personas. Algo funciona mal y todos sabemos qué es:
la distribución. Mientras más ajusten a los que menos tienen peor vamos a
estar. El 1° de mayo, el Foro de Convergencia Empresarial emitió un documento para avalar el tarifazo y el accionar del
Régimen M. Sin embargo, un sector de la cúpula empresarial se desprendió
del contenido de ese documento al decir que fue idea de seis personas sin el aval de todas las entidades que la
conforman. El idilio de muchos empresarios que se ilusionaron con el
Ingeniero comienza a romperse por las
consecuencias de la apertura de importaciones y la caída del consumo. Lo
incoherente es que sigan reclamando bajas salariales, quitas impositivas y
desregulación, que sólo profundizarán la
crisis.
Por si algunos no lo advierten, estamos padeciendo la Libertad de Mercado,
un libertinaje parecido a la ley de la selva en donde los más fuertes devoran a
los débiles, ya sean trabajadores,
productores o comerciantes. Fieras que no necesitan producir nada para
multiplicar sus fortunas porque con sólo
pedalear un poco succionan cifras incalculables y no dejan nada a su paso.
El país está en manos de los especuladores y el golpismo que tanto denuncian
los cómplices y apologistas del Cambio comenzó
el 10 de diciembre de 2015. O mucho antes, cuando intoxicaron la voluntad ciudadana con falsos conceptos y denuncias
falaces.
Que Carrió sugiera “matar a Durán Barba” por la
manipulación informativa sólo aporta más
desconcierto. El asesor ecuatoriano sería un mediocre operador si no contara con los medios hegemónicos que convierten en genialidades las
incongruencias que vomita y hacen de sus obscenas tretas inteligentes
estrategias de marketing. Si el aire está tan enrarecido, es por la enloquecedora diatriba de titulares y pantallas, capaz de
presentar el plan de saqueo de un puñado de angurrientos como un cambio cargado
de futuro. Para el país de nuestros sueños, debemos desarmar a los hacedores de tantas pesadillas.
¿Por qué no flexibilizamos de una buena vez a los cien más ricos de Argentina así nos deshacemos del principal escollo para construir un país desarrollado y más justo? espectacular!!! besos y compartido estimado Gustavo
ResponderBorrarBueno, es indiscutible por las evidencias de estos días, lo planeado del estropicio virreinal, los dólares fugados, las tasas extravagantes (por no decir bestiales), el parate económico, la inflación, el salario evaporado y la frutilla del postre, el GAN (gran acuerdo nacional en hacer moco todo y que quede hecho moco por los siglos de los siglos amén), herencia lanussista que para estos buenos chicos debe ser muy liviana.... nada nuevo ni bueno bajo el sol amarillo, deuda, fuga, FMI, choreo... en fin, bien planeado y hasta acá, ejecutado.
ResponderBorrarFalta el despertar de los dormidos nomás... suerte que el ruido a tripas vacías es buen despertador, o no te deja dormir y no te vas a pasar la noche con la luz prendida, no?