Al justificar su más reciente
veto, el empresidente Macri agitó una
inexistente varita mágica para ilustrar la imposibilidad de los subsidios a las
tarifas de los servicios públicos. Una
varita tan invisible como el crecimiento; tanto como su voluntad de mejorar la vida de la mayoría. De vez en
cuando repite que no es un mago para hacer
realidad todo lo prometido en campaña. Sin embargo, ejecutó los trucos precisos
para incrementar la desigualdad,
disminuir la producción, desequilibrar la balanza comercial, potenciar el
déficit y multiplicar la deuda. Y con el pétreo rostro del cinismo, sigue embrujando a una parte del electorado
para que avale este tortuoso recorrido
hacia el destino oscuro que ya todos conocemos.
Nadie le pide magia, sino un poco de humanidad. Mientras él y sus
amigotes –Nicolás Caputo y Marcelo Mindlin- ingresan a la lista de los más ricos de la revista Forbes, sus
ministros planean más recortes para los
que ni conocen esa publicación. Mientras él y sus funcionarios esconden el
botín en guaridas fiscales, con la
promesa de inversiones, exigen más sacrificios. Mientras las fuerzas
imperiales se instalan en el sur del país, la magia del Gran Equipo nos
pone de rodillas ante las impiadosas y catastróficas recetas del FMI.
Los más prudentes opinan que no
fue magia, sino impericia lo que nos condujo hasta aquí. Algunos sugieren que
hace falta más ajuste. ¿Más? ¿Saben esos
expertos lo que es vivir de un sueldo que a duras penas alcanza hasta mediados
de mes? ¿Experimentaron estos cráneos la
angustia de contar monedas para orquestar un simulacro de cena? ¿Entienden
estos iluminados que en los sectores medios y bajos perder el empleo es como una condena a la extinción? Otros, más
exaltados, consideran que las medidas del Cambio fueron mal implementadas, que
confiaron en que la desregulación
traería inversiones, que el contexto internacional no era el adecuado para tanto aperturismo… Eufemismos para una
única conclusión: que desde ese fatídico 10 de diciembre se hizo todo mal. Malos por incapaces o por cosas peores.
Con el gesto de la varita
invisible, el Ingeniero se vuelve a
burlar del público, explota la ingenuidad de los embaucados, abusa de la
complicidad de sus adláteres. Retuerce
la razón hasta volverla su contrario. Macri dice que no hay plata para
volver más amable nuestra vida, mientras
hay más de 300 mil millones de dólares de argentinos en el exterior. El
Gerente de La Rosada SA utiliza en sus insustanciales
intervenciones la imagen de un país fundido pero con empresarios multimillonarios:
en conjunto, los diez argentinos más
ricos acumulan más de 35 mil millones de dólares, producto de la evasión,
la explotación y la especulación. Un
poco de derrame despejaría las nubes que intoxican el presente.
Los
rompedores de platos
Nada de lo realizado por el Gran
Equipo era necesario si el objetivo es
el desarrollo y la inclusión. Y nada de lo que está por realizar será
beneficioso. El episodio de las tarifas de los servicios públicos es por demás
ilustrativo: el incremento de más del 1600 por ciento no sirvió para optimizar la distribución de la electricidad y el
apagón que afectó a media CABA en la tarde del miércoles es una evidencia de
eso; además, un escarmiento para los
capitalinos que siguen confiando en los amarillos para un futuro venturoso.
Tampoco los recortes en la
administración del Estado aportan nada bueno en esta historia: sólo agrega más desocupación y habilita el
destrato de los privados hacia los trabajadores; sólo provoca más recesión
en una economía que se está ralentizando. Por más que la hegemonía discursiva haya alimentado el imaginario con bestiales
prejuicios sobre los empleados estatales, desmantelar
áreas de investigación, control y contención tendrá consecuencias muy lejanas
al paraíso. Los mordiscos que pergeñan al sistema jubilatorio tampoco
lograrán mejorar el humor de la sociedad, aunque
dibujen sonrisas en los directivos del Fondo. Por más que Macri convoque a
los dirigentes de la CGT para evitar un paro general, el deterioro provocado en un país que produce alimentos para 400
millones de personas no se revertirá con sobornos.
Y si siguen permitiendo el saqueo
de los bolsillos con paritarias
contenidas y góndolas de supermercado que asustan, más lejos estaremos del
paraíso prometido. Las recetas neoliberales jamás dan buenos resultados: la experiencia en Grecia es una lección y
la renuncia del Primer Ministro de Jordania por las protestas que generaron los
ajustes del FMI nos sugiere una salida.
Cualquier cosa, menos la pasividad. La
resignación no debería estar incluida en el catálogo de las reacciones
argentinas.
Ningún ciudadano merece la
miseria mientras los más ricos tienen la
libertad de succionar lo que generamos entre todos sin invertir ni tributar.
El director del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, Agustín Salvia,
aseguró que “todas las evidencias
muestran que va a aumentar la pobreza
de forma importante”. Con preocupación, reclamó al gobierno que abandone su “exceso de confianza” hacia
su programa y empiece a pensar que “el
proyecto no es cómo salimos de la pobreza, sino
como no la agravamos”.
Esto nos aleja de la Pobreza Cero
tan cacareada en campaña. Con la quita de retenciones a las exportaciones
agropecuarias, los productos de la
tierra no sólo se dolarizaron para el mercado interno, sino que se convirtieron
en una eficaz herramienta de especulación
y presión sobre nuestra moneda. Esta fue una de las primeras medidas de Macri
–de las pocas promesas cumplidas- y la que más contribuyó a incrementar la inflación y devaluar el peso. Con esta concesión a
los Estancieros, el Estado renunció a
recaudar unos 66 mil millones de pesos en las condiciones actuales. Si
semejante cifra hubiera derramado en obras y deflación, estaríamos hablando de un país menos problemático que el actual.
Sin embargo, Macrilandia nos hace chapotear en un fango hediondo.
Tanta desesperación reina en las filas del oficialismo, que ahora presentan el
swap con China –del que antes se
burlaban- como un procedimiento óptimo para cuidar las reservas. Tan mal
están las expectativas electorales, que disfrazan las tratativas con el Fondo como si fuera la contratación de animadores
para un cumple infantil.
Pero no nos preocupemos tanto.
Aunque estén tan equivocados para calificar las protestas de las últimas
semanas de pataleos de malos perdedores
y quieran vengarse con un desafuero
infundado de la capacidad discursiva de Cristina para dibujar
caricaturescas expresiones en el rostro de la vice-rodante Michetti, apareció un gesto que aporta tranquilidad. El Jefe de Gabinete, Marcos Peña Braum, desde las entrañas del Imperio, aclaró
que son “totalmente responsables del acuerdo.
Nosotros vamos a pedir el préstamo. Nosotros
somos responsables”. Listo: entonces, que no miren para otro lado
cuando llegue el momento de pagar los platos rotos y de recuperar todo lo que han transferido desde el comienzo de la
Revolución de la Alegría. Centavo por centavo.
quiero esa varita mágica para hacerlos desaparecer, excelente Gustavo siempre tus apuntes-compartido y abrazos
ResponderBorrarMe parece que pide mucho, Gustavo, pidiéndole Humanidad al virrey ilusionista, tal cosa no puede suceder dada la carencia del susodicho, además, no se olvide usted que "humanidad" no figuraba en el talonario de promesas que el 51% votó... y ninguno lo hizo por razones "humanitarias", más bien lo contrario, fue un voto blanco contra la negrada, aluvional y zoológica, de humana y con derechos, poquito y nada, vió?. Voto castigo al otro que, salvo magias imposibles, termina volviéndoseles en contra, pero bueno, uno les avisó, no dieron bola y todavía no hay garantía de que alguna vez sumen 1 más 1, si a veces parece que nos haría falta algo de magia (no del virrey, claro).
ResponderBorrarComo el mal pensado que soy, diría que pedir humanidad es, pedir magia,...y ahí de movida estamos en problemas, el mago, en general, es un tipo más hábil que el promedio y, a cada rato podemos advertir que el virrey tiene sus déficit (y no digamos nada de numeritos, hablemos solo de (in)destrezas), juega con la hija y termina en el hospital, hace una señal de la cruz que no puede pasar ni como disimulo.... en fin, lista larga. Y ahí podemos intuir algo de magia... lo que para uno es elemental, obvio, una porquería...es invisible (tanto como el crecimmiento) para un montón, milagroso, mágico, llamémoslo como sea, pero, pasa así.
Permítame desconfiar del final de su post, usted dice que el gorila del año declaró "hacerse responsables" de lo realizado ahora, guauu!, éso sí que sería magia!. Mire que no es un lomo acostumbrado al esfuerzo y la carga es pesada, eh!...