La paciencia parece estar
agotándose. La hipnosis deja de surtir
efecto. El maquillaje se descascara. De a poco, los ánimos comienzan a
agitarse. El deterioro se expande para
hacer agobiante la vida de los mansos. Las excusas hacen aguas y los buenos
pronósticos quedan desubicados. Las metas del Gran Equipo ya no se modifican,
sino que desaparecen de la noche a la
mañana sin dejar un mísero rastro. Los números están desquiciados y las
recetas no terminan en tentadores platos. Los apologistas mediáticos no saben cómo tapar las fisuras del blindaje que
hasta hace poco resultaba efectivo. El episodio de los Bolsos de López parece una
travesura adolescente ante las incontables trapisondas amarillas. Ni la
enésima muerte de Nisman alcanza para
camuflar el precipicio al que se aproxima la Argentina del Cambio.
En un intento de iluminar, el ex
presidente del Banco Nación, Carlos Melconián esbozó una metáfora ante el selecto auditorio del Rotary Club. “Veo venir al FMI de siempre –explicó- Creo que se terminan las políticas
pseudopopulistas. A partir de ahora, pechuguita
con puré de calabaza”. Claro, en el imaginario de los que son como él,
ése es el menú de la miseria pero para
muchos, ese plato debe ser un lujo. Como el pan y cebolla de otros tiempos, aunque el primer ingrediente hoy está por las nubes. “Tenemos una tragedia fiscal –agregó- Si ustedes me preguntan en cuánto se arregla esto, no tengo idea. Muchos años, a menos que una devaluación e
inflación licúen todo”. Un licuado que dejará en la lona a los
trabajadores y multiplicará las fortunas
de los especuladores.
Un ejemplo más de esa forma de gobernar
sin tener en cuenta a los ciudadanos.
Las recetas desmadran todo al instante pero los buenos resultados se postergan al infinito. Lo inmediato no
entra en los planes de estos prometedores
de paraísos distantes. La dificultad de imaginar la acotada vida de los
ajustados, de los despedidos, de los marginados. La falta de calle de los que piden paciencia a los que están en problemas
para llenar la olla. Los que ganaron en las urnas con el insustancial “Sí, se puede” reparten imposibilidades hasta a los que confiaron en ellos.
Los números son sagrados para los
ceos que convirtieron la casa de gobierno en La Rosada SA. El salario es una abstracción que jamás experimentaron y por eso no
pueden dimensionar lo que significa la caída sistemática del poder adquisitivo.
Mientras las ganancias corporativas se incrementan en tres cifras, los sueldos apenas sobrepasan el 15 por
ciento. Y en la CABA, la ciudad más rica del país, ya empiezan a aparecer casos de niños desnutridos, ante el silencio
cómplice de los periodistas hegemónicos que unos años atrás surcaban miles de kilómetros para encontrar
alguno para fotografiar. Y esto no es un efecto indeseado sino un presente que se pretende consolidar para
el resto del camino.
Más
cerca de la salida
Si llegamos hasta acá es porque
el plan es éste. La desregulación es la
premisa para atraer las inversiones que no llegan. Ni llegarán si el
mercado interno sigue reduciendo su volumen. Y menos aún si los funcionarios
que las suplican mantienen sus fortunas
muy lejos de nuestra economía. Pero si llegan tampoco moverán demasiado el amperímetro de la dignidad porque la
tributación y la carga salarial serán mínimas. La Libertad de Mercado
–presentada como garantía constitucional- es
la brújula de este camino desigualador y deja indefensa a gran parte de la
población.
Si
llegamos hasta acá es porque el cinismo gobierna. En
teoría, la Libertad de Mercado propone el Estado mínimo, que no intervenga en
la economía, que no controle a sus actores y que abandone la protección a los más débiles de la cadena alimenticia. Eso que con tanto desprecio llaman populismo. En esta lógica, los subsidios a los servicios públicos y
todo lo que beneficie a la mayoría son inaceptables. Sin embargo, son
bienvenidas todas las iniciativas que garanticen las ganancias empresariales,
como quita de impuestos, ausencia de controles y precarización laboral. Esto también es intervencionismo, pero a
favor de una minoría insaciable. Un Estado gigante que se pone del lado de
los más fuertes para convertir a los
ciudadanos en presa fácil de la avaricia de los libertinos. Los cada vez
más empobrecidos subsidian a los que acumulan fortunas en paraísos fiscales.
Si llegamos hasta acá es porque la hipocresía es el espíritu que se derrama
desde el trono. Tanto pontificar transparencia pero casi todos los funcionarios ostentan su opacidad. El caso Dujovne
es emblemático: a pesar de ser ministro de Hacienda, confía tan poco en sus recetas que mantiene su tesoro en el exterior;
tan evasor que su mansión de más 280 metros cuadrados figura como un mísero
terreno baldío y todo para ahorrarse
4000 pesos mensuales en impuestos. Tan infame y miserable que inspiró la
creatividad popular en la campaña “un
techo para Dujovne”. Y no es el
único caso, por supuesto.
El hasta acá al que llegamos incluye el
arribo del Fondo, el broche de oro del
camino al abismo. Aunque Macri esté exultante por el acuerdo con ese
organismo, el recorte fiscal de 500 mil millones de pesos sólo producirá mayor recesión y desempleo. Más aún si no se toman
las medidas necesarias para que ese auxilio no alimente la fuga de divisas que
ya se está tornando histórica. La libertad de adquirir dólares sin tope y su
remisión al extranjero no provoca más que vaciamiento. La libertad de una élite genera opresión para el resto.
Por eso gran parte de los
argentinos están manifestando su disconformidad con lo que los PRO consideran un triunfo. Los gobernadores de Chaco, La
Rioja, Catamarca, La Pampa, Entre Ríos, Misiones y Tucumán emitieron un comunicado para rechazar el monumental endeudamiento con
el FMI. El paro de las CTAs y el convocado por la CGT es el mensaje de las
bases. Las respuestas oficiales rondan
por las tonteras de siempre: la medida de fuerza “no soluciona los problemas de los trabajadores”, como dijo el
ministro Triaca o, en boca de Macri, “la
CGT tiene que pensar que un paro no
soluciona nada”. Si las calles están cada vez más convulsionadas es por
la soberbia insistencia en este
equivocado sendero.
Ni el inicio del Mundial puede entibiar el caldeado ánimo de los
ajustados. Ni el debate habilitado por el empresidente para despenalizar el aborto logra remontar su alicaída imagen positiva. Al contrario, los
argumentos de los legisladores oficialistas que apelaron a perras o marsupiales para
expresar su negativa al proyecto deja
más al descubierto su perversidad. Ni las oportunistas y tibias críticas
esbozadas por los voceros del establishment alcanzan para frenar el descontento creciente. Si el objetivo es
recuperar los derechos escamoteados por La Revolución de la Alegría ya no hay
que mendigar con un paro sino exigir que
nos saquen de este túnel o que se vayan antes de seguir destruyendo lo que
tanto nos costará reparar.
gracias estimado Gustavo comparto
ResponderBorrarEs interesante que a un iceberg que era visible desde el trópico lo chocaran y más interesante es que en el naufragio, todavía te digan que no se ve y que "hay que dar tiempo"... el tiempo del glú-glú final?, tontería peligrosa ésa pero... así son los misterios de esta "derecha moderna y democrática".
ResponderBorrarPasada la marea verde de las chicas, asistimos a la marea verde del virrey, ¿a cuánto hoy?, 28, 29?, mañana, quién sabe?... seguro que no sabe el ido sturze, sabrá el toto?, me parece que sí, que sabe y seguramente será lo que le convenga a él y sus colegas de la champions ligue, 30, 35.... bah! solo numeritos... a quién le importa como se vean en los bolsillos de la negrada o en las góndolas o en los pagos UVA o en esos discursos de parientes que de fervientes amarillos, no lo admiten pero extrañan la yegua realidad, de cuando sufrían por el cepo y ahora que gozan la incertidumbre...ah!, qué lindas son las emociones fuertes, no?.
Pero bueno, exageramos, las cosas van a andar bien después del mundial, ahora nos distraemos, descubriremos que Egipto pierde pero juega lindo, que los rusos no sonríen y las rusas son lindas... estamos en el mundo y en paz... con la economía en manos de los que saben y a la espera de nuevas maravillas, como esa sugerencia del hada madrina vidal de sacarle las pensiones a las viudas, la verdad, eso sí es sinceridad, qué quieren esas parásitas?, se les murió el que las mantenía, que se jodan, ¿qué culpa tiene el FMI para seguir gastando en ellas?, ahí está uno de los icebergs a derretir, aprendamos, cambiemos.
Éso, cambiemos, qué es esa cosa de pedir CGTs ruidosas, bochincheras y pedigüeñas?, si hacer lío no sirve de nada, las tarifas no bajan, el derrame no llega y Moyano es feo, en cambio, los rubios siguen lindos y con la guitita lejos, a salvo, a vos qué te queda?, las gomas quemadas, el humo y los garrotazos de ña malbec y sus rambos.... qué negocio es ése?.
Toto en el central.... maravilla maravillosa, el pan a 100 para cuándo?, para cuando el iceberg esté así de cerquita?...
Mejor no seguir, por suerte ya casi empieza España vs Portugal, un momento para la meditación y después vemos....