miércoles, 20 de julio de 2011

El día del amigo y sus controversias

Un 20 de julio más. Instaurado por vaya a saber quién, ahora está totalmente institucionalizado y, por supuesto, comercializado. Recuerdo que la primera mención sobre el día del amigo que escuché fue en uno de los almuerzos de Mirtha, allá por principios de los ochenta. No creo que haya sido una idea suya, pero tal vez ella le dio un impulso. Y de a poco fue creciendo y hoy alienta y justifica celebraciones a lo largo de toda la semana. Reservas en bares y restaurantes, regalos, reuniones en casa. Año a año se agregan más modalidades al festejo.
Para los que no se suman a la climatología festiva del calendario, será un día más, sin multitudes, sin bullicio. Tal vez reciba algunos llamados o mensajes y, con suerte, algún regalo, lo que lo hará sentir extraño, en desventaja por su parquedad. Puede ser que se convierta en el sorprendido destinatario de una llamada de alguien a quien hace mucho que no ve y no esperaba volver a ver. Es posible que una fecha así sea la excusa perfecta para una reconciliación con alguien a quien vale la pena tener cerca.
Pero el día del amigo está y de alguna manera –por empatía o rechazo- hace que sea un día distinto, aunque caiga en miércoles. No puede pasar desapercibido, por más que alguien se empeñe en esconderse debajo de la cama. Nadie puede decir “uh, no sabía” porque ya desde principios de julio se está hablando de este día, de la necesidad de realizar reservas, de las reuniones, algunas promos en la tele. No hay ostra que no sepa que hoy es el día del amigo.
Los que pretenden hacer semiología con el nombre de este día particular están fritos. La construcción de la frase impide que se analicen sus componentes. Realizar devaneos filosóficos sobre el significado de la amistad, o de lo que es o debe ser un verdadero amigo no cabe. En cierta forma, es un día donde la amistad se reparte con absoluta equidad. Todos somos amigos de todos. En la verdulería, en el colectivo, en los lugares de trabajo alguien te va a decir “feliz día” y uno no puede ser tan desubicado de contestar “vos no sos mi amigo”. Además, si yo le digo “feliz día” a cualquiera, no quiere decir necesariamente que sea mi amigo. Es el día del amigo, así en general, no de “mis amigos”. Seguramente, el saludado será amigo de alguien. ¿O acaso el día de la madre o del padre saludamos sólo a nuestros padres? No. También saludamos a las madres y a los padres que conocemos, aunque no sean los nuestros.
Así, el día del amigo se convierte en un día totalmente democrático. Saludamos a cualquiera por la calle como si más que el día del amigo fuese el día del ser humano. Lo tomamos como la excusa perfecta para repartir felicidades a los cuatro vientos.
Eso sí, hay diferentes maneras de tomar este día tan especial o al menos ineludible. Algunos se desesperan por mandar mensajes para ser los primeros en saludar a los que no esperaban un saludo así. Lo más importante es sorprender. Otros, con la excusa de que las líneas se saturarán empiezan a llamar desde las once de la noche del día anterior. Mandan mails con algunas horas de antelación para que no se amontonen con los demás mensajes del destinatario. De esa manera garantizan que su mensaje sea leído. Otros se convierten en los primeros organizadores de los festejos y comienzan con la cadena de llamados para comprometer a la mayor cantidad de gente posible.
Están los que realizan “sabias” reflexiones sobre la naturaleza de la amistad, que no es para cualquiera. Otros, desde la cuestionable sabiduría de la experiencia, dirán que uno tiene pocos amigos en la vida, pero los verdaderos amigos, los que están tanto en las buenas y como en las malas. Y así justifican su absoluta soledad.
Otros, más simplistas, consideran amigos a todas las personas que conocen. Pensarán en los festejos multitudinarios y bulliciosos más que en las celebraciones íntimas. Tal vez, al día siguiente relatarán a sus compañeros de trabajo o de estudio los pormenores de la fiesta y competirán con el número de amigos reunidos. Suele pasar en una sociedad que valora más la cantidad que la calidad.
Hay quienes gambetean la posibilidad de dibujar una sonrisa y plantean el carácter comercial del festejo. Están quienes rehúeyen de cualquier celebración argumentando que el día del amigo debe ser todos los días, aunque termine siendo ningún día.
Otros tratan de apelar a la teoría de la conspiración esgrimiendo el mito del falso alunizaje, allá por julio de 1969. Hablará de los títeres y los escenarios que simulaban la superficie lunar. Un amargado.
Otros toman a Fontanarrosa como El Amigo, aunque nunca hayan cruzado una palabra con él. Y estarán los que se guardan, los que reniegan, los que están todos los días con sus amigos menos el 20 de julio, de puro contreras que son.
Y hay personajes a los que ni en la más brillante inspiración se imagina recibiendo un saludo por el día del amigo. ¿Alguien le dirá feliz día a Duhalde, Reutemann o a Menem? ¿Celebrará Macri con globitos un día como hoy?¿De qué se disfrazará Miguel Torres Del Sel un día como hoy? Ayer recibí un llamado telefónico de este candidato, de esos grabados. Hablaba como un amigo, invitándome a confiar en él. Yo puedo confiar en su amistad, pero no en su calidad de gobernador. Espero que muchos santafesinos piensen lo mismo.

PD: el 11 de julio, este espacio cumplió tres meses. No es mucho, pero es bastante. Quiero agradecer a todos los que me han apoyado, criticado, comentado, leído, ignorado. Todo es bienvenido... casi, todo. Feliz día del amigo para todos los que han visitado alguna vez estos Apuntes Discontinuos. Gustavo Rosa.

1 comentario:

  1. ¡Feliz día,Profe!, porque para mí que no tengo amigos y que no creo en la amistad ni en los amigos, reservo ese sentimientos para aquellos que me acompañaron durante toda la vida y que, "casualmente", forman lazos de sangre conmigo. Es por eso que mis "Feliz Día"'s van dirigidos a mis viejos, mis hijas, mi esposa (no compartimos sangre lìquida pero sí cualquier otra que se le pueda ocurrir) y a mi "Ilustradísimo" hermano, autor de este blogg.

    Felíz día a todo humano de buena leche.

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