Festivos, trasnochados, burbujeantes se mostraron el lunes algunos referentes de la oposición al gobierno nacional. Aunque los números obtenidos en las elecciones porteñas por las fuerzas políticas a las que representan no alcanzan en conjunto al diez por ciento del electorado se apropiaron del triunfo del PRO y se subieron a un tren al que todavía no fueron invitados. Carrió, Alfonsín y Duhalde, sin ponerse colorados –salvo por el consumo exagerado de champagne- comenzaron a repartirse los votantes de Macri de cara a las PASO (Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias) del próximo 14 de agosto. Claro, desde su lógica política basada exclusivamente en lo que ocurre en los estudios de un canal de TV, Capital Federal es la Argentina y ya ven una contundente derrota del kirchnerismo en las elecciones nacionales.
Pero no. CABA no es el país. Si bien las encuestadoras quedaron descolocadas por los resultados de los comicios del pasado domingo, la tendencia del electorado es mantener las autoridades actuales. De sostenerse esta paradoja, la combinación Macri en Capital Federal y Cristina a nivel nacional es una fija que ningún analista se atreve a negar. Claro, salvo los perdedores absolutos, los que sueñan con trasladar los votos obtenidos por el Jefe de Gobierno porteño a sus filas como si fueran mansas ovejas pastando en la pradera de la 9 de julio. Desde ahora y hasta el 14 de agosto, el Isidoro Cañones de la política será tironeado por las tres fuerzas desplazadas y suplicantes para que se declare a favor de alguna de ellas. Quien puede ser el beneficiario es el candidato radical, aunque los próceres del partido más que centenario –y más aún, Don Raúl Alfonsín- abucheen desde la eternidad ese caudal conservador.
Hasta el 31 de julio, que es la fecha establecida para el esperado balotaje, la capital del país será el escenario de la confrontación de dos modelos y quien más deberá remar será el senador Daniel Filmus, muy lejos del porcentaje necesario para alcanzar el triunfo.
El actual Jefe de Gobierno no tendrá que hacer ningún esfuerzo en su estrategia de campaña. Lo realizado durante estos últimos meses –o lo no-realizado- le bastó para superar el discurso fuertemente persuasivo de Daniel Filmus. En efecto, Macri seguirá flotando en su laguna, atrincherado en el búnker mediático construido por sus aliados, los exponentes del periodismo independiente. Sólo tendrá que repetir algunas veces más las insulsas consignas de sus afiches y apuntar a la felicidad, a los globos coloridos, al olvido del pasado y algunas frases memorizadas extraídas de libros de autoayuda.
Y Filmus está ante el gran desafío: revertir el resultado conquistando al electorado que le fue esquivo. Si lo logra, si puede ampliar su aceptación, si puede convencer al número necesario de votantes, su victoria será histórica. Y hay algo de eso. No en vano circuló en estos días la versión de que el candidato del Frente para la Victoria renunciaría al mano a mano para obtener el cargo de Jefe de Gobierno porteño. Si no alcanza a superar a Mauricio Macri, será la validación de los resultados del pasado domingo. Pero si Filmus persuade a los que votaron a otras fuerzas, a los que no votaron y a los posibles arrepentidos será como el final feliz de una película pochoclera. Será David derrotando a Goliath.
¿Tiene que cambiar Filmus su estrategia de campaña? ¿Tiene que apelar a las frases sencillas y efectistas?¿Deberá aprender a bailar cumbias entre globos de colores? No, porque eso sería una vulgar imitación de algo que de por sí es vergonzante. Filmus tiene que ampliar su auditorio, visibilizar sus propuestas invisibilizadas por la prensa hegemónica, reforzar la claridad de sus ideas. Deberá mostrar el contraste entre una gestión ineficiente, descafeínada, incumplidora y victimizante y su discurso poblado de acciones tendientes a la equidad, a la justicia, a la ampliación de derechos, a la construcción de una ciudad más solidaria. Deberá hacerse oir entre el estruendo fatuo y ensordecedor de la nada macrista. Tiene que vencer el viejo prejuicio que dice que cada cual tiene su idea; debe demostrar que las consignas del PRO son vacías; sólo con ideas se vencen los prejuicios. Son los buenos argumentos los que convencen al otro. Las meras consignas seducen, distraen, desvían. Filmus tiene que señalar un camino de transformación para una ciudad que parece a contramano del resto del país. El balotaje es una segunda oportunidad que los ciudadanos de la CABA deben aprovechar.
En la provincia de Santa Fe no tenemos esa posibilidad de votar “en borrador” para después hacer un original más prolijo. Es una sola vez y chau. Los números del domingo inyectaron en el candidato Miguel Torres del Sel un optimismo desmedido. Sus propuestas son tan huecas como las de su jefe político porteño. El sábado será el debate entre los candidatos a la gobernación. Si bien es una puesta en escena, con textos memorizados y ensayados, permitirá que los electores santafesinos visualicen las propuestas del futuro habitante de la Casa Gris.
No sea iluso, Profe, a los IDIOTAS porteños no se los convence con inteligencia, con propuestas. A los gorilas, burgueses y oligarcas, de CABA se los compra con espejitos de colores y cumbia, porque aparte de ser todo lo que dije antes son ordinarios y de cuarta. Y no se olvide que CABA no es la única que va de contramano. Piense en su ciudad y en su provincia, donde Del Sel apunta alto. Cuidado. Así como Fito a (¡Idolo!) le da asco la mitad de CABA a mi me da asco mi ciudad y el 20% de mi provincia.
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