Los primeros datos que comenzaron a volcarse al sistema parecían el producto de la peor pesadilla, una broma de muy mal gusto que tenía como objetivo amargar la noche del domingo. Primero, uno podía pensar que el hígado estaba pasando factura por los festejos desdoblados del día del amigo. Pero no. La pantalla del televisor exhibía sin rubor ni pudor los datos de la decisión del pueblo de Santa Fe. Por unos momentos, los votos coronaban como gobernador con más del 38 por ciento a Miguel Torres Del Sel. Si un año atrás un vidente llegaba a predecir algo así, o Carrió, por citar un nombre, las camisas de fuerza hubieran hecho fila para acomodarse en su cuerpo.
Pero pegó en el palo. Estuvo a punto. Durante más de una hora, el MIDACHI fue gobernador. Y se dio el gusto de tomar un micrófono y hablar como un gobernador electo, parodiando primero a su jefe político, presente en la provincia, con un aluvión de “gracias” y después parodió muchas otras cosas más. Hasta llegó a imitar a un cómico. El público presente, mientras tanto, celebraba enloquecido, a la espera de lo más importante y profundo del acto: los globos y las cumbias. Finalmente, para satisfacer a los asistentes, las estridentes cumbias, los coloridos globos y los eufóricos saltos inundaron el búnker del PRO, pero sólo para celebrar un muy buen resultado pero no un triunfo. Un alivio, a medias.
Y habló, por supuesto. Antes de la explosión “festejativa” Miguel del Sel intentó hacer su primer discurso como gobernador amenazante. Entrecortado, incoherente, lanzó un aluvión de palabras que apuntaban a confirmar lo que ya se sabe: no sabe nada y representa lo peor de la antipolítica. “Nos metieron tanto miedo” (¿?) y “un vago me decía esta mañana revolviste el café con leche” (¿¿¿¿????) fueron sus conceptos más desconcertantes. Con un poco más de profundidad, espetó: “estamos podridos de los vivos; hay que animarse a meterse en política”. Para alivio de los santafesinos, y también para el suyo, fue una estrella fugaz. En breve volverá a las pelucas y a su “fino y elaborado” humor. Pero la broma llegó a ser real.
Y hay que aclarar algo importante. No fue el PRO el receptor de los votos, sino el cómico. El PRO como construcción política –y perdón por el grosero oxímoron- no obtuvo nada más que los votos de Del Sel. Las listas de concejales, diputados, senadores y demás sacaron lo que debían sacar, no más de un quince por ciento. Como no tengo la trascendencia de Fito Páez ni recibiré tantas críticas como él, puedo expresarme con cierta libertad y sin sutilezas. Hay que ser muy mala leche para votar a Del Sel. Uno puede entender que haya un porcentaje considerable de zapallos, nabos y algunas hortalizas más que ejerzan el derecho soberano del voto con la despreocupación con la que se aplasta una hormiga. Pero cuando un treinta y pico por ciento de votantes regala la posibilidad de acceder al mayor cargo ejecutivo de una provincia a un personaje así, las sutilezas no encuentran su lugar en la expresión. El asco es poco.
En CABA, más allá de las enormes diferencias que uno pueda tener con Macri, tanto desde lo ideológico como de las ineficiencias en la gestión, el que votó por el PRO, lo hizo avalando un proyecto, una trayectoria, un recorrido, una propuesta. Y eso puede provocar asco. Pero votar por Del Sel es mucho más grave. No cabe analizar este fenómeno desde los lugares comunes de los politólogos que hacen hincapié en los errores de los demás candidatos y tratan de suavizar cualquier crítica a la decisión de los electores. Preguntar por qué los votantes pensaron en Del Sel como el mejor candidato a gobernador es crucial para desentrañar el insólito resultado de las elecciones de ayer. Porque no había nada de nada para suponer que era el más indicado para dirigir los destinos de la provincia. La desinformación no es una excusa porque no había nada más para informar sobre él que lo que se sabía. Hay mala intención en ese voto y esto no es un chiste. Quien eligió a Del Sel lo hizo a conciencia, sabiendo que era el menos indicado para gobernar. Es un voto dañino y por eso el asco es poco.
No se votó por un proyecto político sino por la negación de esa construcción conceptual. Ni siquiera se puede considerar un experimento porque no había nada para experimentar. El que elegía a Del Sel apostaba al desastre por cuatro años. La voluntad del treinta y pico del electorado apuntó al fracaso anunciado, al retroceso, a la decadencia. Y fue un acto volitivo, no inconsciente ni pasional. El votante santafesino que eligió a Del Sel apostó a las peores pesadillas de nuestro pasado democrático. A la no-política, a la no-gestión, al dominio de la economía sobre la política. Y eso ya lo vivimos en los noventa. Y nos fue mal. Muy mal. Por eso explotamos en el 2001. No por una decisión de los hados perversos sino por la política al servicio de los poderes económicos.
Después se podrá analizar de qué manera influyeron en los resultados las negras palabras de Reutemann, cuyo inexplicable peso político sigue teniendo una considerable capacidad de daño. También podrá pensarse en la Presidenta, que al cuestionar los números del crecimiento en la provincia, ofendió al susceptible pueblo santafesino. Absurdo. Deberá tenerse en cuenta el voto estanciero del norte de la provincia, conservador y reutemannista. Duhalde y Macri también traccionaron un poco. Y Rossi, que a pesar de sus esfuerzos no logra tener una llegada masiva, su discurso no convence o el electorado se resiste a la convicción que el candidato transmite.
Algunos justificaron los resultados desde una crítica al sistema que funciona en la provincia desde las internas, pero la boleta única no permite confusiones. El votante debe elegir, debe marcar con un bolígrafo. No es tomar al azar una boleta que está sobre la mesa y meterla completa en un sobre. La boleta única permite armar el voto, cruzar candidatos, armar estructuras partidarias. Por ese lado no puede leerse este fenómeno.
El dato es que más del treinta y cinco por ciento de los habilitados para votar eligió a Del Sel, como una broma, como una expresión de bronca, como una condena al fracaso, como desconsideración política. Como todo eso junto, pero sobre todo con una profundísima mala intención.
Si, Profe, usted intenta explicar el fenómeno desde muchos puntos de vista pero se olvida de algo y se lo resumo en la siguiente hipótesis.
ResponderBorrarUsted y yo juntamos veinte lucas, tentamos al cantante de Los Palmeras o Nelson en Bloque, lo ponemos de candidato por "El Frente De la Birra Cumbiera" y en Octubre, se lo firmo, le ganamos a Cristina por afano en Santa Fe.
¡Somos IDIOOOOOTAS!.
Respuesta al mensaje de texto:
ResponderBorrarA la maldad se la combate con sistema, nadie te va a culpar si atacas un malo, está la ley, las religiones, etc. Al idiota hay que bancarlo, hace maldades impunemente. En esta elección un número enorme de idiotas cometieron una maldad, pero no creo que sean concientes, son idiotas.
Con menos tiempo y, sobre todo, menos talento para escribir, te dejo una idea para que, si te interesa, desarrolles un poco:
ResponderBorrardesde la victoria de Macri hace dos semanas lo comencé a sospechar y ayer lo terminé de confirmar. Desde hace años, discuto con amigos, compañeros y conocidos, muy respetados para mi, sobre la necesidad de bancar el proyecto nacional para impedir el avance de la derecha. Me encuentro con respuestas desde el purismo: que el gobierno nacional tiene actores y acciones con las que no concuerdan y que es extorsivo recurrir al argumento de frenar el avance de la derecha para apoyarlo. Uno mismo ha llegado a pensar, muchas veces, que ambas cosas son ciertas, que quizás este sea el momento de construir un proyecto superador del kirchnerismo.
Lo sucedido en CABA y Santa Fe me termina dando la razón. La gran triunfadora de ambas elecciones fue la derecha. El gran perdedor en Santa Fe no fue Rossi, sino un proyecto de tinte progresista como el socialismo que perdió 11 puntos en relación al 2007 y 10 en relación al 2009. Este purismo que a tantos queridos amigos bienpensantes le impidió "ensuciarse la ropa" por el kirchnerismo, no dio como resultado el crecimiento de Proyecto Sur ni de la centroizquierda, sino todo lo contrario.
Es hora que las barbas en remojo las ponga, no el Cristinismo, sino el progresismo que "apoya algunas medidas, pero...". Octubre está muy cerca. Y después será demasiado tarde para lágrimas.
Espero que este humilde aporte sirva y te permita desarrollar más y mejor la idea.
Un abrazo.
Gustavo, excelente análisis con el que acuerdo en su totalidad, también con la percepción de los que aqui comentan. De todos modos, por una hora fue gobernador, y por un momento, llevado por mi propia locura y frustración, deseaba que esa terrible realidad, fuera finalmente la que se llevara a cabo.
ResponderBorrarEntonces, pensé a quien iban a recurrir, los cientos de miles que hoy tienen ayuda de planes provinciales o nacionales.
Los pueblos parecen que no aprenden tan fácilmente, ya todo el mundo olvidó el 2001, el campo gana dinero a raudales, la gente consume, como pocas veces. Tal vez, alguna explicación deberá buscarse en la perversa manipulación que la publicidad realiza a cada minuto, hora tras hora, día tras día, sobre aquello que parece 'faltarle' a los que nada tienen.
Es para entablar un debate, mucho más profundo. Ideal para los más jóvenes y la escuela. Este blog es muy bueno. Primera vista y visita.
Oscar