Los estudiantes argentinos en Harvard pagan 70 mil dólares al
año para terminar adoctrinados por los titulares de Clarín y La Nación. Sin
lugar a dudas, los están estafando. Si tan
molestos se mostraron algunos popes de la política local por el juego didáctico
del Eternauta, ahora deberían emprender acciones legales contundentes ante tal
atropello pedagógico. El miércoles, en Telenoche, el Jorge Lanata versión
2012 parecía satisfecho por el papelón que los estudiantes de Georgetown le
habían hecho pasar a Cristina con sus preguntas. Nada de eso hubo, por
supuesto. Pero, para los que no vieron
en directo las escenas, resulta efectivo sembrar esa imagen manipuladora.
En Harvard, donde parece que muchos juegan de locales, la opereta quedó en
evidencia. Tanto es así, que tuvieron que tomarse de un episodio menor para ocultar
la habilidad de CFK para librarse de la obvia emboscada. O tal vez, como son
muy brutos, no entienden de ironías. Siempre
aprovechan el momento más superficial de sus intervenciones para ocultar lo más
profundo. Estrategia que sirve, por supuesto, para alimentar los prejuicios
de los que no quieren comprender.
Cuando los que se quejan son los que más tienen significa que
el camino emprendido es el correcto. Lo
peligroso es que tienen herramientas más que suficientes para bombardear a las
autoridades democráticamente elegidas. Contactos de clase. Y no tienen
escrúpulos, pues son capaces de confabularse con los representantes de los
fondos buitre con tal de lograr su objetivo: desterrar al kirchnerismo del territorio nacional. Aunque disfrutan
de sus fortunas muchas veces mal habidas, no
dudan en apelar a sus viejas mañas predatorias para retomar el control de
una situación que se les está yendo de las manos. Esto no significa que temen
volverse pobres a causa de las medidas tomadas por el Gobierno Nacional. Al
contrario, a la mayoría le ha ido mejor que en años anteriores. Lo que les
molesta es compartir el país con los ciudadanos
de segunda. Esos caceroleros vip
detestan que la recuperación de derechos produzca una leve limadura en sus
cuantiosos privilegios. Porque ningún argentino estudia en Harvard a costa
del sacrificio familiar. Para llegar a
eso tiene que sobrar… y mucho.
Una inversión que puede
dar cuantiosos dividendos, a fuerza, por supuesto, de negar toda pertenencia
nacional. Porque,
para ellos, Argentina no es más que un surtidor para engrosar sus billeteras,
aunque tengan que aliarse con las sanguijuelas del Norte. Una fuerza de choque
contra argentina, ATFA, liderada por el multimillonario Kenneth Dart busca desprestigiar las políticas
económicas desplegadas por el Gobierno Nacional. Integrantes de esta
organización distribuyeron unas tarjetas rojas durante el cacerolazo realizado
por residentes y turistas argentinos frente al hotel donde se alojaba La
Primera Mandataria, en obvia alusión a las amenazas futboleras del FMI. Esta
misma escena se repitió en las universidades de Georgetown y Harvard.
En este último centro de estudios también distribuyeron un
folleto que mostraba una foto de Cristina en la ONU, encabezado por la pregunta
“¿cuán libre es la prensa en Argentina?” y
un subtítulo un poco más explicativo: “la
libertad de prensa está bajo ataque”. Allí se detallan las denuncias
presentadas por el World Press Freedom Committee, la Sociedad Interamericana de
Prensa (SIP) o la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA)
sobre inexistentes violaciones a la libertad de expresión. Esto sin aclarar, por supuesto, que son organizaciones empresariales
que sólo defienden intereses económicos. Después, un listado de titulares
con forma de consignas, como el deterioro de la libertad de expresión, el
acoso constante y la intimidación de los
periodistas independientes y críticos, entre otros. Las quejas habituales de las luminarias vernáculas, pero for export.
Para ilustrar el peligroso giro político
que está tomando nuestro país, el libelo destacaba el premio que había otorgado
la Universidad Nacional de La Plata al cuco
de Latinoamérica, Hugo Chávez, por su defensa de la libertad de expresión. Y lo más sorprendente es que citaba una
crítica del diputado del PRO, Federico Pinedo, cuya proyección internacional
brilla por su ausencia. Y su intelecto, también
Pero, por si todo esto fuera poco, el decano y moderador de la fábrica neoliberal, David T. Ellwood,
recibió días antes de la visita de
Cristina una curiosa carta firmada por Gonzalo Blousson, un liberal criollo con
aspiraciones electorales. En esta misiva, el operador político advertía que
"los argentinos estamos perdiendo
nuestras libertades civiles y económicas, y Kirchner no da conferencias de
prensa para responder preguntas". Y para que la presión manipuladora sea
efectiva, afirmaba que habían enviado el mismo texto a más de mil medios
americanos y al “Centro de Estudiantes de
Harvard”. En catorce puntos, la dramática carta explicaba las atrocidades
cometidas por el autoritarismo K,
como la privación para comprar dólares o los impedimentos para salir del país, sin aclarar, por supuesto, que el fin de
tales controles es evitar la evasión tributaria.
En definitiva, un puñado de patricios complotaron en el Imperio
para salpicar la visita de Cristina. Si
esto no es traición, se le parece bastante. No se conforman con manipular a
una minoría individualista de la CABA. Como no tienen argumentos ni propuestas,
tratan de poner zancadillas. Como son malos perdedores, quieren patear el
tablero. Como no encuentran cuarteles donde cobijarse, buscan la sombra
protectora del envejecido y tambaleante Tío Sam. Como saben que la excusa perfecta para la intervención norteamericana
son las violaciones a los derechos humanos y la democracia, dibujan una
realidad monstruosa. Sus malas artes recorren kilómetros. No estaría de más
dejarlos en evidencia.
Pero CFK estaba advertida de la maniobra y ante el atril de
Harvard tuvo que hacer mucho esfuerzo para disimular su malestar. Los diez
estudiantes formularon preguntas que habían sido preparadas por los periodistas
presentes y basadas en el engañoso contenido de los panfletos. Un estudiante se deschavó, al
advertir que “no iba a preguntar lo que
quieren ellos”, sin aclarar a quiénes se refería. En definitiva, como Cristina no da conferencias de prensa en
Argentina, la trasladaron a Estados Unidos y los estudiantes vip fueron los chirolita de estos habilidosos
ventrílocuos. En algunos casos, no tanto. Una
puesta en escena de la desesperación que sienten porque no pueden recuperar el
sentido común que dominaron durante tanto tiempo. Y si hubo silbidos,
también fueron a control remoto. Entonces, vino la comparación con forma de ironía:
actúan como los que tanto desprecian.
La reacción fue la esperada: la sobreactuación. Titulares, columnas y
declaraciones de pseudo políticos serviles y desorientados trataban de señalar
una gruesa contradicción de La
Mandataria. Hasta dos exponentes de la
Coalición Cívica presentaron una denuncia en el INADI, algo que no hicieron cuando
Marcos Aguinis comparó dos organizaciones sociales con las juventudes
hitlerianas, por ejemplo.
Algunos dicen que Cristina no debió hablar en Harvard. Sin embargo, el resultado de la comedia es
por demás de auspicioso. Por un lado, en la desesperación ante tanta
impotencia son capaces de traicionar la voluntad popular en todo terreno y demostraron
que en eso no tienen límites. Hasta
pueden suplicar al FMI para que nos saquen por fin la tarjeta roja o solicitar
ayuda a los marines para que invadan el país antes del 7D. Por el otro,
quedó claro para qué quieren conferencias de prensa: para interrogar y
condicionar, no para escuchar las respuestas. Si de algo sirvieron las charlas en las universidades norteamericanas
fue para dejar al descubierto la miseria que nutre a los carroñeros locales.
Aunque simulen celebrar el éxito de la celada, en la intimidad no encuentran
rincón dónde llorar tanto fracaso.
Interesante Articulo.
ResponderBorrarEsta claro, desde mi punto de vista, que esa conferencia de prensa estuvo preparada. Los temas instalados o tratados desde la prensa local coincidieron con las preguntas que fueron formuladas por los estudiantes, entre ellos: inflacion, libertad de prensa, cepo al dolar, inrequecimiento ilicito, inseguridad, falta de comunicacion con periodistas locales, INDEC.
Saludos
A quien se le ocurrió exponerla así a Cristina? a que cráneo? al ex grossista y duhaldista Jorge Arguello o al hijo de Timermann?. La misma Cristina a quien entre los patriotas, nunca delante de los contreras y los zonzos pensados por Clarín, le pegamos porque no puede ser tan tonta por momentos. Para que nombrar asi a la Matanza? esto es como el fútbol, le das la pelota a Clarín y te pasa el trapos. También se entiende porqué el gran Néstor, de quien aún lloro su prematura muerte, la escondía un poco a su mujer. Tampoco podemos ser zonzos y desconocer que si Clarín en 40 años fue y sigue siendo en elegido, el número leído, junto a que se quedaron con muerte con Papel Prensa y luego Menem, Duhalde, De la Ruina le dieron todo y lo salvaron, también saben lo que hacen y si les das la pelota, te bailan. Por eso no me gusta Abal Medina; es como Massa ese cargo le queda muy grande. Aníbal Fernández, ese que en 2009 salvó el Gobierno, gracias a una visión del entonces derrotado por nadie, Kirchner, tiene que volver con más protagonismo.
ResponderBorrarGracias Gustavo; quería pedirte si podes profundizar el sobre el ATFA.
Lo del ATFA es un tema complejo. Es una agrupación de fondos buitre que buscan desestabilizar nuestra economía porque de esa manera pueden presionar para cobrar los bonos de deuda que compraron a dos mangos. Por eso la tarjeta roja, la mala puntuación como riesgo país, la movida en Harvard. Es una confabulación.
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