Como quedó demostrado con los últimos episodios caceroleros,
la desinformación intencionada produce estragos. Y papelones a granel. Los
párvulos de Georgetown aprendieron que el prestigio de un diario puede ser
proporcional a su capacidad de manipulación; y también, que la independencia es
sinónimo de confabulación. La próxima
vez, se preocuparán por investigar con más seriedad sobre el contexto de un
país. En cambio, los pichones de Harvard actuaron con pura malicia. Futuros
carroñeros como son, interrogaron desde un lugar definido, tratando de
disimularlo. Tan mal lo hicieron, que la
pantomima quedó al descubierto, a tal punto que las autoridades de esa prestigiosa
universidad están evaluando sancionar a los caceroleros preguntones. Porque
en nuestro país no se persigue a los periodistas e intelectuales –es un decir-
de la oposición, no están cerradas las fronteras para entrar o salir del país,
no hay cepo al dólar, no se están cercenando las libertades individuales ni se
ataca o limita la libertad de expresión. Quien
piense así, no piensa distinto: está pensando muy mal. Y una opinión mal pensada se convierte en maledicencia. De ahí al
cacerolazo, hay un solo paso.
Para los distorsionadores de la realidad, si La Presidenta
explica que las medidas restrictivas a la compra indiscriminada de dólares no
pueden considerarse un cepo, el título será: Cristina niega que haya un cepo. Si la CNN emite un informe sobre las
cincuenta ciudades de más de 300 mil habitantes más peligrosas del mundo y en
ese listado no figura ninguna ciudad argentina, ellos dirán: Buenos Aires es la ciudad más peligrosa del
cosmos. Para ellos, las personas y las ideas son buenas o malas de acuerdo
a su relación con la letra K y todo lo que representa. Aunque el apellido del
nuevo titular del AFSCA, Sabbatella, no tenga esa grafía, para los tergiversadores colegiados estará constituido por miles de
ellas. Y a la inversa, los que tenían la K grabada en la frente, ahora
ostentan la vistosa silueta de un tipito con un instrumento de viento pronto a
sonar.
Pero La Jefa de Estado
insiste en educarlos, domesticarlos o al menos, disminuir un poco su fiereza. “Cepo
es un instrumento de tortura del siglo XIX –explicó- una imagen que refleja fundamentalmente la inmovilidad” y recordó
que, desde enero a la fecha el Banco
Central ha entregado divisas por casi 80 mil millones de dólares. “Cepo es sinónimo de que no hay movimiento,
de que nada ingresa, nada egresa, que todo está quieto. Así que vayan
buscándole otro título, porque el de cepo me parece que no se corresponde con
esta realidad”. CFK reconoció
algunas falencias en la información, aunque también en la recepción: “tal
vez cometimos un error, de no hablar con los números claros de lo que había
pasado en Argentina. Uno no le anda explicando a todo el mundo, pero toma las
medidas con la creencia de que los actores económicos van a actuar con racionalidad
y eso no sucedió”. Las explicaciones no sirven de nada si el
destinatario no quiere escuchar, aferrado a sus prejuicios y a sus mezquinos
intereses.
Lo que algunos consideran como un
avasallamiento a la libertad individual, es en realidad una protección de
nuestras reservas. Si salen más dólares de los que entran, ese faltante
debe cubrirse con deuda. “Desde las PASO
del 14 de agosto hasta el 23 de octubre en que fui elegida Presidenta, se
llevaron 4700 millones de dólares, porque hicieron correr en el mercado el
rumor de que luego de las elecciones iba a haber una devaluación. ¿Saben qué
pasa? Que piensan que somos como ellos, los que dijeron una cosa en las
elecciones e hicieron una cosa totalmente diferente”. Los que alzan la
voz en contra de las restricciones a la compra de divisas, en realidad, quieren
recuperar una herramienta de desestabilización monetaria, muy eficaz en otros
tiempos para condicionar las decisiones de un gobierno. Pero Cristina
expresó, con mucha claridad que representa “a
los que creen que tienen que privilegiar el trabajo y cuidar nuestras
reservas”.
Otro de los reclamos que surgía
desde los sones de las cacerolas era la imposibilidad de salir del país, como
si estuviésemos en realidad ante un gobierno autoritario. El incremento
interanual de viajes al exterior fue de más del 20 por ciento, lo que significa
que las restricciones a la compra de divisas no afectaron el turismo
internacional. Por el contrario, en viajes, pasajes y estadía “hemos pagado ya 5457 millones de dólares –informó
Cristina, con paciencia- Vi muchos
argentinos en Nueva York, así que doy fe de que pueden viajar, estudiar, una
libertad absoluta”. “Esto quiere
decir que hay gente que tiene plata para viajar –agregó- lo cual nos pone muy alegres; pero por favor
busquen otro título, porque en realidad, pueden viajar todos los que quieren”.
Pero vale la pena insistir, porque parece que no se entiende.
Las restricciones al dólar tienen que
ver con el cuidado de nuestras reservas y con evitar el endeudamiento para frenar
la voracidad financiera. “La especulación se mueve de un país a otro –explicó
Akel Kicillof al presentar el presupuesto 2013- Cuando tomamos medidas para frenar esa especulación, de repente surgen
los sectores que quieren que todo sea libre, que haya libre disponibilidad de
divisas. En este presupuesto preservaremos nuestra economía y las conquistas
alcanzadas”. La angurria individual o el objetivo de la comunidad.
O, en todo caso, como planteó CFK pues, en los tiempos que vienen, “en el contexto de la crisis financiera
global van a exigir una férrea defensa de los intereses nacionales”. “Pobres
los países que tengan gobernantes que no antepongan los intereses de los
ciudadanos y quieran quedar bien con los de afuera antes que con los de
adentro”, se lamentó.
Y no sólo da consejos sobre cómo
construir los titulares y poner nombre a las medidas gubernamentales, sino también anticipa las tapas del día
siguiente. En la presentación de Martín Sabbatella como titular del AFSCA,
Cristina habló mucho del dólar y el endeudamiento. En un momento, explicó que
no es lo mismo solicitar un crédito para obra pública o construir una vivienda
que para gastos corrientes o hacer un viaje. Y al instante agregó “mañana van a titular Cristina no quiere que
saquen créditos para turismo”. Además
le advirtió al flamante guerrero que hará cumplir con la ley en su totalidad,
que a partir de ese momento sería considerado como feo, sucio y malo.
Con respeto a los cacerolazos pasados y por venir, escraches
y amenazas, La Jefa de Estado reivindicó
el derecho a protestar y manifestarse cuando se esté en desacuerdo. “Cuando
hay tanta pluralidad y tanta diversidad y tanto derecho humano defendido, se
generan obviamente reacciones. Lo que puedo decir es que la vehemencia y la
agresión es lo feito. A todos les propongo que cada uno exprese sus ideas, que
encuentre sus dirigentes para expresárselas y no se enojen con nosotros por no
expresarlas”. Y esto es indiscutible: ella fue votada para hacer
lo que está haciendo no lo que las minorías le reclaman. En todo caso, “tienen que encontrar referentes que se pongan al frente de esos
reclamos para hacer una sociedad más democrática. A la agresión vamos a
responder con gestión”. En las redes sociales está circulando una
convocatoria para la realización de un cacerolazo el 8 de noviembre con
notorios tintes destituyentes, para decirlo con suavidad. Contiene un texto
acusatorio que advierte un inexistente giro al comunismo y convoca, de
manera clara, a las Fuerzas Armadas a la realización de un golpe de estado.
Por supuesto que es una provocación inconsistente. Pero provocación al fin.
Y eso se diferencia mucho de la libre manifestación en la vida democrática.
Tampoco debe pensarse desde el respeto al que piensa distinto. La alteración
del orden democrático con cualquiera de las herramientas que puedan imaginarse
no es pensar distinto ni merece ningún respeto. Al contrario, merece el
rechazo de toda la comunidad, hasta de los medios de comunicación, incluso los
que ya tienen fecha de vencimiento.
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