Mientras la burbuja socialista comienza a desvanecerse en
Santa Fe, un nuevo aniversario de la muerte de Kirchner nos convoca a
fortalecer el compromiso por un país mejor. Su figura se acrecienta, a la vez que las otras van menguando; su luz
los deja en las sombras. Muchos pensaron que muerto el perro se acababa la
rabia y por eso festejaron aquel 27 de octubre. Pero nada se acabó porque no
había rabia, sino todo lo contrario. Todo
lo que odian, temen y desprecian
continuó y se agigantó. Esa letra marginada del diccionario se transformó
en fundamental para nuestro vocabulario. Los detractores son los que más la
usan, pensando que así demonizan el
movimiento que sacudió nuestra modorra y nos desafió a pensar en un país
distinto. Porque de eso nadie duda: desde 2003, Argentina comenzó a
pertenecernos cada vez más. Y por eso la estamos transformando; por eso tanto enojo de aquellos que quieren
que vuelva a ser el coto de caza de los angurrientos. Ahora hay un entre todos que
era inimaginable y un para todos que
poco a poco se va haciendo realidad. De la mano con la recuperación
económica vino la consolidación afectiva y a cada paso se profundiza ese
sentimiento que nos hace sentir orgullosos por todo lo que antes nos parecía
ajeno.
Quizá lo que más caracteriza a este período es la instalación
de la discusión política. Y no como en los noventa, cuando las charlas en bares
y sobremesas rondaban por quién se llevó cuánto y el enriquecimiento ostentoso
y meteórico de algún fulano. Hoy se
debaten ideas y no delitos de guante blanco. No porque no los haya, pero de
eso se encarga la justicia que, aunque lenta, vuelve a ocupar un lugar de
prestigio y referencia, más allá de los tropiezos y los espectros que todavía
pululan por algunos tribunales. Después
de décadas de destrucción institucional, la reconstrucción va mostrando sus
frutos. Más que nunca quedan en evidencia las intenciones nocivas de los
que declaman generalidades. Los que cacarean por el respeto a las instituciones
y la división de poderes son aquéllos que más las atropellan. Los que predican sobre la necesidad de
diálogo son los que quieren dictar órdenes. Los que quieren el consenso, en
realidad, exigen obediencia. Los que lloran ante las cámaras por la
división y el enfrentamiento son los que añoran un pueblo sometido.
A la par de todo esto, estamos aprendiendo. Ahora sabemos que
el FMI no ayuda a nadie, sino que contribuye a su hundimiento; que sus recetas
son tan peligrosas como el más efectivo de los venenos; que sus consejos benefician más a quienes los predican que a quienes los
reciben. También aprendimos que no somos europeos exiliados y que el primer
mundo no lo es tanto. Y que las posesiones de los que más tienen, de alguna
manera, nos pertenecen; que las grandes fortunas no se alcanzan con trabajo, iniciativa,
sacrificio y esfuerzo sino con saqueo,
explotación, corrupción y especulación. Y que no hubo estado ausente ni
bobo, sino partícipe y cómplice de la inequidad. Y que la economía no es una ciencia y que cuando es libre como el
viento hace estragos como un huracán.
También aprendimos que la libertad de expresión no es el
privilegio de unos pocos sino un derecho de todos. Y que junto con éste, está
el derecho a la información. Que una opinión no es decir cualquier cosa sino
una elaboración argumentativa que exige fundamentos. Que no es lo mismo una mentira que un punto de vista. Y que no hay
una verdad ni muchas sino subjetividades
que se entrelazan para la construcción de un imaginario colectivo. Y que
detrás de un gran diario se escudan los patricios que se creen dueños de todo.
Que las caras serias que dibujan las pantallas no son sinónimo de seriedad. Pero por sobre todas las cosas aprendimos
que un gobierno puede soportar más de cinco tapas si defiende los intereses de
las mayorías.
También aprendimos a confiar en un Gobierno. O, cuanto mucho,
a no desconfiar tanto. Y a valorar los fundamentos más que las consignas; a
pensar en proyectos más que en candidatos. Que
la pobreza no es una epidemia sino el resultado de la ambición y que disminuye
con la redistribución y no con limosnas. Que la solidaridad no es caridad,
sino empatía con los más vulnerables. Que
para conquistar derechos algunos deben perder privilegios. Que una familia
puede tener muchas formas y que se puede elegir la identidad.
Y que la Justicia muchas veces llega, a pesar de los indultos
y las leyes del perdón. Y que los militares no tomaron la iniciativa, sino que
cumplieron órdenes de los que ahora comienzan a ser juzgados. Que Las Islas no se abandonan aunque se
haya perdido una batalla. Que la memoria es esencial para construir el
futuro y que un futuro construido con
memoria siempre es mejor que el que se basa en la amnesia. Que la historia
se construye desde el presente como faro para el porvenir.
También aprendimos que podemos cuestionar sin dejar de apoyar
y que una crítica no es una ruptura. Y
que una ley propuesta por el oficialismo y apoyada sólo por el PRO no es algo para
celebrar. En este caso, la sospecha está fundamentada, porque esa
agrupación representa la oposición por excelencia. No resulta un triunfo para
el oficialismo que los únicos que la aprueben sean los exponentes del macrismo.
Justo esta ley que tiene algunos puntos
oscuros que se aproximan bastante a lo inconstitucional. Para Agustín
Rossi, esta ley “es para resolver un
problema que no es neutro, que perjudica a los trabajadores y a las pyme y
beneficia a las grandes empresas”. Héctor Recalde, en una incómoda
situación por haber presentado proyecto propio, afirmó que “hay que lograr que un trabajador no tenga que llegar a la Justicia para
que le reconozcan un derecho”. En
principio, esta norma tiende a evitar que los tribunales se carguen de demandas
por indemnizaciones insuficientes y también el accionar de los abogados que
alientan los reclamos aunque las cifras sean las adecuadas.
Explicaciones que parecen convincentes, pero el apoyo del PRO
las descoloca. Federico Pinedo se ha opuesto a casi todos los proyectos
oficialistas, a tal punto de haber considerado más importante la caprichosa actitud de Macri respecto
del subte que acompañar a la delegación que se presentó ante el Comité de
Descolonización a exponer el tema Malvinas. Ahora apoya esta ley. “Creemos que es bueno para los trabajadores
que se hayan aumentado las indemnizaciones de manera sustancial –expresó en
el Congreso- que exista actualización
permanente de estas reparaciones, permitir la asegurabilidad de los riesgos del
trabajo y generar previsibilidad para generar más trabajo”. Esto también lo
hemos aprendido: casi todo lo que propone,
sostiene o apoya el PRO debe ser perjudicial para las mayorías.
Muchos aprendimos, pero otros tantos se niegan. Tan es así que
todavía confunden los alaridos de las bestias con sinfonías encantadoras;
escuchan armonías en los gritos monstruosos; tararean, alelados, los
estribillos carroñeros. Estos
empecinados negadores piensan desde un sentido común en retirada y actúan como
un conjunto de individuos más que como una comunidad de ciudadanos. Y
apoyan lo que apoyan sin entender bien por qué.
Todavía quedan muchas
cosas por aprender y muchos derechos por conquistar. Pero sabemos por dónde
está el camino, ése
que comenzó el hombre de los mocasines, el de la extraña dicción, el de la
mirada bi-direccionada, el que se vestía mal, el que jugó con el bastón, el que
no respetaba protocolos, el que se zambulló en la multitud. Ese hombre que jugó a ser presidente como
ningún otro y nos propuso un sueño. Hombre inolvidable que se resiste a morir
para siempre y convertirse en bronce.
Felicitaciones por la nota y el homenaje a un GRANDE!!!
ResponderBorrarMe adhiero fervorosamente y también le brindo mi emocionado tributo:
Al cumplirse el 2º aniversario de su paso a la inmortalidad . . .
A la manera de Evita y el Che, Néstor nos legó otro ejemplo de entrega total por sus ideales. Ellos fueron esa irrepetible raza que, sabiendo que en ello les iba la vida, no dudaron un instante en ofrendarla . . .
Réquiem por Néstor Kirchner
Soneto
Ha caído un Grande en el intento
de luchar por su ideal un día más,
la muerte le ha dicho “no va más”
y millones elevan su lamento.
La pasión que en su vida fue el sustento,
es su legado inmortal que alcanzará
la victoria final, y alumbrará
como el sol de su claro pensamiento.
Perdurará la excelencia de su obra
y sólo puñal que ahonda la partida
será esa muerte cruel, y repentina.
¡Nunca más el fracaso y la zozobra!
Con el ejemplo ciclópeo de su vida
le trazó el futuro a la Argentina . . .
Porque no ha predicado en el desierto
ni jamás morirá . . . ¡Aunque esté muerto!
DelsioEvarGamboa
2mi12
Laborde. Cba. Arg.
Excelente compañero !
ResponderBorrar... EXCELENTE !!! ... Fuerza CRISTINA...que NESTOR VIVE..(en su obra)
ResponderBorrarPARA RESCATAR de la Excelente NOTA....
..."Y que no hubo estado ausente ni bobo, sino partícipe y cómplice de la inequidad...
...Y que la economía no es una ciencia y que cuando es libre como el viento hace estragos como un huracán.
...Y a valorar los fundamentos más que las consignas; a pensar en proyectos más que en candidatos
...Que la pobreza no es una epidemia sino el resultado de la ambición y que disminuye con la redistribución y no con limosnas. Que la solidaridad no es caridad, sino empatía con los más vulnerables...
GRACIAS POR TANTA CLARIDAD!
Fernando