sábado, 27 de octubre de 2012

Un hombre que ya no muere


Mientras la burbuja socialista comienza a desvanecerse en Santa Fe, un nuevo aniversario de la muerte de Kirchner nos convoca a fortalecer el compromiso por un país mejor. Su figura se acrecienta, a la vez que las otras van menguando; su luz los deja en las sombras. Muchos pensaron que muerto el perro se acababa la rabia y por eso festejaron aquel 27 de octubre. Pero nada se acabó porque no había rabia, sino todo lo contrario. Todo lo que odian, temen y desprecian continuó y se agigantó. Esa letra marginada del diccionario se transformó en fundamental para nuestro vocabulario. Los detractores son los que más la usan, pensando que así demonizan el movimiento que sacudió nuestra modorra y nos desafió a pensar en un país distinto. Porque de eso nadie duda: desde 2003, Argentina comenzó a pertenecernos cada vez más. Y por eso la estamos transformando; por eso tanto enojo de aquellos que quieren que vuelva a ser el coto de caza de los angurrientos. Ahora hay un entre todos que era inimaginable y un para todos que poco a poco se va haciendo realidad. De la mano con la recuperación económica vino la consolidación afectiva y a cada paso se profundiza ese sentimiento que nos hace sentir orgullosos por todo lo que antes nos parecía ajeno.
Quizá lo que más caracteriza a este período es la instalación de la discusión política. Y no como en los noventa, cuando las charlas en bares y sobremesas rondaban por quién se llevó cuánto y el enriquecimiento ostentoso y meteórico de algún fulano. Hoy se debaten ideas y no delitos de guante blanco. No porque no los haya, pero de eso se encarga la justicia que, aunque lenta, vuelve a ocupar un lugar de prestigio y referencia, más allá de los tropiezos y los espectros que todavía pululan por algunos tribunales. Después de décadas de destrucción institucional, la reconstrucción va mostrando sus frutos. Más que nunca quedan en evidencia las intenciones nocivas de los que declaman generalidades. Los que cacarean por el respeto a las instituciones y la división de poderes son aquéllos que más las atropellan. Los que predican sobre la necesidad de diálogo son los que quieren dictar órdenes. Los que quieren el consenso, en realidad, exigen obediencia. Los que lloran ante las cámaras por la división y el enfrentamiento son los que añoran un pueblo sometido.
A la par de todo esto, estamos aprendiendo. Ahora sabemos que el FMI no ayuda a nadie, sino que contribuye a su hundimiento; que sus recetas son tan peligrosas como el más efectivo de los venenos; que sus consejos benefician más a quienes los predican que a quienes los reciben. También aprendimos que no somos europeos exiliados y que el primer mundo no lo es tanto. Y que las posesiones de los que más tienen, de alguna manera, nos pertenecen; que las grandes fortunas no se alcanzan con trabajo, iniciativa, sacrificio y esfuerzo sino con saqueo, explotación, corrupción y especulación. Y que no hubo estado ausente ni bobo, sino partícipe y cómplice de la inequidad. Y que la economía no es una ciencia y que cuando es libre como el viento hace estragos como un huracán.     
También aprendimos que la libertad de expresión no es el privilegio de unos pocos sino un derecho de todos. Y que junto con éste, está el derecho a la información. Que una opinión no es decir cualquier cosa sino una elaboración argumentativa que exige fundamentos. Que no es lo mismo una mentira que un punto de vista. Y que no hay una verdad ni muchas sino subjetividades que se entrelazan para la construcción de un imaginario colectivo. Y que detrás de un gran diario se escudan los patricios que se creen dueños de todo. Que las caras serias que dibujan las pantallas no son sinónimo de seriedad. Pero por sobre todas las cosas aprendimos que un gobierno puede soportar más de cinco tapas si defiende los intereses de las mayorías.
También aprendimos a confiar en un Gobierno. O, cuanto mucho, a no desconfiar tanto. Y a valorar los fundamentos más que las consignas; a pensar en proyectos más que en candidatos. Que la pobreza no es una epidemia sino el resultado de la ambición y que disminuye con la redistribución y no con limosnas. Que la solidaridad no es caridad, sino empatía con los más vulnerables. Que para conquistar derechos algunos deben perder privilegios. Que una familia puede tener muchas formas y que se puede elegir la identidad.
Y que la Justicia muchas veces llega, a pesar de los indultos y las leyes del perdón. Y que los militares no tomaron la iniciativa, sino que cumplieron órdenes de los que ahora comienzan a ser juzgados. Que Las Islas no se abandonan aunque se haya perdido una batalla. Que la memoria es esencial para construir el futuro y que un futuro construido con memoria siempre es mejor que el que se basa en la amnesia. Que la historia se construye desde el presente como faro para el porvenir.
También aprendimos que podemos cuestionar sin dejar de apoyar y que una crítica no es una ruptura. Y que una ley propuesta por el oficialismo y apoyada sólo por el PRO no es algo para celebrar. En este caso, la sospecha está fundamentada, porque esa agrupación representa la oposición por excelencia. No resulta un triunfo para el oficialismo que los únicos que la aprueben sean los exponentes del macrismo. Justo esta ley que tiene algunos puntos oscuros que se aproximan bastante a lo inconstitucional. Para Agustín Rossi, esta ley “es para resolver un problema que no es neutro, que perjudica a los trabajadores y a las pyme y beneficia a las grandes empresas”. Héctor Recalde, en una incómoda situación por haber presentado proyecto propio, afirmó que “hay que lograr que un trabajador no tenga que llegar a la Justicia para que le reconozcan un derecho”. En principio, esta norma tiende a evitar que los tribunales se carguen de demandas por indemnizaciones insuficientes y también el accionar de los abogados que alientan los reclamos aunque las cifras sean las adecuadas.
Explicaciones que parecen convincentes, pero el apoyo del PRO las descoloca. Federico Pinedo se ha opuesto a casi todos los proyectos oficialistas, a tal punto de haber considerado más importante la caprichosa actitud de Macri respecto del subte que acompañar a la delegación que se presentó ante el Comité de Descolonización a exponer el tema Malvinas. Ahora apoya esta ley. “Creemos que es bueno para los trabajadores que se hayan aumentado las indemnizaciones de manera sustancial –expresó en el Congreso- que exista actualización permanente de estas reparaciones, permitir la asegurabilidad de los riesgos del trabajo y generar previsibilidad para generar más trabajo”. Esto también lo hemos aprendido: casi todo lo que propone, sostiene o apoya el PRO debe ser perjudicial para las mayorías.
Muchos aprendimos, pero otros tantos se niegan. Tan es así que todavía confunden los alaridos de las bestias con sinfonías encantadoras; escuchan armonías en los gritos monstruosos; tararean, alelados, los estribillos carroñeros. Estos empecinados negadores piensan desde un sentido común en retirada y actúan como un conjunto de individuos más que como una comunidad de ciudadanos. Y apoyan lo que apoyan sin entender bien por qué.
Todavía quedan muchas cosas por aprender y muchos derechos por conquistar. Pero sabemos por dónde está el camino, ése que comenzó el hombre de los mocasines, el de la extraña dicción, el de la mirada bi-direccionada, el que se vestía mal, el que jugó con el bastón, el que no respetaba protocolos, el que se zambulló en la multitud. Ese hombre que jugó a ser presidente como ningún otro y nos propuso un sueño. Hombre inolvidable que se resiste a morir para siempre y convertirse en bronce.

3 comentarios:

  1. Felicitaciones por la nota y el homenaje a un GRANDE!!!
    Me adhiero fervorosamente y también le brindo mi emocionado tributo:
    Al cumplirse el 2º aniversario de su paso a la inmortalidad . . .

    A la manera de Evita y el Che, Néstor nos legó otro ejemplo de entrega total por sus ideales. Ellos fueron esa irrepetible raza que, sabiendo que en ello les iba la vida, no dudaron un instante en ofrendarla . . .

    Réquiem por Néstor Kirchner
    Soneto

    Ha caído un Grande en el intento
    de luchar por su ideal un día más,
    la muerte le ha dicho “no va más”
    y millones elevan su lamento.

    La pasión que en su vida fue el sustento,
    es su legado inmortal que alcanzará
    la victoria final, y alumbrará
    como el sol de su claro pensamiento.

    Perdurará la excelencia de su obra
    y sólo puñal que ahonda la partida
    será esa muerte cruel, y repentina.

    ¡Nunca más el fracaso y la zozobra!
    Con el ejemplo ciclópeo de su vida
    le trazó el futuro a la Argentina . . .

    Porque no ha predicado en el desierto
    ni jamás morirá . . . ¡Aunque esté muerto!


    DelsioEvarGamboa
    2mi12

    Laborde. Cba. Arg.

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  2. ... EXCELENTE !!! ... Fuerza CRISTINA...que NESTOR VIVE..(en su obra)
    PARA RESCATAR de la Excelente NOTA....
    ..."Y que no hubo estado ausente ni bobo, sino partícipe y cómplice de la inequidad...
    ...Y que la economía no es una ciencia y que cuando es libre como el viento hace estragos como un huracán.
    ...Y a valorar los fundamentos más que las consignas; a pensar en proyectos más que en candidatos
    ...Que la pobreza no es una epidemia sino el resultado de la ambición y que disminuye con la redistribución y no con limosnas. Que la solidaridad no es caridad, sino empatía con los más vulnerables...

    GRACIAS POR TANTA CLARIDAD!
    Fernando

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