El cargo que ocupará el
filósofo Ricardo Forster, dentro de la órbita del flamante Ministerio de
Cultura se convirtió en un anzuelo muy
tentador para los bagres que tanto abundan. Claro, el título “Coordinación
Estratégica para el Pensamiento Nacional” puede desatar las
más desopilantes fantasías. Desde libros de textos para infantes con endulzadas
fotos de Cristina hasta una campaña de afiches con las frases más destacadas
del ideario K, fáciles de memorizar. O también, que el miembro de Carta Abierta
golpee la puerta del baño de un desprevenido ciudadano para indagar sobre los
intríngulis de sus divagaciones. O que
esto sea el inicio de la conformación de una policía del pensamiento que castigue a los que no comulgan con el
kirchnerismo. Y, por supuesto, las fabulaciones sobre los honorarios que
recibirá por su tarea, como si fuera la única persona del mundo que cobrará
como funcionario del Estado, como si
todos los que formulan sus destempladas críticas lo hicieran por unas monedas.
Ya nos encontraremos, por supuesto, con algunos
transeúntes que clamarán, preocupados, que el Gobierno quiere que todos
pensemos lo mismo, sin tener en cuenta que, al repetir los temores mediáticos, padecen
la penetración del discurso dominante, ése que tiende a sembrar la
desconfianza hacia todo lo que decide Cristina y su pandilla. Desde esas usinas que se amplifican hasta límites
enloquecedores, presentan como escandaloso
que se nombre en una nueva función a quien ha manifestado muchas veces su
coincidencia con los lineamientos principales del pensamiento K. ¿Acaso hay algún mandatario que elija como
funcionario a un extrapartidario o, en casos extremos, a miembros de la
oposición? ¿O es la primera vez que se crea una nueva dependencia en alguno
de los niveles del Estado?
Esto, por supuesto, no significa aplaudir de pie
este organismo que recién se estrena ni la capacidad del filósofo para cumplir
con sus objetivos. No siempre un gran
intelectual se transforma con éxito en un eficiente funcionario. Menos aún
cuando no se sabe cómo se articulará el debate federal que propone ese "espacio abierto para discutir todo lo
que es imprescindible en la Argentina de hoy", de acuerdo a lo prometido
por Forster.
Lo que puede confundir a los ciudadanos de a pie
es el término pensamiento, que, en la vida cotidiana tiene un sentido
diferente al académico. Lo primero es la
actividad intra-comunicacional relacionada con los conflictos con que nos enfrentamos en el día a día: cómo nos
vamos a vestir, el saldo de nuestra tarjeta, pequeños planes para el fin de
semana, qué comemos esta noche. Gran parte de lo que llamamos ‘pensamientos’ son conversaciones con nosotros mismos que
no tienen trascendencia para nuestros conciudadanos.
En cambio, en los planes de estudio de algunas
carreras universitarias aparecen asignaturas encabezadas por ‘Pensamiento’ para
dar cuenta de la construcción
intelectual de muchísimos personajes notables a lo largo de la historia. Nuestro
pensar cotidiano no se verá afectado por este nuevo espacio que tiene como
objetivo actualizar las cuestiones cruciales que se han planteado desde
siempre. “Vamos a intentar armar una
secretaría que sea capaz de articular la
complejidad de la historia intelectual argentina, la historia política e
ideológica, y que sea capaz de discutir los temas del presente y del futuro,
ése es el objetivo”, explicó Forster.
Todo sirve para esclarecer las ideas, todo aporta para la construcción del país.
Menos, por supuesto, los cacareos permanentes de los siervos del establishment que defienden con uñas y dientes la rapiña
neoliberal. Perdón, no llegan tan lejos. Por ahora, quieren sacarse de
encima todo lo que destile un aroma K. Después, seguirán despotricando contra
el que venga cuando las medidas no
satisfagan las angurrias de sus amos. Mientras tanto, algunos conciudadanos
enfurruñados transitan por la vida convencidos de portar un pensamiento crítico
cuando, en realidad, sólo repiten
preceptos criticones sin comprenderlos demasiado. Y creen ser libres,
aunque están encadenados a un ideario
nocivo que sólo los considera carne de cañón.
Muy bueno. Centrado en la cuestión. Uno puede ser neoliberal cobrando cuantiosas sumas por serlo. Pero para oponerse al neoliberalismo parece que no basta con hacerlo gratis: hay que pagar, y aún eso no basta... ¿Pretenderám que Forster para ser funcionario no sólo no cobre, sino que además pague?... Cosa que hará, de hecho, con las vendettas de las que será objeto por parte de los poderosos de siempre...
ResponderBorrarAdrián Corbella
Por supuesto, todo lo que ellos hacen está bien, aunque sea insultar, mentir, amenazar, manipular porque sus nobles objetivos apuntalan el acrecentamiento de sus billeteras. Tiene el "purismo" de la libertad de mercado, es decir, el libertinaje carroñero. Un placer reencontrarme con vos en este espacio
ResponderBorrarEstoy con serios problemas de conexión. Mi modem ha enloquecido...
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