jueves, 14 de julio de 2016

La razón de los gerentes



Las mascotas argentinas deben ser golpistas, porque se niegan a usar escarpines o botitas y andan por la casa así, en patas y en cuero. ¿Por qué tanta ingratitud de estos bichitos que son todo para nosotros? ¿Acaso no entienden que Macri nos pidió que ahorremos energía, que nos abriguemos, que dejemos que nuestras habitaciones se congelen así podemos usarlas como freezer? Pero los perros y gatos argentinos no están dispuestos a renunciar a sus siestas junto a la estufa. Entonces, nosotros, que debemos velar por ellos, tampoco. El lector pensará que es irresponsable encarar el tema de los tarifazos con tanta liviandad, pero es lo que inspira el Gran Equipo con sus argumentos. Mientras el empresidente declaró en el exterior que los argentinos comprendíamos los incrementos, fronteras adentro el clima se corta con un cuchillo. Lo que planearon como un trámite más en este proceso de transferencia regresiva de recursos se convirtió en el primer dolor de cabeza para un gobierno que creyó que los globos no se iban a pinchar jamás.
A fuerza de mentiras y distracciones, intentan gobernar el país. Los videos reveladores y las denuncias rimbombantes siempre aparecen en el momento en que una crisis se hace incontrolable. Los episodios de la Ruta del dinero K siguen cautivando a una parte de la audiencia y alimentan los prejuicios que aún justifican el voto por el cambio. Por ahora, algunos hechos de corrupción comprobados y otros improbables alcanzan para demonizar a todos los que participaron de la gestión anterior. El discurso monocorde de la cadena mediática, por síntesis o insistencia, reduce los doce años al latrocinio y niega cualquier avance por más evidente que sea. Y los funcionarios y laderos se encargan de incluir la expresión ‘pesada herencia’ hasta en el pronóstico del tiempo.
Como sea, quienes están a cargo de los destinos del país no se hacen cargo de los estragos que están produciendo. Lejos de la experticia que ostentaban antes de asumir, ahora son aprendices que excusan sus torpezas con la inexperiencia. Aunque sus errores siempre benefician a los mismos, intentan despertar simpatía con gestos de adolescentes ruborizados. Si no funciona este pueril simulacro, se montan en la demonización de los K como si doce años de gobierno hubieran dejado vacío al país. Cuando agotan este recurso, no les queda más que echarnos la culpa a nosotros porque consumimos más de lo que nos corresponde y de manera irresponsable.
Con la mejor de las sonrisas y un tono de voz estudiado, mienten a cuatro golas y diseñan un relato que sólo convence a los hechizados. Y encima, intercalan en sus intervenciones imágenes de entrecasa que funcionaron muy bien durante la campaña pero ahora chocan con una realidad adversa.
Las pestilencias del cambio
No cualquiera puede andar en patas y remera por su casa, como graficó el empresidente Macri en estos días. Primero, el sujeto debería no ser muy friolento o habitar un espacio que pueda mantenerse en unos 25 grados para poder andar suelto de ropa. Departamento chico o casa con calefacción central con mucha alfombra o madera. Nada de estufas o calefactores a combustión, que vuelven irrespirable el ambiente. En realidad, acondicionar el clima hogareño para andar en patas y remera es propio de caprichosos o exhibicionistas, actitud que no incluye a todos los ciudadanos.
Desde esta imagen inadecuada hasta el apocalipsis de que nos estamos quedando sin energía, el Gran Equipo apeló a todo para justificar los tarifazos. Pero una parte de la sociedad se resiste a este sinceramiento, que no es más que un engarzado de mentiras. Más aún cuando las tarifas de los servicios públicos pretenden quedarse con una parte sustancial del salario. Y sobre todo cuando el porcentaje de incremento excede lo razonable y omite la gradualidad, como este 400 por ciento que terminaron concediendo.
Todo este entuerto surge por el afán mercantilista del gobierno amarillo. Ellos no gobiernan para mejorar nuestra vida sino para incrementar las ganancias de las empresas a las que representan. Por eso el ministro de Energía, Juan José Aranguren, decidió al principio de su gestión dejar de comprar gas a Bolivia para beneficiar a una subsidiaria de Shell en Chile al doble del precio. Antes de asumir, era gerente de esa compañía y aún mantiene un paquete de acciones, lo que lo hace inapto para la función pública. En el medio de esta historia, está el episodio nunca aclarado de la valija de joyas que la vice Michetti intentó ingresar en silencio luego de su gira por Chile y Ecuador. Como al ministro se le antoja pagar cinco dólares lo que cuesta dos, el conflicto de intereses está en bandeja.
Otra excusa de esta estafa es la necesidad de recursos para invertir y mejorar el servicio. Esto convierte al usuario en financista de las empresas que lo único que buscan es maximizar las ganancias en lo que no debería regirse con las leyes del mercado. Como todos sabemos que si el Estado no presiona, las inversiones son mínimas, el gobierno amarillo aconseja consumir menos. Con la imagen aristocráticamente campechana de las patas y la remera, no nos están invitando a un uso responsable de la energía sino a consumir lo menos posible. Esa postal del desperdicio nos resulta más cercana que la piscina climatizada de las mansiones de sus amigotes, donde el derroche debe ser mayor.
Si en estos años se incrementó el consumo de gas y electricidad no sólo fue porque gran parte de la población mejoró en su bienestar, sino porque se duplicó la producción industrial. Como el manual del neoliberalismo exige un enfriamiento de la economía para facilitar la transferencia de recursos hacia los sectores concentrados, nos invitan a restringir al máximo nuestras satisfacciones, disfrutes y comodidades. Si consumimos menos, el mercado interno cae, junto con pequeños comercios, pymes y cuentapropistas y sólo subsistirán los grandotes, como siempre. Los consejos de Mauricio sólo buscan provocar una recesión que justifique nuevos ajustes y padecimientos para la mayoría de la población.
En estos días, un pasajero del ferrocarril Mitre fue expulsado de un vagón por llevar un cartel que denunciaba las mentiras de Macri. No bastaba con esconder el papel –algo grave en sí- sino que debía pagar su culpa. El escrache, la expulsión, el insulto para aquel que ose deschavar el fiasco de Cambiemos. Pero el maquillaje se destiñe y la escenografía comienza a tambalear. Sus promesas de campaña se convierten en una estafa después de las medidas que ha tomado desde su asunción. Hasta la tan cacareada libertad de expresión se ve vulnerada por la imposición del discurso único del poder gobernante. Vallas, vedas, prohibiciones, estigmatizaciones y muchas falacias. Y cinismo en abundancia. Estos vientos de cambio vienen con tantas pestilencias que ni la nariz podremos tener al descubierto.

7 comentarios:

  1. Increible descripción del núcleo duro K. Hablar de fiasco de cambiemos cuando acaban de encontrarle más de cuatro millones de dólares en una caja fuerte a la supuesta líder del proyecto nacional y popular. Hay algo más contradictorio que eso?

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    1. Nada, porque es lo que había declarado, a diferencia del presidente que tiene cuentas off shore de las que guardaba silencio. Y encima mienten siempre. Cuando despiertes, el mundo de estos mafiosos se te va a caer encima.

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    2. claro que hay algo mas contradictorio,tener cuentas off shore,presidente de banco central cobrando y demandandando al pais junto a la usura internacional,ministro de energia haciendo negocios con su ex representada o sea en fin ,hablar de moral con la bragueta abierta.

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  2. Gracias por sus publicaciones esclarecedoras

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  3. Gracias Gustavo por interpretarnos a cada vez más Indignados.En los comentarios a cada articulo,además, das una lección de Democracia, con apertura y diálogo con voces diversas. Todo lo contrario a este Gobierno Fascista y Depredador.

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  4. La estipidez de Macri y su gobierno de pretender estupidizar al país...

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