Una
foto de una montaña de dinero alcanza para reorientar la indignación. No
importa si la suma está declarada de antemano y es posible determinar su
origen. Lo funcional es prolongar la
sospecha. Para justificar el saqueo que se está produciendo no sirve
encontrar ninguna verdad, sino construir
una patraña a la medida de los gerentes que han copado La Rosada. El pasado
y el presente se convierten en la arcilla con que estos ceos están construyendo
un monstruoso futuro. Y uno pone
‘arcilla’ para no mancillar la metáfora. A pesar de la eficacia de la
prensa dominante –hoy oficialista- una
parte considerable de la población ya advierte que la arcilla no apesta de
esta manera. Aunque encumbrados analistas
justifiquen los ajustes, el descontento
se extiende. La idea de que Macri gobierna para los ricos parece ser la
conclusión de muchas charlas cotidianas. Tanto que puede convertirse en lugar
común, en chiste que se naturalice hasta
no sorprender a nadie. Y lo más grave es que nos convenzan de que éste es el único camino para salir de la crisis
en la que él mismo nos metió.
El
jueves pasado, miles de argentinos salieron a las calles para dejar en claro
que no aceptarán los tarifazos. La protesta fue de tal magnitud que los medios hegemónicos no pudieron
ocultarla, aunque intentaron neutralizarla con comparaciones caprichosas y
las demonizaciones de siempre. La nostalgia
condujo a los periodistas de TN y sus satélites a evocar los gloriosos cacerolazos contra Cristina, fomentados, orquestados y celebrados por
los mismos que hoy, algo enfurruñados, observaban éste contra Macri. La
comparación es tentadora. Aquéllos llevaban consignas difusas y éste, un
rechazo concreto. Aquéllos tenían la amplia difusión de los medios hegemónicos
y éste, sólo en las redes sociales y
algunas radios y canales opositores. Unos eran funcionales al establishment
y éste, por supuesto, no. Todos hicieron
ruido, pero éste parece doler más.
“Este gobierno debe escuchar –decían- no como
el anterior, que se burlaba, insultaba en lugar de atender los reclamos”. Si
Cristina no atendía las demandas de los cacerolazos en su contra no era por
mala voluntad sino por exceso de
abstracción en las consignas. Uno de los más multitudinarios se había
convocado para expresar a La Presidenta que no
le tenían miedo, a partir de la
tergiversación mediática de uno de sus discursos. En otro reclamaban la falta de libertad, un eufemismo contra
los controles cambiarios. En otros que se vaya, que se muera, que se
ahorque… Difícil que todo esto se
transforme en un plan de gobierno. En todos estos estaba la inseguridad
como problema, tema que, como ha desaparecido de la agenda mediática parece no
ser tan preocupante, aunque no han remitido los hechos delictivos. Este “Ruidazo”, en cambio, tuvo un fin
concreto: frenar el descomunal
incremento en las tarifas de gas y electricidad. Una demanda concreta que
abarca muchas otras.
La ruptura que se viene
Además
de mirar para otro lado, los ceócratas se sumaron a las denostaciones
mediáticas. Pero, por las dudas que entre kirchneristas y militantes de
izquierda se haya infiltrado algún votante defraudado, los PRO replicaron como
mejor saben. Al Ruidazo, responden
con el timbrazo, un simulacro que
resultó efectivo en campaña, aunque ahora puede portar ciertos riesgos. Por
eso, 20000 militantes –‘voluntarios’, en lenguaje PRO- guiaron a los funcionarios por domicilios amigables para no arruinar
las fotos.
Ellos
son así: el diálogo y el consenso siempre están presentes, pero no con todo el
mundo. Escuchar una demanda no significa buscar una solución. Como el poder
concentrado está en el gobierno, dialogar
es dictar una orden y consensuar es forzar la obediencia. Un hombre con un
cartel en el tren o una mujer que amamanta a su hijo en un lugar público son inaceptables.
Como todo es puro simulacro, nada significa
lo que parece. Como los amarillos buscan diferenciarse de la anterior
gestión, no podía faltar el simulacro de
la humildad. Ellos son humildes porque admiten sus errores, están
aprendiendo, son humanos. Pero en realidad, decidir un incremento de las
tarifas en los servicios públicos tan
descomunal y disímil sin considerar la reacción más que un error parece un auto
atentado.
Los
globos amarillos ya no bastan para distraer cuando el sueldo no alcanza para todo lo que alcanzaba antes. El
cambio no incluía un fin de mes que insiste en adelantarse. La Revolución de la alegría no prometía
tantos dramas. La Pobreza Cero no se alcanza con despidos, inflación y
tarifazos. Si el consumo se reduce y la economía doméstica se retrae no es como
consecuencia de un error. Si industriales
y comerciantes encienden sus alarmas no es porque sean paranoicos. Los
problemas que venían a corregir fueron potenciados por las primeras decisiones
del Gran Equipo. El déficit fiscal se duplicó y el índice inflacionario promete
superar el 50 por ciento anual. Los
únicos que celebran son los primeros beneficiarios de sus medidas: los
agroexportadores. El fin de los controles cambiarios, la devaluación y la
quita de retenciones fueron las primeras decisiones económicas que trastocaron un equilibrio ahora difícil de
recuperar. Con estas tres medidas provocaron el aumento de precios, el
desfinanciamiento del Estado y la fuga de divisas. Esto por supuesto, no fue un
error ni una necesidad técnica sino la
decisión ideológica de satisfacer a un sector hartamente satisfecho. Y
encima, junto a la minería, produjeron la
reducción de 20000 puestos de trabajo, de acuerdo a un informe de la AFIP.
Quizá
todo esto estuvo presente en el Ruidazo del jueves: una disconformidad que se está haciendo evidente. Si Macri es
realmente humilde, dialoguista y democrático, tomará esta manifestación como una sugerencia para atenuar la sangría.
Como no es nada de eso, profundizará esta brutal transferencia de recursos hacia
los sectores concentrados, sin preocuparse por la ruptura que está provocando con los que deberían ser sus
representados. Ya no puede ocultar para quiénes gobierna: un ‘nosotros’ que
incluye a muy pocos. “Nuestra gente”,
dice muchas veces. Los bienvenidos a
Macrilandia ni siquiera son todos
los que votaron por él. Amigotes, socios y buenos servidores ya tienen el
ticket para disfrutar de ese mundo. La meritocracia
será la encargada de seleccionar a los
que puedan hacer funcionar este selecto parque de diversiones. El resto,
mirará desde afuera. Muy afuera.
De
todas las fotos del Ruidazo, una conmueve: un chico porta un cartel que dice “no hay estufa que se banque el frío de tu
corazón”. Lo había dicho Franco: “a
mi hijo le falta corazón”. Lo que le
sobra es avaricia, como a todos los que celebran que él esté en La Rosada. Los que celebran en serio, no de puro
hechizados. Esos que cuentan todo lo que han ganado, mientras los demás ya estamos lamentando lo que perdimos y nos
queda por perder.
Claro y directo, un analisis imposible de rebatir, un pensamiento que unicamente no prospera en una cabeza hueca...
ResponderBorrarImpresionante artículo. No resiste el debate, así que solo haciendo monólogos podés escribir tantas mentiras, que solo creen los fanaticos que comentan cosas como "un pensamiento que unicamente prospera en una cabeza hueca". Es genial. No hay nada peor que un boludo que se cree más inteligente que los demás.
ResponderBorrarDónde están las mentiras? Este gobierno nos está aniquilando por culpa de tipos que encima se enojan cuando uno les marca la pata que metieron.
BorrarIgnacio R
El anónimo que habla de mentiras. Rebati alguna afirmación de este excelente articulo de opinión.
BorrarY de paso aprende a distinguir genéros periodisticos.
dice " ni resiste el debate" lo que en términos normales es que es un artículo excelente y objetivo pero el tipejo después se despacha con un "Como podés escribir tantas mentiras' Por favor que paciencia para para ni insultar a un FELPUDO como ese
BorrarNada peor que un cobarde que desautoriza una voz opositora por pura ignorancia
ResponderBorrarTe faltó decir que, además de la ignorancia, piensa que es dueño de la verdad, y estás definiendo al Kirchnerismo.
BorrarCobardes son cuando no publicás los artículos que dicen cosas que no te gustan. Eso es no tener huevo.
La única verdad es la realidad: despidos, retracción del consumo, indigencia. El gobierno actual EXCLUYE y quienes lo votaron desgraciadamente no consideraron las medidas que beneficiaron a todos. Los que no votamos al macrismo sufrimos por la pérdida de la soberanía, el endeudamiento y por la ignominia de todo lo que es nacional y popular.
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