Algo le deben
haber puesto al agua si no, no se
aceptarían tantas cosas inaceptables en estos días de diciembre. Los primos
pobres del empresidente Macri compran un banco para poder fugar divisas con más facilidad y la ministra de
Seguridad intenta transformar el seguro
suicidio de Nisman en un homicidio gracias a una serie. Los que antes prometían
la eliminación del impuesto a las ganancias ahora salen a decir que es imprescindible. Los empresarios que
denostaban el proteccionismo K, hoy
suplican por una protección M. Un grupo de diputados jujeños propone un
plebiscito para mantener presa a Milagro Sala por todo lo que podría hacer si estuviera libre. Nos integran al
mundo con golpes a la canciller venezolana y con los hermanos del empresidente acusados de lavado por la
Justicia alemana. El diputado Sergio Massa –herido en su amor propio- reprocha la ingratitud del oficialismo,
sin exaltarse demasiado para no enojar a los Gerentes de La Rosada. Cuando la
impronta que gobierna sólo busca
satisfacer la avidez de un puñado de angurrientos, la coherencia no tiene
cabida. Argentina está en manos del desenfreno y el sinuoso túnel que recorremos no tiene otra salida más que el abismo.
Esto que parece pesimismo,
no lo es: es una conclusión necesaria.
El mejor equipo de los últimos 50 años no sólo ha demostrado ser el peor, sino que evidencia tener intenciones muy distantes
de “mejorar la vida de la gente”. Lejos de conformar un conjunto de
funcionarios responsables, comprometidos y capaces, parece una banda de saqueadores en una zona liberada. En menos de
un año provocaron una recesión comparable con los peores momentos de nuestra
historia. La inflación –tema que más les
preocupaba y sabían cómo controlar- se multiplicó hasta llegar al 45 por
ciento y no por pesada herencia sino por
propia inoperancia. El economista Martín Guzmán, mano derecha del premio Nobel Joseph Stiglitz, aseguró que “el Banco Central y el Ministerio de Economía
se manejan con una pobreza conceptual alarmante”.
Y esto que
algunos lectores considerarán sólo una opinión, toma validez con los resultados. La caída del consumo se ubica
entre un 5,5 y 5,9 por ciento interanual, con
10 puntos de baja en productos esenciales, como alimentos y artículos de limpieza.
Mientras todos los sectores de la actividad económica exhiben números similares
o peores, los únicos alegres de esta
revolución son los que se dedican a la timba
financiera: el endeudamiento
externo crece a pasos agigantados para alimentar una fuga de capitales récord y
las Lebac son una bomba de tiempo que
nos costará millones. Estos sátrapas sí
dejarán una pesada herencia sobre las
espaldas del pueblo. Además de la impericia en los asuntos en los que parecían
expertos, han invadido el Estado para robarse todo como nunca antes se había
visto, sin tapujos, sin piedad, sin pudor. Y eso que el Ingeniero juró
cumplir su cargo con honestidad.
Una banda de impostores
La titular de la
Oficina Anticorrupción, Laura Alonso, debe estar tapadísima de trabajo porque hace mucho que no se la ve ostentando
sandeces por los medios. Eso o la vergüenza de ser amarilla la obliga a
ocultarse de la mirada pública. Las incompatibilidades que se había
comprometido analizar todavía descansan
en los oscuros cajones de su escritorio: Juan José Aranguren, como ministro
de Energía, ha favorecido más a Shell y
otras empresas privadas antes que a las empresas públicas; el secretario de
Comercio, Miguel Braun, deja que los supermercadistas conviertan un paseo por las góndolas en el tren fantasma; y el
listado abarca a casi todos los funcionarios que son, en realidad, facilitadores de negocios antes que
servidores públicos. Hasta el ministro de Educación, Esteban Bullrich, confesó ser un gerente de Recursos Humanos
ante un grupo de empresarios.
Estos globócratas son apologistas de la
meritocracia y la practican en serio en
desmedro de toda capacidad. Sin ir muy lejos, la vicepresidenta Gabriela
Michetti llegó a ese cargo más por la
conmiseración que despierta su silla de ruedas que por sus dotes intelectuales.
Desde hace años oficia como diputada, ocupó durante dos una banca en el Senado
y ahora lo preside sin conocer un reglamento
de menos de 60 páginas. Y cuando uno la escucha opinar sobre los temas
candentes de la política, su
desconocimiento superaría al del más ignorante de los mortales.
Ni hablar de
Patricia Bullrich, que considera a los usuarios de las redes sociales como un
peligro para la estabilidad y no las
crueles medidas tomadas en el gobierno Central. Y como después de un año de
gestión no tiene nada de qué enorgullecerse, insiste en mordisquear el cadáver del fiscal Nisman, un hecho
dramático que fue utilizado para
alimentar los prejuicios del votante. Mientras los alfiles judiciales
intentan reflotar la muchas veces desechada denuncia por el memorándum con
Irán, la Descontadora de Jubilaciones
y otrora revoleadora de cifras de
inflación, explica una sofisticada
hipótesis de asesinato sin más pruebas que una serie televisiva. Claro, el
artificio narrado con precariedad en un programa periodístico puede revelar el inverosímil procedimiento,
pero no sugerir el autor. Encima ni siquiera entiende el argumento, porque
no es la mafia rusa la que comete el homicidio, sino la CIA. Y si en tren de
confundir nos preguntamos quiénes se
vieron más beneficiados con la muerte del fiscal –desde su ex mujer hasta
las fuerzas gobernantes- hay infinidad
de películas y series que proponen esa posibilidad. Si no estuviera muerto,
su tan cacareada denuncia sólo serviría para papel picado en carnaval.
Un personaje como la ministra de Seguridad Bullrich no podría integrar ningún
Gran Equipo, ni acá ni en Júpiter. Sólo
la protección mediática y la irresponsabilidad política la sostiene en un cargo
tan importante.
Tanto absurdo es
posible gracias al absurdo original:
Macri se convirtió en presidente de los argentinos. Sin honestidad ni patriotismo, sin compromiso ni sentimientos. Sobrador,
desinformado, tilingo, prepotente. El capricho de un niño rico que sigue
valorando más su paso por Boca; el sueño
de un individuo que se transformó en la pesadilla de un colectivo. El
exponente de una casta parasitaria y avarienta sentado como un patrón para cercenar los derechos de la mayoría y
multiplicar los privilegios de una minoría. Un error histórico que pagaremos con creces.
Provocador con
énfasis. Capaz de elogiar al ministro que nos
aleja cada vez más del confort de la energía como de asegurar a sus pares
que sus fortunas mal habidas ya no
corren peligro. Autor de un decreto que permite que el blanqueo incluya a
familiares de funcionarios aunque la ley
recién aprobada lo prohíba. Coleccionista de empresas en paraísos fiscales
y dueño de un prontuario que sería la envidia
del mejor de los forajidos. No le
importan las denuncias en su contra ni las causas que se abran por sus
tropelías. Este pillo sabe que, como siempre, saldrá impune, aunque los fiscales no necesiten
excavadoras para demostrar su culpabilidad. Con un jefe así, cualquier
pandilla tiene éxito, más aún cuando está disfrazada de un Gran Equipo. Por eso
resulta inaceptable que muchos de
nuestros representantes le sigan dando chance. Nada peor que oxigenar la
permanencia de gente tan nociva.
Esta banda de impostores solo muestran desprecio por la opinión pública, indiferencia frente al sufrimiento de la gente y el daño que le ocasionan a la patria, pero.... "¡Cómo lograr que las clases populares y medias acepten políticamente lo conquistado sin chistar? Es preciso convencerlos que habían ganado mucho y por esa razón la situación económica se había vuelto insostenible. Ningún régimen puede tolerar estallidos sociales y debe buscar el equilibrio entre convencer a los mas y reprimir a los menos. El dominio de la sociedad por parte de un gobierno no puede lograrse sin hegemonía. Esta se compone de consenso y coerción, con un equilibrio entre ambas. Un gobierno no se sostiene en el tiempo a pura represión, debe hacer economía de la violencia. Y para alcanzar esa economía debe alcanzar el consenso con actores sociales cada vez mas vastos y así aislar a los pocos que no acepten su dirección. De esta forma podrá aplicarles la violencia a los sectores marginales que insistan en oponerse y no participar del consenso, sin que esto represente amenazas a la hegemonía establecida. Si un gobierno se ve obligado a reprimir en demasía, es porque ha perdido consenso y tiende a derrumbarse mas temprano que tarde" Resumido del Catálogo de zonceras del sentido común colonizado.
ResponderBorrarExcelente análisis de ambos y representan el pensamiento de muchos.
ResponderBorrarOJO LA BORRACHA ES EXPERTA EN INFILTRACIONES Y TIENE PREPARACIÓN MILITAR. FIJATE QUE ERA ANTES DE MONTONEROS, DONDE SE ENTRENÓ. PRESUMO QUE ES UN CUADRO DE LA MARINA. PARA ELLA FB Y TW SON COMO LAS AGENDAS QUE LOS CHUPADORES LE SACABAN A LOS SECUESTRADOS...
ResponderBorrarY PODEMOS IMAGINARNOS LA QUE SE VIENE SI EL PUEBLO SE MOVILIZA PARA SACARLOS ANTES DE TERMINAR EL SAQUEO.
OTRA CUESTIÓN QUE TENES QUE TENER EN CUENTA ES QUE CON LOS MILES DE MILLONES QUE DISPONEN REPARTIR PALITOS A LOS JUECES DE LA CORTE Y SANDWICHITOS A LOS DIPUTADOS Y SENADORES ES UN JUEGO DE NIÑOS EN EL PAÍS DE LA CORRUPCIÓN.
MUY BUENO TU BLOG
ABRAZO
ALBERTO BARU