Que alguien le avise al empresidente Macri que su Jefe de
Gabinete Marcos Peña aseguró, hace unas semanas, que “no dedicaron el año a hablar
mal del gobierno anterior”. O que le sugieran que actúe de acuerdo a esa gran mentira, al menos por unos días. Nadie
le pide que se convierta en un apologista del cristinismo, apenas que deje
de enredarse en circunloquios incomprensibles para denostarlo. Que algún
colaborador más o menos coherente le recuerde que no está en la fiestita de un club selecto, sino al frente de un
país con más de 40 millones de personas adentro. Que sus burlas y patrañas lo que menos hacen es abonar la
concordia tan prometida, el diálogo tan cacareado, la paz tan deseada: sólo despiertan el enfermizo aplauso de
odiadores y prejuiciosos. Que alguien le recuerde que ganó el balotaje por
menos de dos puntos y que, de seguir
así, no obtendrá más adherentes, sino todo lo contrario.
El Ingeniero no pasará a la
historia por sus dotes de orador y eso
es indiscutible. De cualquier modo, lo recordaremos por algún tiempo
gracias a sus frases más destacadas. No
por su brillo, precisamente. Si en el Bicentenario del Día de la
Independencia nos sorprendió con la estupidez de los héroes angustiados por romper con la corona y la obsecuencia del querido rey, cualquier cosa saldrá de su boca mientras arruina nuestra vida. Pero
en estos días superó todas las expectativas.
Primero, elogió al ministro de
Energía de la peor manera por haber
favorecido a sus amigos con los tarifazos pasados y por venir. Uno es
Nicolás Caputo, compañerito de banco
desde la primaria, y el otro el británico Joe Lewis, dueño de una estancia con un lago de uso exclusivo y recientemente
favorecido por un loteo de tierras en una reserva de la zona de El Bolsón. En
esa frase puso en evidencia sus prioridades: “Juanjo –por Aranguren- este
año te ha tocado bailar con la más complicada”. Claro, el baile más
complicado le tocó al funcionario que
multiplicó la tarifa de los servicios y operó para beneficiar a la petrolera
Shell, de la que era gerente y accionista. Los usuarios, que tuvieron que
ajustar sus cinturones para satisfacer a los más ricos, ya no pueden bailar con nadie.
Después, expelió una seguidilla
de palabras cargadas tanto de
originalidad como de desprecio. Aunque circuló por los medios y las redes,
acompañada de ingeniosos chistes, vale la pena recordarla: “el aire acondicionado es uno de
los elementos más disruptivos que ha venido a integrarse a este cóctel explosivo y siniestro que dejó el gobierno anterior”. Una extraña manera
de definir un artefacto que no fue
inventado por Cristina sino por Willis Haviland Carrier a principios del
siglo XX.
Multiplicar
la desigualdad
Macri sabe que el aire
acondicionado no es un invento
kirchnerista ni tampoco disruptivo. Lo disruptivo, lo que rompe con la
lógica del Gerente de La Rosada es que no
sea de uso exclusivo de las clases más acomodadas. Eso sí es disruptivo y,
por tanto, lo que más molesta. Para
Macri –y muchos como él- el confort debe
ser un privilegio, como las vacaciones, los autos 0 Km, el lomo, los celulares y los televisores
más novedosos. En esa frase, el
presidente off shore sintetiza su
pensamiento de clase, además de expresar el desprecio hacia sus
predecesores por la osadía de expandir
los disfrutes a los sectores medios y medio bajos. Para Él – y muchos como
él- que un trabajador medio goce en una sociedad capitalista es
inadmisible, explosivo, siniestro. Eso es lo imperdonable que debe ser
castigado.
Y los exponentes de la
oligarquía gobernante tienen todas las herramientas para hacerlo, además de La Palabra y los micrófonos para
difundirla. La persecución política por esa osadía toma la forma de una justicia independiente. Jueces tan
comprometidos con la justicia que perdonan delitos de Lesa Humanidad que
involucran a los instigadores y beneficiados civiles de la dictadura, como
Héctor Magneto, Ernestina Herrera, Bartolomé Mitre, Pedro Blaquier y muchos
más. Una oportunidad que nos perdemos de
condenar a los verdaderos artífices de la perversidad pasada, presente y futura.
Tan independientes que excusan a los funcionarios del actual gobierno que compraron dólar futuro y decidieron la
cotización para incrementar sus ganancias.
Tan razonables y juiciosos que
suspenden un juicio de Lesa Humanidad para sentar
en el banquillo a una militante social por arrojar huevos a un senador ocho
años atrás. Aunque no haya estado presente ni haya alentado la afrenta, ese
senador convertido en gobernador está decidido a vengarse. Milagro Sala explicó
la escena que nos avergüenza ante el
mundo: “siento que la molestia de él –Gerardo
Morales- es que los negros nos pudimos organizar y que inculcamos a los compañeros
que tenían que estudiar y prepararse y que no
teníamos que bajar la cabeza por nada del mundo”. Construir casas,
piscinas, polideportivos para los pobres es lo mismo que usar aire
acondicionado o viajar: para la minoría
que nos gobierna eso es disrupción o, como dicen cotidianamente, corrupción. Fugar, evadir, explotar no es corrupción; redistribuir el ingreso para dignificar la vida de los que menos tienen
sí lo es.
Aunque digan lo contrario, no soportan la tan pregonada igualdad de oportunidades. Ellos, poseedores de todos los
privilegios, detestan los derechos de
los desposeídos y hacen lo imposible para cercenarlos, desde lo más
elemental hasta lo más simbólico. Después de encarecer los productos de nuestra
mesa y transformar en un lujo los servicios públicos, ahora van por los inmigrantes que vienen a estudiar a nuestro país.
La comisión de Educación de Diputados pidió a los rectores de las universidades
públicas que informen sobre la cantidad
de estudiantes extranjeros, qué carreras cursan y de qué países provienen. “Queremos saber a quién le ponemos la
plata”, explicó Eduardo Amadeo, uno de los impulsores PRO de la medida.
Los ciudadanos también tenemos
esa preocupación, pero en un sentido
bien diferente. Mientras este diputado se inquieta por los estudiantes
extranjeros, nosotros deberíamos preguntarnos adónde van los recursos que el Gran Equipo dejó de recibir por las
retenciones, los aranceles de los productos importados, el impuesto a la
riqueza, las deudas perdonadas y los subsidios que benefician a las
distribuidoras de energía, que todavía persisten. Eso también es dinero que ponemos entre todos para beneficiar a los que
no necesitan ni un centavo pero quieren mucho más. Esos millones que hemos
perdido en este nefasto año del cambio se explican en la fuga de divisas que
bate el record de más de 30 mil millones
de dólares, en la timba de las Lebacs con casi 300 mil millones de pesos y en el endeudamiento que es el más
alto del mundo.
Ellos ostentan un cinismo tan
obsceno que son capaces de denunciar al
que se roba una moneda mientras ocultan millones en los paraísos fiscales
que tan bien conocen. Ellos son tan viles que denuestan al que obtuvo una vivienda social o usa un aire acondicionado
mientras viven rodeados de lujos de ensueño. Ellos son tan hipócritas que pontifican sobre la cultura del trabajo sin
saber lo que eso significa. Ellos son tan crueles que exigen sacrificios a los que
ya no tienen nada a lo que renunciar mientras
transfieren cifras millonarias a los que les sobra de todo. Ellos son tan
ajenos a la vida cotidiana que no se
imaginan lo que es una carencia. Ellos provienen de una otredad para
conquistar nuestras vidas y enajenarnos de todo. Por una perversa confusión en
la conciencia popular nos gobierna la
pandilla más impopular de la historia.
Hoy es el aire acondicionado, el LCD y los celulares. Mañana será la carne, el pollo, el pescado. Pasado mañana vendrán por nuestras vidas. Estamos viviendo un dejá vu acelerado. El deterioro de los noventa que explotó en 2001 estos bárbaros lo hicieron en menos de un año. De locos. Elida Blanco
ResponderBorrarComo soy una persona informada y con memoria y pienso todo esto yo sabía que iba a pasar. No con la velocidad que pasó. Pero lo que no puedo entender es que le escupan a los que lo votaron todo su desprecio y le arruinen la vida y un 45% siga confiando en Macri, segun las encuestas. Soy contadora y esto debería explicarlo algun cientista social. Algo hizo Feinmann en su libro Filosofia política del Poder Mediático,pero creo es de uno o dos años atrás. Este año no encontré algún tipo de analisis a fin. Porque sino se puede entender porque los humillados siguen confiando en quien los humilla, nada cambiará.
ResponderBorrarEstimada Olga: Es difícil reconocer el engaño,más aún cuando durante años operaron para que eso ocurra. Al final, la víctima termina siendo cómplice del victimario y hasta le agradece
ResponderBorrarmi me gusta escribir , y algo se me va a ocurrir, porque es increible lo que nos está pasando. Te dicen en la cara que sos pobre y no podes tener aire, ni celular y no te importa. Peron me salió muy largo.
ResponderBorrar