Un
dicho popular aconseja que “no hay que
dar por el pito más de lo que el pito vale”, quizá porque ensordece con sus pitidos a los que no
quieren escucharlo. Discutir en serio las vociferaciones de Cacho Castaña
es entrar en el juego de una derecha
retrógrada. Ninguna violación se disfruta porque la voluntad no debe admitir violencia de ninguna especie. La TV
contemporánea ha retrocedido tanto que, aunque
ostente colorido, parece en blanco y negro. Tanto que algunos de sus popes se burlaron de la injusta situación del ex canciller Héctor
Timerman. Nada de relajarnos y gozar de
la violación que estamos padeciendo con
el Cambio. Cuando la humillación es el objetivo, no hay forma de adornar nada. Y menos blandir las banderas de la
democracia, cuando gran parte de los
votantes se dejaron seducir por los cantos de horrendas sirenas ávidas de
sangre fresca.
Los
vecinos de Azul pueden dar cuenta de ello. En las legislativas, refrendaron con un 50 por ciento de los
votos la ya caduca Revolución de la Alegría. Los rumores de cierre de la
planta de explosivos Fanazul fueron
desmentidos por el Jefe de Gabinete, Marcos Peña Brown durante la campaña. La credulidad en un mentiroso serial primó
en las urnas y ahora la fábrica se cierra, dejando en la calle a más de 250
familias azuleñas. Una dura manera de
aprender una lección. Hoy, los ciudadanos resisten el desprecio de una clase que sólo ve el Estado como facilitador
de sus negocios. Aunque Fanazul no daba pérdidas, sino todo lo contrario,
los terrenos que ocupa serán presa de
los especuladores inmobiliarios, muchos de ellos integrantes del Gran
Equipo.
Esta
tenebrosa postal del verano no es la única: el cruel e innecesario ajuste a los empleados de los medios
públicos y de muchos ministerios agrega leña a esta hoguera. Mientras Macri, en una interrupción de sus constantes
vacaciones, declama sobre la cultura
del trabajo y el esfuerzo, el
Régimen Amarillo no cesa de producir desocupados. El cinismo contagia y
provoca absurdos, como el periodista Ceferino Reato que despotrica contra los
empleados estatales cuando su esposa
goza de 90 mil pesos que pagamos entre
todos. Tanto denostar a los ñoquis, pero mantienen en plantel inútiles que ni siquiera asoman la cara;
como el ministro de Medio Ambiente, Sergio Bergman, que sólo saber combatir incendios con sus rezos, importar televisores
de Chile o inflar el salvavidas cuando hay inundaciones; o la titular de la
Oficina Anticorrupción, Laura Alonso, que amplifica
patrañas contra los K pero oculta chanchullos de los M. Los succionadores históricos nos gobiernan y
nada bueno puede salir de ello, como
queda demostrado en esta democracia de baja intensidad o, como conceptualizan
algunos politólogos, una neo dictadura
del siglo XXI.
El abismo no es un chiste
El
empresidente Macri es una sirena que está perdiendo la calidad de sus cantos.
Sólo engaña a los más voluntarios. Sus
hipocresías estallan apenas abre la boca. Después de sobrevolar los
incendios, encabezó un acto en San Rafael de Mendoza, donde muchos de sus habitantes lo declararon persona no grata. Allí aseguró que “ahora las
licitaciones son más transparentes”, pero su primo, Ángelo Calcaterra recibió más obra pública en estos dos años que Lázaro
Báez en los doce de kirchnerismo. Transparencia que no incluye el negocio
de casi 50 millones de dólares que la
empresa presidencial logró con la venta de parques eólicos ni los cortes de
energía que afectan a un 60 por ciento
más de usuarios que en 2016 ocasionadas por la desinversión de sus amigos.
El incremento de casi el 2000 por ciento
en la tarifa y la condonación de las
deudas que tenían con el Estado no sirvieron para mejorar el servicio, sino
para acrecentar la fortuna de sus
propietarios, Nicolás Caputo y Joe Lewis.
Con
la impunidad verbal que construyen los medios hegemónicos, el
Ingeniero da rienda suelta a sus incongruencias. Aunque no coincida con la realidad de su política económica, reiteró que “no es de buenos padres dejarles deudas a
sus hijos”. El que empeñó al país por cien años
beneficiando a los piratas internacionales, el apologista del endeudamiento para el ciclismo de la city, el que nos
arrojó a las garras de los buitres, ahora simula preocupación por las
generaciones venideras. O quizá sólo esté intranquilo por la deuda que el Correo Argentino tiene con el Estado desde los
tiempos en que Menem lo puso en sus manos. Esos 70 mil millones de pesos que
intentó perdonarse sí que son una pesada herencia para sus sucesores. Y
después cuestiona a los que se aprovechan del Estado, omitiendo que Socma endosó montos millonarios de su deuda
sobre nuestras espaldas durante la dictadura y el gobierno de Duhalde.
Con
estos estafadores al mando, estamos muy
lejos de la relajación y menos aún de cualquier goce. Malversadores de la
voluntad ciudadana que vio en ellos a angelicales salvadores. Embaucadores que
convencieron sobre la necesidad de una
venganza camuflada de justicia con hechos de corrupción que no pueden probar.
Tanto es así que tienen que apelar a la inconsistente
denuncia de Nisman, al falaz informe de Gendarmería y a la obediente predisposición para el absurdo
del juez Claudio Bonadío para alimentar los prejuicios de los colonizados. Tragicomedia que conduce a la revocación de
la visa de Timerman, impedido de viajar al Imperio para retomar la cura del
cáncer que lo atormenta. Y todo por el
descontrol de los poderosos que han accedido a desgobernar el país sin
intermediarios.
Las
comparaciones con el peor pasado emergen
todos los días con la presencia de las fuerzas de represión en donde olfatean resistencia, los
aprietes mafiosos con forma de
allanamiento a los que quieren fabricarles causas, la denostación mediática
a cualquiera que pretenda oponerse a
esta aplanadora neoliberal, la invención del Enemigo Interior para desatar el salvajismo de los uniformados.
Los Amarillos han venido a desmantelar
derechos y reinventar símbolos para modelar los argentinos del futuro: sumisos, laboriosos, subestimados y
austeros que acepten vivir de las migajas que un puñado de familias
descarta. Un horizonte inaceptable para un pueblo que sabe sostener su dignidad más allá de estos desvíos temporales.
Ppara variar, tengo que comenzar haciendo hincapìé en un (¿imperdonable?) olvido suyo, no puede ser que hablando del ministro de mal ambiente omita su mejor talento, la capacidad pa'l ridículo, disfrazado de planta..... ya sé que más justo fuera que se disfraze de incendio forestal pero, todo gran talento tiene límites, hasta yo entiendo éso.
ResponderBorrarDe todos modos, hoy, que nos encontramos entre el estupor y el asco frente a la sinceridad PROcáncer de sus más asquerosas cortaplumas mediáticas..... hay que agradecerles por dejar tan claro y tan fácil de apreciar la abyecta porquería que son...
compartido! gracias Gustavo-abrazos
ResponderBorrarEstimada Fabiana: no te puedo responder por este medio si no publico tu relato, que me parece preocupante. En todo caso, buscame en Facebook así podemos conversar y hacer de eso una información para un apunte. Besos
Borrar