jueves, 11 de enero de 2018

Por un necesario despertar

Un dicho popular aconseja que “no hay que dar por el pito más de lo que el pito vale”, quizá porque ensordece con sus pitidos a los que no quieren escucharlo. Discutir en serio las vociferaciones de Cacho Castaña es entrar en el juego de una derecha retrógrada. Ninguna violación se disfruta porque la voluntad no debe admitir violencia de ninguna especie. La TV contemporánea ha retrocedido tanto que, aunque ostente colorido, parece en blanco y negro. Tanto que algunos de sus popes se burlaron de la injusta situación del ex canciller Héctor Timerman. Nada de relajarnos y gozar de la violación que estamos padeciendo con el Cambio. Cuando la humillación es el objetivo, no hay forma de adornar nada. Y menos blandir las banderas de la democracia, cuando gran parte de los votantes se dejaron seducir por los cantos de horrendas sirenas ávidas de sangre fresca.
Los vecinos de Azul pueden dar cuenta de ello. En las legislativas, refrendaron con un 50 por ciento de los votos la ya caduca Revolución de la Alegría. Los rumores de cierre de la planta de explosivos Fanazul fueron desmentidos por el Jefe de Gabinete, Marcos Peña Brown durante la campaña. La credulidad en un mentiroso serial primó en las urnas y ahora la fábrica se cierra, dejando en la calle a más de 250 familias azuleñas. Una dura manera de aprender una lección. Hoy, los ciudadanos resisten el desprecio de una clase que sólo ve el Estado como facilitador de sus negocios. Aunque Fanazul no daba pérdidas, sino todo lo contrario, los terrenos que ocupa serán presa de los especuladores inmobiliarios, muchos de ellos integrantes del Gran Equipo.
Esta tenebrosa postal del verano no es la única: el cruel e innecesario ajuste a los empleados de los medios públicos y de muchos ministerios agrega leña a esta hoguera. Mientras Macri, en una interrupción de sus constantes vacaciones, declama sobre la cultura del trabajo y el esfuerzo, el Régimen Amarillo no cesa de producir desocupados. El cinismo contagia y provoca absurdos, como el periodista Ceferino Reato que despotrica contra los empleados estatales cuando su esposa goza de 90 mil pesos que pagamos entre todos. Tanto denostar a los ñoquis, pero mantienen en plantel inútiles que ni siquiera asoman la cara; como el ministro de Medio Ambiente, Sergio Bergman, que sólo saber combatir incendios con sus rezos, importar televisores de Chile o inflar el salvavidas cuando hay inundaciones; o la titular de la Oficina Anticorrupción, Laura Alonso, que amplifica patrañas contra los K pero oculta chanchullos de los M. Los succionadores históricos nos gobiernan y nada bueno puede salir de ello, como queda demostrado en esta democracia de baja intensidad o, como conceptualizan algunos politólogos, una neo dictadura del siglo XXI.
El abismo no es un chiste
El empresidente Macri es una sirena que está perdiendo la calidad de sus cantos. Sólo engaña a los más voluntarios. Sus hipocresías estallan apenas abre la boca. Después de sobrevolar los incendios, encabezó un acto en San Rafael de Mendoza, donde muchos de sus habitantes lo declararon persona no grata. Allí aseguró que “ahora las licitaciones son más transparentes”, pero su primo, Ángelo Calcaterra recibió más obra pública en estos dos años que Lázaro Báez en los doce de kirchnerismo. Transparencia que no incluye el negocio de casi 50 millones de dólares que la empresa presidencial logró con la venta de parques eólicos ni los cortes de energía que afectan a un 60 por ciento más de usuarios que en 2016 ocasionadas por la desinversión de sus amigos. El incremento de casi el 2000 por ciento en la tarifa y la condonación de las deudas que tenían con el Estado no sirvieron para mejorar el servicio, sino para acrecentar la fortuna de sus propietarios, Nicolás Caputo y Joe Lewis.
Con la impunidad verbal que construyen los medios hegemónicos, el Ingeniero da rienda suelta a sus incongruencias. Aunque no coincida con la realidad de su política económica, reiteró que “no es de buenos padres dejarles deudas a sus hijos”. El que empeñó al país por cien años beneficiando a los piratas internacionales, el apologista del endeudamiento para el ciclismo de la city, el que nos arrojó a las garras de los buitres, ahora simula preocupación por las generaciones venideras. O quizá sólo esté intranquilo por la deuda que el Correo Argentino tiene con el Estado desde los tiempos en que Menem lo puso en sus manos. Esos 70 mil millones de pesos que intentó perdonarse sí que son una pesada herencia para sus sucesores. Y después cuestiona a los que se aprovechan del Estado, omitiendo que Socma endosó montos millonarios de su deuda sobre nuestras espaldas durante la dictadura y el gobierno de Duhalde.
Con estos estafadores al mando, estamos muy lejos de la relajación y menos aún de cualquier goce. Malversadores de la voluntad ciudadana que vio en ellos a angelicales salvadores. Embaucadores que convencieron sobre la necesidad de una venganza camuflada de justicia con hechos de corrupción que no pueden probar. Tanto es así que tienen que apelar a la inconsistente denuncia de Nisman, al falaz informe de Gendarmería y a la obediente predisposición para el absurdo del juez Claudio Bonadío para alimentar los prejuicios de los colonizados. Tragicomedia que conduce a la revocación de la visa de Timerman, impedido de viajar al Imperio para retomar la cura del cáncer que lo atormenta. Y todo por el descontrol de los poderosos que han accedido a desgobernar el país sin intermediarios.

Las comparaciones con el peor pasado emergen todos los días con la presencia de las fuerzas de represión en donde olfatean resistencia, los aprietes mafiosos con forma de allanamiento a los que quieren fabricarles causas, la denostación mediática a cualquiera que pretenda oponerse a esta aplanadora neoliberal, la invención del Enemigo Interior para desatar el salvajismo de los uniformados. Los Amarillos han venido a desmantelar derechos y reinventar símbolos para modelar los argentinos del futuro: sumisos, laboriosos, subestimados y austeros que acepten vivir de las migajas que un puñado de familias descarta. Un horizonte inaceptable para un pueblo que sabe sostener su dignidad más allá de estos desvíos temporales.

3 comentarios:

  1. Ppara variar, tengo que comenzar haciendo hincapìé en un (¿imperdonable?) olvido suyo, no puede ser que hablando del ministro de mal ambiente omita su mejor talento, la capacidad pa'l ridículo, disfrazado de planta..... ya sé que más justo fuera que se disfraze de incendio forestal pero, todo gran talento tiene límites, hasta yo entiendo éso.
    De todos modos, hoy, que nos encontramos entre el estupor y el asco frente a la sinceridad PROcáncer de sus más asquerosas cortaplumas mediáticas..... hay que agradecerles por dejar tan claro y tan fácil de apreciar la abyecta porquería que son...

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  2. Respuestas
    1. Estimada Fabiana: no te puedo responder por este medio si no publico tu relato, que me parece preocupante. En todo caso, buscame en Facebook así podemos conversar y hacer de eso una información para un apunte. Besos

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