lunes, 28 de septiembre de 2020

Sobre tetas y conspiraciones

 

En el escándalo del diputado Juan Ameri lo más grave no es el beso en el pecho de su pareja en una reunión virtual del Congreso, sino su aporte invaluable a los personeros de la antipolítica, los que buscan cualquier excusa para denostar a nuestros representantes, los que siempre encuentran motivos para devaluar el trabajo parlamentario. Justo en pleno debate por el aporte extraordinario de las grandes fortunas, en medio de la asonada mediático-cambiemita para obstruir cualquier iniciativa, se produce este bochorno que será más recordado que la gigantografía de Bullrich o el cambio de vestuario de Laspina. Si hubiera sido un PRO el dueño de esos labios sería un punto más en el prontuario anti-republicano, pero al ser un integrante del FDT señala una contradicción.

Las fieras están al acecho y cualquier bocadillo incrementa su fiereza. Con su poder de fuego intacto –aunque sus proyectiles sean cada vez más inocuos- convierten cualquier travesura en una afrenta a la Constitución. En medio de la dramática situación que atraviesa el país, cualquier desliz puede ser fatal, hasta el saraseo de Martín Guzman en la presentación del presupuesto. Una cosa es dejar que el establishment se desespere y sus medios inventen o tergiversen hechos para debilitar al oficialismo, pero otra es dar las excusas que necesitan para verdaderamente lograrlo.

Además, los cambiemitas y sus voceros representan a la minoría privilegiada que más se queja, aunque en estos meses haya incrementado sus ganancias de manera descomunal. El 10 por ciento de la población ubicado en la punta de la pirámide de riquezas recibe hoy 19 veces más ingresos que el 10 por ciento de la base, cuando un año atrás era 16. Si los más pobres son más pobres es porque los más ricos son más ricos. Ni derrame ni redistribución: una succión infame de los que, además de no soltar un centavo de todo lo acumulado, claman porque quieren más. Avarientos que esconden sus ganancias en guaridas fiscales a la vez que exigen seguridad jurídica un eufemismo para seguir succionando- con la promesa de inversiones que nunca se concretan.

Con uñas y dientes, los PRO, aliados y secuaces, defienden un statu quo en beneficio del Poder Real, que pretende gobernar a su antojo por fuera de las leyes. Por eso tanto hacen tanto escándalo con los espantajos Bruglia, Bertuzzi y Castelli que deben volver a sus puestos de origen. Tan absurdo es el pataleo que necesitan mentir para fundamentarlo; tan incongruente, que unos cuantos alelados salen en manada con velas ante el Palacio de Justicia o escrachan a Ricardo Lorenzetti para que los K no “violen la constitución”; tanto confundieron el tema que cuesta explicar que el que incumplió las normas constitucionales fue el propio Macri desde el primero hasta el último segundo de su mandato. Y lo que hizo el Senado con estos tres personajes fue retornarlos al lugar para el que habían concursado. Pero los siervos de los poderosos creen ser tan poderosos como sus amos y que las normas se amoldan al capricho de sus ambiciones. Y estos tres usurpadores pretenden seguir atornillados contra todo lo dispuesto por la Constitución.

Por eso el oficialismo debe evitar cualquier broma, cabeceo o beso desaforado porque las corporaciones están al acecho, esperando cualquier descuido para llevarse puesto todo. No importa que los que acomoden en La Rosada sean los peores, siempre y cuando favorezcan su desmedida avaricia. Y menos importa aún que sean los más bestialmente anti-republicanos de que se tenga memoria. Lo único que importa es que sepan incrementar el odio y el desprecio que tanto sirve para ensanchar la grieta y poder hacer del país el más dócil coto de caza.

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