Unos años atrás, las redes se hicieron eco de diez estrategias de manipulación atribuidas al filósofo norteamericano Noam Chomsky. En realidad, fue el francés Sylvain Timsit quien, en 2002, las había deducido del libro “Armas silenciosas para guerras tranquilas”, que sí es del nonagenario pensador. Quien sea el que puso el huevo, lo importante es que esas estrategias son fácilmente verificables en el discurso dominante, tanto mediático como político. Lo asombroso es que esas tretas todavía sigan teniendo efecto en una parte del público, que algunos continúen atados a explicaciones del mundo que no buscan más que colonizar el pensamiento individual, que aún sigan respondiendo a estímulos informativos nada sofisticados y aplaudan como focas a semejante embrutecimiento de la conciencia.
Una de estas estrategias es la de
dirigirse al destinatario como si fuera
una criatura de poca edad. El resultado es un relato sencillo, con pocos
datos y argumentos pero con una
conclusión contundente. “Cuando más
se busque engañar al espectador, más se
tiende a adoptar un tono infantilizante”, explica Timsit. Más que
desarrollar un pensamiento, el mensaje manipulador intenta despertar una reacción primaria, de aceptación o rechazo de la
historia narrada. Esta respuesta no está fundada en un sentido crítico, sino en
el éxito sugestivo de la manipulación.
Con no esforzada atención,
podemos encontrar en los medios dominantes como Clarín, La Nación, Infobae y sus satélites noticias y análisis que
tienen el tono de una fábula moralizante
en las que se destaca la maldad extrema
de los que consideran malos. El domingo, el diario más que centenario presentó
en su tapa la habitual columna de Joaquín Morales Solá cuyo título es un insulto a la inteligencia: “Cristina: la Justicia es mía”. El eje de este engendro periodístico es la condena a los intentos de reemplazar al
procurador interino Eduardo Casal por Daniel Rafecas. Lo llamativo es que describe como si estuviera mal el procedimiento
constitucional para llegar a ese fin y omite recordar cómo hizo Macri para forzar la renuncia de Alejandra Gils Carbó
y acomodar en su cargo a Casal sin acuerdo del Senado. Que Casal haya
permanecido todo este tiempo es verdaderamente
anti-constitucional y merece por ello ser erradicado de por vida de cualquier cargo cercano a la Justicia.
Sin embargo, Morales Solá tiene
la osadía de condenar al cristinismo por hacer lo que corresponde
con la frase: “la victoria da derechos,
también para nombrar al jefe de los fiscales”, que es precisamente lo que hizo Macri sin el apoyo del Senado. Una
manipulación obscena de una pluma que obtuvo su prestigio sólo por estar al servicio de los poderosos y no por su brillantez
en un diario que se ufana de ser tribuna
de doctrina y no es acusado por
nadie de adoctrinar a sus lectores.
Sin demasiado esfuerzo, podemos
descubrir que casi todo lo que vierten los
voceros del establishment en sus medios colonizadores tienen ese mismo tono
para confluir en un mismo objetivo: la demonización de todo lo que ellos llaman
populismo para que gran parte de los ciudadanos se convierta
en votante de aquellos modelos destructivos que sólo buscan profundizar la
desigualdad que ya es bastante dramática. Pero esta treta y las nueve restantes
sólo son efectivas cuando el receptor
está dispuesto a asimilarlas sin chistar. Por tanto, no son todopoderosas.
Y más aún cuando empezamos a descubrir que quienes las usan no buscan nuestro bienestar sino el
sometimiento al saqueo permanente de lo que nos corresponde.
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