En una clara muestra de desesperación delirante, la derecha opositora y los pseudo periodistas acólitos ya no saben qué fantasmas agitar de cara a las elecciones legislativas. El comunismo modelo guerra fría, autoritarismo populista, autocracia son las etiquetas políticas con las que intentan asustar a sus prejuiciosos votantes. Además de considerar en riesgo la democracia y la república, ya están denunciando fraude con varios meses de anticipación, por si padecen otra derrota como la de 2019. Y, por supuesto, nunca escatiman esos condimentos tan tentadores que atropellaron cuando fueron gobierno, como la libertad de expresión, la independencia judicial, la transparencia y coso.
Como siempre, hay un grupo de
intelectuales –o pensadores retirados- que exponen
el poco prestigio que les queda para dar un marco teórico a la necesidad
del retorno amarillo con un panfleto insostenible titulado “La democracia argentina en la encrucijada:
neogolpismo o progreso”. Un
abuso de la retórica llamar neogolpe a las elecciones de medio término y
considerar ‘progreso’ la desastrosa gestión de Macri en La Rosada SA.
Los que inventaron las fábulas del PBI en el Arsat, las bóvedas en la
Patagonia, el asesinato de Nisman y Aníbal Fernández como la morsa ahora alertan sobre “picos de violencia estatal
nunca vistos en democracia”. Con sólo recordar el desalojo del AFSCA con fuerzas policiales
apenas iniciado el gobierno del Infame Ingeniero, esta afirmación queda
totalmente desmentida. Y podemos hacer un listado muy extenso sobre los
abusos de autoridad en marchas, desalojos, protestas, huelgas durante los
cuatro años de la tristemente célebre Revolución
de la Alegría. Tanta creatividad inspira el odio que hasta pierden la
coherencia.
Como si
estuvieran amenazando a un niño con el viejo
de la bolsa, estas
mercenarias plumas alertan que “si el
kirchnerismo gana, vaciará hasta la última gota la democracia”. El viejo truco de la derecha de erigirse como defensores de una democracia
light para preservar el Poder Real. Claro, el país no puede vaciarse más después del saqueo efectuado por el “Mejor Equipo de los Últimos 50 Años”. Las
instituciones, tampoco, porque Ellos las
amoldaron a martillazos. La Justicia, menos porque es el poder menos democrático del Estado y sigue estando al servicio de la economía concentrada y sus cómplices. La
pobre Constitución quedó maltrecha después del paso de los amarillos. Y estos peleles se disfrazan de intelectuales
para quedar en ridículo al decir que el gobierno de Les Fernández "se
enmascara bajo la retórica del altruismo y la solidaridad”. Con sus más y sus menos, este gobierno
intenta atenuar los estragos realizados a propósito por Macri y el
latrocinio de los formadores de precio vía inflación inexplicable. Con esa
frase esconden que el modelo que defienden está basado en el egoísmo y el
individualismo más extremo. La meritocracia, el derrame, la
desindustrialización, la desregulación y todos los tópicos del capitalismo
salvaje se ocultan tras este falaz documento.
Desesperados
tienen que estar para que estos nada ilustres personajes vomiten esta
catarata de sandeces. Aterrados, para que clamen por el abandono de “las mezquindades y los personalismos
estériles”, mientras los cambiemitas arman las listas con los mismos que
perdieron con honores más otras figuras sacadas del cambalache mediático
que los sostienen. Conductores, opinadores, panelistas suplican que se junten
para garantizar el triunfo electoral; no importa para qué. Lo importante
para estos odiadores es que se amontonen lo más posible para conquistar
algunos porotos porque con siete diputados “nos
convertimos en Venezuela, Nicaragua” o algún infierno peor que el que
ellos prometen. Y, como si fuera el final feliz de una película romántica, convocan a “trazar con firmeza un horizonte de país
deseable” que no supieron siquiera bocetar durante la presidencia de
Macri. Salvo que ese ‘deseable’ sea para esa minoría destructiva que
nunca se cansa de acumular fortunas escatimando dignidad al resto.
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