El programita de la
TV Pública que tanto enoja al establishment está presentando algunos debates
que pueden ser interesantes, aunque
deban suspender para eso el objetivo de desarticular el discurso mediático
dominante. Claro, eso si continúan con la línea de invitar opositores con
ganas de contraponer propuestas y modelos, para corregir el rumbo de nuestro
querido país. No tiene demasiado sentido invitar a aquéllos que son sólo
rupturistas. Un debate político no es un
encuentro de Titanes en el Ring o un patético griterío en el living de “Intrusos”.
Un revoleo de denuncias ante la defensa
de las transformaciones que ha tenido nuestro país en los últimos años no es
muy enriquecedor. Las denuncias pueden resultar reveladoras si no apuntan a
la destrucción absoluta del camino que hemos emprendido. Con el periodista Jorge Lanata no hay muchas posibilidades de debate,
porque él no defiende nada, sino que ataca todo desde la particularidad del
dato. Con Marcelo Bonelli, tampoco, porque no se entiende lo que dice. Con
muchos exponentes de la oposición política ocurre algo similar, como se vio en
las sesiones en el Congreso por la expropiación de CVS. La diputada del PRO
Laura Alonso demostró, a través de un mensaje en Twitter que su capacidad para
el debate es inexistente. Decir que cuando Macri sea gobierno –en la dimensión desconocida, por supuesto- no
existirá La Cámpora y Vatayón Militante la desautoriza plenamente; o que la
SIDE y la AFIP no perseguirán al que piensa distinto sugiere el retorno al
pensamiento único que tanto daño nos ha hecho. Interesante lo de la AFIP. Si para la diputada pensar distinto es evadir, por supuesto que la AFIP deberá
perseguir al evasor.
Además de sus dichos poco democráticos, el mensaje de Alonso
revela que algo nuevo molesta. Inexplicablemente, el organismo recaudador ha
tomado mayor protagonismo en los últimos tiempos, lo que demuestra que se ha terminado la paciencia y que la estrategia
de la persuasión ha fracasado. Empresas grandes y chicas, nacionales y
multis, comerciantes, productores y representantes de fútbol… Todos evaden. Y
eso dificulta la redistribución del ingreso. El zócalo de un noticiero decía
hace unos días: La AFIP está insaciable. Proyección, se llama este
procedimiento. Cuando se acusa al otro de algo que ostenta el propio acusador. Precisamente, son los que más ganan los que
más evaden. Y sobre eso no hay debate posible. Aunque llama la atención que recién ahora se están desarticulando los
siniestros mecanismos que utilizan los evasores, nunca es tarde si el objetivo
es que todos contribuyan. No sólo los grandes grupos económicos locales y
multinacionales estructuran sus negocios para abusar de las zonas grises que
deja la legislación; también algunos ahorristas y hasta los representantes de
futbolistas. Con sus dichos, la diputada
del PRO, Laura Alonso, sale a defender a individuos que sólo piensan en dañar
el crecimiento económico del país. Hermoso ejemplo democrático y de defensa
de las instituciones.
Porque las instituciones no tienen sentido si no actúan en
defensa del objetivo colectivo, que es recuperar un país equitativo, en
constante crecimiento con inclusión. Tampoco
si están al servicio de las minorías angurrientas y saqueadoras, verdaderamente
insaciables y destructivas. Por eso, algunas intervenciones en el Congreso
revelaron más la defensa de intereses corporativos que la intención de
construir institucionalidad. Si un tiempo atrás consideraban importante para el
país que sea el Estado el que imprima los billetes y otros documentos, cuesta
creer que esos mismos hayan votado en contra de la expropiación de CVS (ex
Ciccone calcográfica). “Muchos
bloques opositores presentaron proyectos en este mismo sentido. Algunos
mantienen esa posición y otros la revirtieron. ¿Qué cambió de hace tres meses
ahora?”, se preguntó el jefe del bloque kirchnerista, Agustín
Rossi. Claro que es extraña la historia
de esta oscura empresa en relación con los sucesivos gobiernos, desde la
dictadura hasta ahora. Pero para eso están las instituciones, para transformar lo
que es oscuro en luminoso.
La discusión de esta ley se extendió porque muchos diputados
se empeñaron en focalizar sus exposiciones en las denuncias periodísticas que pesan sobre el vicepresidente Amado
Boudou. “El progresismo
que no combate la corrupción o el progresismo ineficiente es tanto o más dañino
que las concepciones neoliberales o antipolíticas en la gestión”, explicó
Ricardo Alfonsín, como si supiera. “Esta
ley va a ser recordada como la ley Boudou, la ley Ciccone o la ley de la
corrupción”, dibujó Ricardo Gil Lavedra, olvidando todo principio de presunción
de inocencia. Pero quien más se esforzó por romper la discusión en el Congreso
fue la diputada Elisa Carrió, tan histriónica como destructiva. “No hay dudas de que el señor Boudou es el
propietario de la empresa a expropiar y tiene de rehenes a todos los diputados
del Frente para la Victoria”, expuso, sin
detenerse a pensar en lo contradictorio y ridículo de sus dichos. Y pidió,
con el objetivo de obtener algunos segundos en los flashes informativos, que se
“amplíen las denuncias penales a la
Presidenta”. Y, por las dudas, Carrió deslizó una nueva denuncia hacia la
nada: “los jueces federales de Comodoro
Py son el banco que administra el freezer de la impunidad en la República
Argentina”.
Pero el que sintetizó los motivos del verdadero enojo opositor fue Oscar
Aguad. “Se va en contra
de la inviolabilidad de la propiedad privada, lo que está en juego es la
propiedad privada”, aseguró. Al menos fue sincero. En su concepción de la vida, haga lo que haga el propietario, la
propiedad es inviolable. Y después de los resultados a favor de la
expropiación, el paraguas estaba ya abierto. Durante las dos semanas que duró
el debate en ambas cámaras, políticos y periodistas que encabezan la oposición
intentaron instalar la idea de que la medida apuntaba a garantizar la impunidad
de Boudou. Ahí se ve la enagua, como decían las abuelas. Si en unos meses las investigaciones judiciales demuestran que las
acusaciones hacia el ex ministro de economía no revelan la existencia de ningún
acto de corrupción, seguramente dirán que la ley de expropiación cumplió con su
objetivo.
Como la historia de
expropiaciones no empieza ni termina con la ex Ciccone, basta ver los resultados
de la YPF bajo el comando estatal. No
sólo se ha recuperado la producción, sino también se está reduciendo el
porcentual de importación de combustible. Pero además, se están ampliando
las acciones de exploración. “Este es un
día histórico –aseguró el presidente de la petrolera, Miguel Galuccio- en el cual ustedes deben sentirse orgullosos
porque va a definir el futuro energético de los próximos veinte años”. Los
proyectos de exploración que presentó esta semana y que se detallarán en los
próximos días contempla la inversión de
277 millones de dólares en provincias que hasta ahora eran consideradas no
petroleras para ampliar la frontera hidrocarburífera del país. “Estamos volviendo a cantidades de pozos de
exploración que son históricas –anunció Galuccio- Pensamos terminar el 2012 con 50 pozos exploratorios versus los 19 que
se hicieron en los últimos cinco años en promedio”.
Estos logros son la base para
debatir en serio. Debatir con los que
quieren la reconstrucción de un país, no con los que quieren retornar a los
tiempos de la destrucción. Los que añoran volver a aquellos tiempos oscuros
quedarán en soledad inoculando el veneno que ya pocos quieren consumir.
MARTIN GRANDE locutor millonario de Salta EVASOR
ResponderBorrarEl locutor venido a empresario. propietario de la emisora FM 89.9 Profesional, Martín Grande, según sus propios colaboradores, se le desdibujó la sarcástica sonrisa y suspendió sus actividades en la lujosa emisora del coqueto barrio Grand Bourg, cuando la AFIP (Administración Federal de Impuestos) llegó de inspección a la próspera planta radial.
Acostumbrado a sus delirios de CIUDADANO EJEMPLAR, su honradez incomparable y cualidad moral autoreferencial, Martín Grande, el látigo admonitor de los políticos, al parecer, sufre una de sus crisis más inesperada en lo social e impositivo. No es la primera vez que Grande es visitado por la AFIP y, como resultado de sus airosos despegues, solía jactarse de su "intachable conducta previsional de impoluto contribuyente". Esta vez no pudo zafar y la AFIP arrasó con todo.
La Administración... Federal de Impuestos ordenó el inmediato secuestro de vehículos destinados a los movileros de la emisora FM Profesional y la camioneta 4x4 del locutor en un acta de infracción que, como punto de partida, es el prólogo del control profundo y la minuciosa investigación que harán los inspectores sobre la fortuna acumulada e injustificada de Martín Grande en Salta y en otros puntos del país.
Lo cierto es que el Imperio Comunicacional de Martín Grande sufre su colapso inicial de caos financiero lo que reaviva el interrogante: ¿Es este golpe impositivo parte de la maldición del esotérico Guillermo Capellán? Mientras los comentarios sobre la GRANDIOSA evasión se instalan en la ciudad, el soberbio Martín no sabe cómo hacer para desmostrar su cuantioso e inexplicable patrimonio.