El refranero popular pone a nuestra disposición frases para todas las ocasiones posibles. Los amigos de mis amigos son mis amigos, aunque difícil de verificar en la vida real, insinúa la posibilidad de construir un colectivo unido por la amistad. Una variante negativa de esta frase podría ser los enemigos de mis enemigos son mis amigos. Aunque parezca tener un resultado similar, el espíritu que la guía es la enemistad y sugiere un pegoteo corporativo y de ocasión. Y con intereses no muy transparentes, dicho sea de paso. Los bichos que se estampan en el parabrisas de Moyano es una clara muestra de ello. O los nuevos colegas que Lanata supo conseguir. No es lo mismo que salga en tu defensa Estela de Carloto o Hebe de Bonafini que Gerónimo Venegas o Cecilia Pando. Lo que pasó esta semana con el periodista Víctor Hugo Morales deja en claro que, cuando se ataca a un ciudadano, responde un colectivo. En cambio, la otra ecuación sólo forma un odioso conjunto de individuos odiantes. Los primeros, con diferencias y matices, se manifiestan a favor de un modelo que, tropiezos y contradicciones mediante, está construyendo un país más inclusivo. Los segundos, sólo están en contra; no están a favor de nada. O, con mayor claridad, están a favor de algo que no pueden manifestar. Como no tienen nada para defender, arremeten contra todo. Y hasta hablan de cosas de las que antes no hablaban.
En medio de su desesperación, como fieras acorraladas, tiran dentelladas al aire sin saber qué morder. Sus fauces pestilentes pueden herir a cualquiera y muchas veces, su malsano accionar puede volver en su contra. Precisamente ellos, que fueron cómplices de la peor de las dictaduras y que expandieron su poder al amparo de esas sombras, señalan a los que, ocasionalmente, tuvieron una superficial relación con algún militar. Pero el veneno no hace mella en el colectivo, que lejos de desmantelarse ante tan fieros ataques, se consolida y acrecienta en busca de un tránsito más sólido. Porque la estrategia de los carroñeros consiste en que cada detalle anule el proyecto en curso. Cada crítica que difunden por sus propaladoras de estiércol está pensada como negación absoluta de las transformaciones que se han producido en nuestro país en los últimos nueve años. Hasta las más insignificantes. Y sin embargo, no es así. Por el contrario, no todo resulta como ellos quieren. Su bombardeo mediático sólo fortalece y consolida al colectivo. Y si la crítica tiene algún fundamento –como en el caso de los controladores de la tarjeta SUBE- se convierte en acción transformadora.
Con sus productos intestinales sólo quieren manchar la agenda; ocultar lo que les molesta que se sepa. Además de la Operación VHM, instalaron la historieta de los presidiarios K con salidas transitorias. No les importan los malos tratos que reciben los condenados en las unidades y comisarías provinciales, con torturas y asesinatos incluidos, sino el programa de inclusión y adaptación que aplica el Servicio Penitenciario Federal. Bastó un solo titular para que los diputados serviles posaran para la foto. Y con estos dos temas pretendieron empestar la semana. Si siempre se dedicaran a tratar sobre estas cosas, demostrando preocupación por el estado de los reclusos en las cárceles. Pero no, lo único que les preocupa es todo aquello que pueda salpicar lo más posible a los K. Si algunos amarillos de la Policía Metropolitana abusan de su autoridad ante indefensas parejitas, nada dicen. Por el contrario, tratan de decir lo menos posible de la gestión porteña porque sueñan con un futuro amarillo para nuestro país. Y están desesperados porque todo quedará en eso: en un sueño.
Porque la Pesadilla K –para clarines y cornetas, por supuesto- continúa. Y con mucha fuerza. No conformes con haber modificado la carta orgánica del Banco Central y orientar el crédito a la producción, el Frente Nuevo Encuentro presentó en estos días un renovado proyecto de ley de Servicios Financieros para el Desarrollo Económico y Social. Como siempre, el objetivo es derogar la norma 21526 de Entidades Financieras, nacida durante la dictadura cívico-militar con el impulso del entonces ministro de Economía, José Alfredo Martínez de Hoz. Esta nueva versión “establece lo que el Banco Central podrá hacer, pero con la Ley de Entidades Financieras se define con mucha precisión lo que los bancos deberán hacer”, explicó el diputado y titular de Credicoop, Carlos Heller. El proyecto profundiza las nuevas disposiciones del Banco Central y contempla que casi el 50 por ciento de la cartera de préstamos deberá estar destinada a créditos a micro, pequeñas y medianas empresas y en líneas hipotecarias.
Esta propuesta había sido presentada en 2010 y generó un intenso debate sobre la definición de la actividad bancaria como un ‘servicio público’. La nueva versión elimina ese concepto para encuadrar a la actividad como ‘interés público’. “Las leyes también tienen un sentido de lo temporal –agregó Heller-, cuando vemos que el Estado, en temas trascendentes como la regulación de la producción de Papel Prensa o en el tema de hidrocarburos, utiliza el concepto de interés público, nos parece que alinearnos con ese concepto lo hace más compatible con los proyectos que se impulsan desde el Ejecutivo, y no pretende ir más allá”. La diferencia es sustancial. Mientras que un servicio público lo presta el Estado, aunque pueda concesionarlo a privados, el “servicio de interés público” se define entre privados, pero es regulado por el Estado. Mientras tanto, en respuesta al reproche de CFK unos días atrás, las asociaciones de bancos extranjeros, nacionales y públicos junto con Credicoop, Nación, Patagonia, Galicia, Citi y BBVA Francés comenzaron a publicar avisos en gráfica para difundir las líneas de crédito dispuestas por Mercedes Marcó del Pont. Por supuesto que los medios con hegemonía en decadencia tratan de tapar estas novedades porque, de hacerlo, estarían reconociendo algún éxito al Gobierno Nacional.
En esta sinfonía desafinada de Clarín y sus cornetas tampoco hay lugar para ponderar la nueva conformación del Mercosur. Claro, molesta Chávez. Pero Chávez no es Venezuela y eso lo entienden muy bien los presidentes de Brasil, Uruguay y Argentina. Paraguay tal vez lo entienda más tarde… o nunca. No resulta tan fácil dar la espalda a la “quinta potencia del mundo”, como definió al nuevo Mercosur la presidenta Dilma Rouseff en Brasilia. “La incorporación de Venezuela –destaco Cristina- cierra definitivamente la ecuación de lo que va a ser este siglo XXI: energía, minerales, alimentos y ciencia y tecnología”. Mientras Hugo Chávez, con su humor de siempre, calificó al Mercosur como “la locomotora más grande que existe para preservar la independencia y acelerar el desarrollo integral de Latinoamérica”. Para los que no quieren entender, con el ingreso de Venezuela, el bloque contará con un PBI de 3,3 billones de dólares (el 82,3% del Producto Bruto total de Sudamérica), un territorio de casi 13 millones de kilómetros cuadrados y más de 270 millones de habitantes, por lo que siete de cada diez sudamericanos serán ciudadanos del Mercosur. Pavada de números.
“Nuestro norte es el sur” celebró Chávez y agregó que “ahora estamos donde deberíamos haber estado siempre. Ahora estamos localizados en nuestra exacta dimensión geopolítica. Este es nuestro sitio, nuestra esencia”. CFK insistió en que “estamos dispuestos a llevar esta alianza adelante. De modo tal que cuando nosotros no estemos, ya que somos meras circunstancias de la historia, estén los hijos de nuestros hijos para cuidar esto que no es ni de Hugo ni de Dilma ni de Pepe ni de Cristina, sino de los pueblos que nos eligieron democráticamente para que gobernemos su economía y también, en definitiva, su presente y su futuro”. Pero quien dio en la tecla fue el Presidente de Uruguay, José Mujica. Siempre dispuesto a mostrar la sabiduría horizontal que lo desborda, destacó que el desafío del Mercosur no debe tratarse “de ser los más ricos del planeta, sino los más felices”. Y de eso se trata: no de superar records numéricos, sino del pueblo y su bienestar. Un desafío que presidentes humanos están concretando, a pesar de los enojados perpetuos –individualistas, caceroleros y fuckyouteros- que sólo ponen el ojo en la cifra y no ven más allá.
Brillante análisis, como siempre. DEsde Doc9 también revindicamos esta misma línea, defendiendo a un país que pendulea entre la estupidez de Tinelli porque un país de idiotas es más fácil de manipular, la hijadeputez del mercenario Lanata, porque los archivos, en la era digital lo desnudan atacando mal a la Corpo y ahora empleada en él, y en el turro del Chiche Gelblund, todos en la pantalla de canal 13, que coincidencia no? por eso estoy con Víctor Hugo
ResponderBorrarPor suerte existen personas que escriben con estas palabras y no con las egoístas. Emocionante y brillante análisis. Comparto !
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