viernes, 23 de agosto de 2013

Nubarrones a la vista



La Corte en un cuello de botella
¿Habrá que abrir el paraguas aunque no aparezca ni una nube? ¿Será necesario especular con el peor escenario para que lo que venga no suene tan malo? El 28 de agosto es la fecha que otra vez pondrá sobre las tablas a la estrella que ha protagonizado gran parte de estos años: la Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual. No es exagerado decir que se ha convertido en la ley democrática más pisoteada de nuestra historia reciente. Los Supremos se están acostumbrando a ser los vetadores de la democracia y rechazan normas no por su contradicción con el espíritu constitucional, sino porque no les conviene. Tanto que se exige una justicia independiente, la que tenemos ya muestra una adicción obscena a los intereses corporativos. Aunque intenten disimularlo, aunque se muestren como los guardianes de la República, los miembros de la Corte se están comportando como una oposición encubierta. Más que custodios de las instituciones, actúan como una barrera de protección del statu quo. Con un aura divina que no merecen, bloquean cualquier transformación que amenace lo que pretenden conservar: privilegios y atribuciones caprichosas que ya huelen a naftalina.
   Cuando se destituyó a los miembros de la Corte menemista, la esperanza de una justicia más comprometida con los intereses de la mayoría parecía dibujarse en el horizonte. Los debates sobre los nuevos miembros mostraban personajes dignos de ocupar tan importantes estrados. Al principio, fueron funcionales a la construcción del país que soñamos durante mucho tiempo. Después, no. Mientras los temas abordados se relacionaron con la reparación del pasado, no hubo problemas. Hasta parecían heroicos. Pero, al momento de actuar para modificar la relación de fuerzas entre el poder económico y el político, las cosas se volvieron complejas. Y resistieron hasta el absurdo para preservar su arbitraria fortaleza. Todavía mantienen acordadas que los excluye de la igualdad ante la ley, como la que los exime del pago del impuesto a las ganancias o la permanencia de Carlos Fayt veinte años más de lo que dispone la Constitución.
Los últimos fallos parecen dardos letales hacia la legitimidad del poder político. El rechazo a la ley de modificación del Consejo de la Magistratura resultó más inspirado en cuestiones ideológicas que constitucionales. Tampoco aceptaron que las declaraciones juradas del Poder Judicial sean controladas por la Oficina Anticorrupción porque, arguyen, es “una violación de la independencia de los poderes”. Aunque los Supremos no dudan a la hora de intervenir en las decisiones de los demás poderes a través del frizado de las cautelares: durante diez años han protegido a La Nación de pagar una deuda de 280 millones de pesos que tiene con la AFIP. Ahora desestimó los planteos defensivos del Estado Nacional y dejó firme una cautelar que impide la expropiación de los terrenos que ocupa la Sociedad Rural en Palermo, comprados a precio vil en los noventa y con una deuda asumida por un banco público. Veamos: vetan leyes, se auto-regulan, administran su presupuesto, conceden favores, se atribuyen privilegios, ocupan los cargos durante el tiempo que se les antoje. ¿No estarán pensando fundar un nuevo país?
Con estos antecedentes, no deben buscar otra cosa que la enemistad con el pueblo argentino. No es necesario que sean simpáticos, sino que sean correctos. No deben ser complacientes con el Gobierno, sino estar comprometidos con la defensa del Estado. Nadie les exige que se conviertan en demagogos, tan sólo que respeten la convivencia democrática. No se les pide que inventen nada, sino que respeten la Constitución que custodian. Lejos de solicitar que se sumen al kirchnerismo, les suplicamos que se resten de las corporaciones, porque así están propiciando una compleja crisis institucional.
Como nunca, los Supremos se han convertido en el centro de la atención ciudadana. Por sus propias decisiones se han erigido como los protagonistas de este drama. En las próximas semanas, el destino está en sus manos. El miércoles 28 de agosto todas las miradas estarán puestas en esa sorpresiva audiencia que convocaron para que las partes puedan exponer sus posiciones respecto a la LSCA. ¿Había necesidad de seguir dilatando una resolución tan crucial? ¿Hace falta escuchar nuevamente los argumentos a favor de una democratización de la palabra? ¿Es necesario seguir agregando suspenso a esta película casi horrorosa? ¿O no advierten que el poder mediático está desenfrenado?
Este es el argumento fundamental que debe guiar la resolución de los Miembros de la Corte: ningún sistema democrático puede subsistir con una cadena de medios que no sólo se opone al Gobierno Nacional, sino que difunde mentiras atroces con tal de favorecer su caída. El Autor de Estos Apuntes se sometió a una dura experiencia que casi desbarranca su cordura: se expuso a quince minutos de Telenoche. Después de escuchar noticias y comentarios orquestados para culpar a Cristina, Moreno y La Cámpora de todo lo que ocurre en esta dimensión y en todas las existentes, daban ganas de salir a la calle con un arsenal de cacerolas. Tan obscena era la intencionalidad de sus fábulas que casi resultaban absurdas. El gesto estreñido de los conductores parecía más adecuado para una publicidad de laxantes que para un noticiero. Y esto no sería nada si no existiera la tan siniestra réplica de los medios del Grupo y los serviles satélites. A la opereta de Seychelles se sumó el sainete de Lan y ya están preparando la próxima andanada de prejuicios disfrazados de información. La función se completa con la troupe de políticos y saltimbanquis que ejecutan las más disparatadas piruetas para adaptarse a tan desconcertante agenda.
Pueden fallar en contra de la plena aplicación de la ley: es la más nefasta de las posibilidades. Este sería el panorama más funesto. El oficialismo estaría en una situación de debilidad peor que la de 2008. Si dan los tiempos, puede apurar un juicio político exprés con la mayoría que conservarán hasta diciembre. O conseguir números más favorables en octubre, lo que aportaría más oxígeno. El kirchnerismo ha demostrado en estos diez años responder muy bien a los desafíos en momentos adversos. En realidad, ha demostrado muchas cosas durante todo este tiempo. Reconstruir un país en ruinas para garantizar un futuro ha sido una de ellas, con todo lo que esto significa. Una prueba más se avizora en el camino. Prueba innecesaria, de la que habrá que salir victorioso. O estamos fritos.

2 comentarios:

  1. A la Corte se la podría frenar solo con la rotunda simpatía de amplias mayorias que no han visto en la reforma judicial una causa suya ,apenas algo ajeno que no les compete.
    Por supuesto que estoy de acuerdo con terminar con ese coto cerrado mafioso y corporativo,pero hoy por hoy LTA nosotros

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  2. Gustavo: La corte esta en un cuello de botellas...y nosotros, los ciudadanos, también sino damos el ejemplo de ejercer nuestros derechos.
    Mi respuesta a este excelente escrito tuyo, en el cual no soportaste 15 minutos de prensa difamadora, se relaciona a mi publicación de hoy.Siento como deuda pendiente de mi presidenta, defenderse y al hacerlo, defendernos de la apología del odio y ...de la indiferencia constitucional, que es lo peor que nos podría pasar.
    Te invito a su lectura:"DAR EL EJEMPLO EN EJERCER EL DERECHO A DEFENDERSE , NO CONDICIONA LA LIBERTAD DE PRENSA"

    http://opiniondeandrea.blogspot.com.ar/2013/08/dar-el-ejemplo-en-ejercer-el-derecho.html
    Un abrazo
    Andrea

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