Naufragios
y manotazos en el agua gélida
Este mes comienza con la
agitación propia de los días previos a las PASO y todo parece funcional a la
campaña. Lo que de un lado y otro se
ofrece a consideración del electorado es muy diferente. Desde un lado sólo
hay un contrerismo patológico que
deviene en promesas que se desgajan apenas pronunciadas. Desde el otro, hay una
gestión que, a pesar de algunas contradicciones y unos cuantos errores, ha logrado transformar al país de manera
nunca soñada. Aciertos que demuestran que otro país es posible y que el
camino es el iniciado en mayo de 2003. Pero
algunos se esfuerzan en negarlo, aunque cada vez con menos éxito. Hasta los
candidatos opositores deben reconocer los avances, a regañadientes y con mucha
mezquindad. Unos pocos lo hacen de buena fe, pero la mayoría no. Nadie con dos
dedos de frente puede creer que los exponentes de la derecha más rancia
manifiesten tanto beneplácito por la AUH, si
será lo primero que borren de un plumazo cuando las papas quemen o, lo que
es lo mismo, cuando la angurria lo requiera. Ya los conocemos, por más que se
disfracen de inocentes pastorcitas. Imposible que en una misma entrevista meneen el rabo por la AUH y muestren los
dientes por el gasto público. Contradicción –o cinismo- tan evidente
que no puede engañar a nadie.
Los gestos hipócritas abundan
entre los que se erigen como guardianes de la moral. Durante años, los sicarios
del monopolio han gastado saliva y papel para probar inexistentes atropellos a
la libertad de expresión. Incluso, paradoja ya muy extendida, denunciaban
censura con absoluta libertad. Recordar los rostros que se contraían ante
las cámaras simulando dramáticos gestos de preocupación basta para carcajear
durante varios días. Cacareadores radiales a toda hora teorizando sobre los
peligros del autoritarismo inminente y opositores laderos para toda ocasión que
asentían con enormes esfuerzos para contener la risa. De estos episodios hay un
montón en la memoria colectiva. Pero esas parodias periodísticas no están
dirigidas a ningún conjunto histórico y solidario, sino a un manojo de individuos amnésicos que ni recuerdan los libelos
que los bombardearon ayer. Bípedos inmunes a las desmentidas, tan
prejuiciosos que resultan blanco fácil de la más primitiva manipulación. Tanto
que ni se enteran de que esos mismos monigotes disfrazados de liberales
patricios son los que iniciaron una demanda contra Víctor Hugo Morales.
Aunque el hecho es conocido,
vale la pena recordarlo. El CEO del Grupo Clarín, Héctor Magnetto, denunció al
periodista y locutor por “daños y
perjuicios” provocados por algunos dichos de su programa radial. En plena noche, recibió una citación para una
audiencia de mediación con el sujeto más poderoso del país. “Me gustaría acudir a la audiencia con las
manos en los bolsillos –reveló el charrúa
en una entrevista radial- y decirle a
Magnetto: ‘señor, haga de mí lo que quiera. Estoy encantado de ir preso por
usted’”. En verdad, si existe un
juez o un fiscal que mueva un milímetro de su dedo por una causa tan injusta,
el sistema judicial está irremediablemente perdido. La Justicia tiene que
equilibrar, no ponerse de parte del más pesado. Los jueces tienen que protegernos de estos monstruos que se quieren
apoderar de todo. Pero Víctor Hugo, con la calma que lo caracteriza, anunció
que va a "aprovechar la ocasión para
decirle en la cara lo que pienso de él y ratificarme en cada cosa que haya
dicho en mi vida respecto de lo que juzgo es la mafia mediática en la
Argentina, con la imperiosa necesidad que tenemos de modificar esos poderes y
hacerlos más plurales". Sería
interesante saber qué opinan los políticos de la oposición ante tanta
ostentación de poder, tanto atropello de las instituciones, ante tamaña
justicia dependiente.
Pero claro, como están en
campaña sólo se preocupan por disfrazar la ausencia de ideas con ridículas
consignas publicitarias y apelan al denuncismo para simular compromiso. Los
pre candidatos de UNEN, Ricardo Gil Lavedra, Alfonso Prat Gay y Victoria Donda,
denunciaron ante la justicia electoral a La Presidenta por haber realizado “actos de campaña” en plena veda
electoral. El artículo 64 del Código
Electoral establece que "durante la
campaña electoral, la publicidad de los actos de gobierno no podrá contener
elementos que promuevan expresamente la captación del sufragio a favor de
ninguno de los candidatos a cargos públicos electivos nacionales". Entonces,
los postulantes porteños pidieron a la jueza María Servini de Cubría que ordene
al Ejecutivo “cesar en la inauguración de
obras públicas y toda actividad en infracción”. En cierta forma, suplican que por unos días el Gobierno deje
de gobernar, así pueden picotear unos cuantos porotos.
El fiscal federal
con competencia electoral, Jorge Di Lello consideró mínimas las denuncias y
explicó que, si bien durante la campaña
no se pueden anunciar obras, la Constitución avala –y obliga- la publicidad de
los actos de gobierno. Por si no se dieron cuenta, desde hace años, todas
las semanas CFK inaugura muchas cosas, grandes y pequeñas, públicas o privadas.
No es por la campaña, sino que está en
constante actividad. Claro, Cristina hace trampa: según los denunciantes,
en Cañuelas “pronunció un nuevo discurso
en el cual detalló profusamente lo que ella considera logros de su gestión”. Así no vale, porque ellos sólo pueden exhibir
ausencias en las bancas que algunos votantes les confiaron.
Pero si de
cinismos e hipocresías trata este apunte, no debe omitirse el operativo video, que tiene como destinatario
al ministro del Interior y Transporte Florencio Randazzo. El miércoles difundió
unas escalofriantes imágenes que las cámaras instaladas en las cabinas captaron
de unos escasos maquinistas irresponsables que manejaban dormidos o distraídos.
Por las dudas, aclaró que eso no
significaba culpar a todos los que cumplen con esa función, sino a esos casos
particularísimos. Sin embargo, las corporaciones sindicales y los medios
carroñeros salieron en defensa de lo indefendible. Lo que el ministro demostró
es la necesidad de ejercer un control con todas las herramientas
posibles para garantizar el buen funcionamiento del transporte ferroviario.
Pero consideran que estigmatizan a los trabajadores con esta evidencia que
interpretan como botoneada. Nada
decían cuando desde las pantallas de TN se alentaba a los televidentes a filmar
con sus celulares a los choferes de micros que hablaban por celular o leían el
diario mientras conducían. Y todo para participar de un sorteo.
En
medio de la campaña, ya se quedaron sin política. O no
la han tenido nunca. Porque, de acuerdo a lo que se puede deducir de lo que
dicen y hacen, están desorientados, desesperados. No pueden hacer pie en medio de su naufragio. Los números no
cierran, aunque vociferen consignas criticonas a los cuatro vientos, aunque compitan entre sí para ver quién se
opone con mayor vehemencia. Lo que suponían agonizante, está a punto de
renacer. El fin de ciclo que tanto ansían parece cada vez más lejano. Un nuevo balde de agua helada los hará
reaccionar o los condenará a un congelamiento eterno.
Con mucho gusto visitaré tu blog y espero que te sientas a gusto en este espacio. Bienvenido y a seguir intercambiando ideas.
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