“Felices fiestas” solemos decir en estos
días. Una formalidad que no hará más
felices a los que ya lo son ni modificará la vida de los infelices. Algunos
alzarán copas de cristal con champagne importado y dibujarán en sus mandíbulas
una sádica sonrisa. Una mueca triunfalista
que corona la reconquista del país que consideran de su propiedad. En las
madrigueras –ahora iluminadas con infernales fogatas- roerán los restos de lo
que creen que empieza a morir. Satisfechos, exhiben un trofeo y bailan
enloquecidos por el venturoso futuro que les espera. La normalidad tan deseada por
el establishment está nuevamente entre nosotros. Lo que viene ya es
conocido: por las crónicas conocemos el desalojo de la plebe en 1930 y la década infame que llegó después; algunos lo han
vivido en el ’55, cuando la “Fusiladora” irrumpió para extirpar del pueblo
el sueño peronista; otros recordamos la pesadilla del ’76, después de los despojos que 20 años de
rencor habían dejado en las calles; en los ’90 un caudillo provinciano
abrió las puertas del más bestial de los
saqueos; ahora, con elecciones limpias, transparentes y mucha manipulación arribó la misma estirpe al gobierno para
castigar al pueblo por intentar conducirse a sí mismo. La repetición de los
peores capítulos de nuestra historia está ante nuestros ojos y sólo podremos contemplar
con asombro y dolor hasta dónde llegarán
con su afán destructivo.
A
paso redoblado avanzan las fuerzas amarillas para copar el país. Aunque Macri
ganó con un margen de dos puntos sobre su único rival, su impronta es fundacional. Cuatro años atrás, Cristina, con el 54
por ciento contra cinco competidores y con una diferencia de 37 puntos sobre el
segundo no intentó hacer ni la mitad de
lo que el empresidente ha hecho en
sus primeras semanas de gobierno. Quizá ése fue el error de La Presidenta: confiar más en la institucionalidad y el
poder de las urnas que en el apuro por transformar el país. A fuerza de
decretazos, de la complicidad de algunos jueces y de la propaganda complaciente
de los medios hegemónicos –ahora oficialistas-, Macri está armando una maqueta a la medida de las pretensiones del
Círculo Rojo.
El
nuevo episodio con que adorna el arbolito
demuestra que su respeto por las leyes sancionadas en estos años es nulo. Y que
algunas de las fuerzas políticas que acompañaron en 2009 la ley de SCA están salpicadas por las ansias
revanchistas que tanto dolor han provocado en el pasado o están más asustados
que nosotros. Porque la ley 26522 no es una ley kirchnerista, como los caranchos quieren hacer creer a la
sociedad. Con unas cuantas firmas, atropellan
una norma que puso fin al decreto de la dictadura y las resoluciones de
Menem; una construcción colectiva que
insumió cuatro años de debates en todo el país, en foros plurales y
riquísimos en propuestas; un proyecto que obtuvo 146 votos a favor, tres en
contra y tres abstenciones en Diputados y 44 votos contra 24 en el Senado. Una ley que fue declarada constitucional en
todos sus artículos por la Corte Suprema de Justicia. Nada de lo que están
haciendo las autoridades nacionales está contemplado ni en las leyes ni en la
Constitución. Todo lo que están haciendo
y todo lo que harán está guiado por la peor de las venganzas y por la más
perniciosa obsecuencia. El gerente de
La Rosada se está metiendo en un laberinto tortuoso que lo llevará a
convertirse en un personaje detestado
hasta por gran parte de sus propios votantes. Después, será desechado por
los mismos que contribuyeron a sentarlo en el Sillón.
La tragedia no será televisada
Por
ahora, Macri sólo sigue el plan elaborado desde las sombras del lejano Norte
para toda la región. Las pinzas ubican sus puntas en Argentina y Venezuela, los
peores alumnos. Brasil está a punto
de ser doblegada. Después, ya se sabe: recibiremos sus crisis que, aunque ya
estén usadas, siguen siendo efectivas para someter a los pueblos a las angurrias de
unos pocos. Sólo si estamos peor, los gestores de catástrofes seguirán
siendo modelo. Mientras en aquellas latitudes el desempleo sea mayor que el
nuestro, el faro neoliberal no podrá
orientarnos hacia ningún abismo. Si desde allá se exportan sus productos,
ellos podrán generar empleo. Claro, si acá la importación se convierte en
nuestra norma, la desocupación será una postal cotidiana. Y de paso, en carta
blanca para hacer nuestros salarios más
competitivos, que en la elegante
jerga de los técnicos significa ‘casi de hambre’. El círculo vicioso que ya
hemos padecido en las últimas décadas del siglo pasado está a punto de encerrarnos otra vez.
En
los noventa, la promesa del Salariazo y
la Revolución Productiva se utilizó como
una eficaz zanahoria en el
contexto de una fenomenal crisis económica y social. Alfonsín no pudo lidiar
con las presiones del establishment y la
decepción del primer gobierno democrático después de la más cruenta dictadura
encontró en el Infame Riojano una convincente salida. Los pocos medios de
comunicación existentes en aquel momento convencieron a la sociedad de que el problema estaba en el Estado y que la
mejor solución era que los privados se hicieran cargo de todo. Después, el
individualismo más perverso se convirtió en dogma y el pum para arriba, en lema de distracción. De ahí a la creencia de que estábamos en el Primer Mundo había un solo
paso.
Creencia
que nos costó muy cara y todavía estamos pagando. Después de los doce años de
kirchnerismo que, con aciertos y errores, lograron sacarnos del pantano, otra vez nos amenazan las aguas turbulentas.
La amplificación de los desaciertos y el ocultamiento de los logros persuadieron a una parte de la sociedad
de que el camino para salir de una hecatombe
virtual es la propuesta de la Alianza Cambiemos. Un sistema de medios
concentrado en pocas manos y la pulsión manipuladora y machacona de algunos encumbrados comunicadores construyeron el escenario ideal para volver
a las recetas importadas que ya conocemos de memoria. Desde hace poco más
de un mes, esas mismas propaladoras de estiércol se han convertido en expendedoras
de la más empalagosa miel. Todo lo que
antes transformaban en excusa para el escarnio, ahora se trueca en amorosos
poemas apologistas.
Por
mucho menos de lo que el empresidente Macri
ha hecho en dos semanas, tanto Néstor
como Cristina hubieran merecido los peores calificativos. Si CFK, la más
demonizada, hubiera intentado siquiera imponer por decreto dos miembros de la
Corte, las cacerolas habrían ensordecido
al mundo entero. Ni hablar del copamiento de la AFSCA, un escándalo institucional que quedará como paradigma de la prepotencia
patricia. Si en este episodio Macri recurre a la fuerza es porque sabe que no tiene razón.
Nada de lo que han hecho encuentra
sustento jurídico pero
la naturalización mediática, la complicidad judicial, la cobardía política y el vergonzoso silencio de los miembros de
la Corte lograron legitimar una atrocidad peligrosa. Ahora todo será
simulacro: Clarín simulará adecuarse a
la Ley y los medios públicos simularán pluralidad. Con esta prepotencia, Macri muestra debilidad e incapacidad para construir consenso. También falta de
olfato y mucha torpeza: ahora estará cercado
por las telarañas de Clarín porque muchos de sus emisarios se convertirán
en funcionarios y voceros disfrazados de críticos en los medios públicos. La voz
enloquecedora que antes horadó la legitimidad de La Presidenta, guiará los pasos del Ingeniero desde la
potencia del estéreo y el atractivo del 3D. El sentido común que lo condujo
hacia La Rosada lo dejará como una dócil
marioneta en un burlesco trágico. Los hilos que provocarán sus movimientos terminarán enredándolo hasta convertirlo en
un pelele inerte. Por soberbia, ambición y delirios de grandeza terminará
como el personaje al que la historia le
dedicará sus peores páginas.
Todo lo dicho aquí es de tanta certidumbre...que. Me resulta imposible agregar algo....perfecta definición de la realidad actual.....gracias por tanta claridad...silvia diez
ResponderBorrarY si... Uno trata de plasmar la incertidumbre con formato de hipótesis. De cualquier modo, la potencia extorsiva del Grupo es evidente desde hace tres décadas. Todos rinden pleitesía a los deseos del Jefe.
Borrar“Algunos alzarán copas de cristal con champagne importado y dibujarán en sus mandíbulas una sádica sonrisa.”
ResponderBorrarEntiendo que sangres por la herida, Gustavo. Entiendo también que tu cerebro no pueda comprender como hay tantos argentinos que, a pesar de ver las acciones que está tomando el, según vos, “empresidente”, sigan apoyándolo, y se sumen cada vez más.
A pesar de que lo niegues, fijate que Macri llegó al poder con una fenomenal campaña de comunicación. Que te hace pensar que desde que asumió dejó esa campaña de lado? Los estudios siguen dando que es cada vez más popular, aunque vos expreses tu deseo de lo contrario.
Tus artículos están llenos de resentimiento, futurología barata, llena de opiniones forzadas que no tienen un objetivo constructivo, sinó destructivo. Me hacés dudar…
Luego es el mismo casete de siempre...
Que los medios...
Que el establishment...
Que el pueblo engañado...
Que somos víctimas...
Más de lo mismo.
No me quiero imaginar que hubiera pasado durante estos años sin medios como Clarín, La Nación, Perfil, Infobae.
¿Te hubieras quejado de la concentración mediatica? Lo dudo, porque la realidad, más allá del relato, es que detestan las voces opositoras.
Fijate el valor que tiene un diario como Página 12 ahora. Como medio opositor es mucho más interesante leerlo de lo que era cuando lo único que hacía era brindarnos a diario una, como vos decís, empalagosa miel que apoyaba a CFK.
“Los hilos que provocarán sus movimientos terminarán enredándolo hasta convertirlo en un pelele inerte”
Que triste es que esto sea un deseo más que un análisis. Leí lo suficiente de este blog como para afirmar que vos sos Kirchnerista antes que Argentino, y eso es triste, lamentable. Me hacés dudar... Me pregunto qué intereses tendrás? Cual será tu conveniencia? Que nos estarás ocultando? Porque tanta inclinación de la balanza?
Te decís más argentino que macrista. Es un oximorón. Los unitarios siempre, siempre fueron librecambistas, por naturaleza e inclinación comercial probritish y proUSA. Si sos macrista, sos del 10 % que jamás se sintió argentino. Jamás sufrió la injusticia o la exclusión, y si sufrió es por la injusta suerte de haber nacido herederos de amplias fortunas en una nación que no sienten, ni en los siglos de los siglos sentirán como propia. El que no sufre con el pobre, no siente a su Patria. El que goza con el rico, traiciona a su Patria-.
BorrarEstimado Norberto, en qué momento dije que era más argentino que macrista?
BorrarSi lo que vos decís es cierto, entonces están, tanto kirchneristas, como macristas sumergidos en una hipocresía extrema. Cosa que creo así. Saludos
Después decís que soy yo el que te descalifico. Tu comentario está lleno de cuestiones personales, pero no sigo, para que no lo tomes como algo personal.
BorrarVos me descalificás por el medio que leo. Argumentando que me bloquea la capacidad de pensar. Esa es la descalificación en la que caen, no es personal.
BorrarMi comentario sobre el artículo está basado en dos cosas:
La primera es que desconfío de quienes son más papistas que el Papa.
La segunda, no paso la mala leche. Y me pareció que el artículo está cargado de ella.
Saludos
Por supuesto que hay mucha mala leche en las intenciones del Presidente. Me alegra que te hayas dado cuenta de eso. Es un avance. Y del Papa ni hablo
BorrarEs posible. Aunque te parece que la solución es ojo por ojo? Porque el más papista que el papa, y el mala leche, al menos por algunos comentarios de este artículo, sos vos. Saludos
ResponderBorrar¡Ay Lu! supongo que te agrada que te digan Lu,como a Mau,Mau.!
ResponderBorrartú mismo te retratas,,,
Es impresionante la capacidad que tienes para hablar sin saber, repetir bobadas y defender lo indefendible. Eres muy, pero muy flojo para argumentar y/o mínimamente decir algo con coherencia.