En estos días, la
memoria nos trae de manera inevitable los dramáticos momentos de 2001, cuando el modelo del drenaje derramaba, no
divisas, sino sangre sobre nuestras cabezas. El recuerdo no es una aséptica
efeméride por la proximidad de la fecha para alimentar la nostalgia: el pasado se puede convertir en futuro con
los primeros pasos del empresidente
Macri. En poco más de una semana, su equipo
económico comprometió al país en un deuda de más de 15000 millones de dólares. Los bancos privados ya
prometieron 8000 millones, el Banco Mundial, 5000 y el swap con China tan
denostado en campaña, aportará más de 3000. Y todavía quedan más de 200 semanas por delante de gobierno amarillo.
¿Todo para qué? Esa suma fabulosa no
servirá para hacernos más felices sino para hacer más ricos a los que están más
que empachados. Y en breve se fugará por una famosa canaleta, pero no hacia el juego o la droga, sino hacia paraísos inescrutables.
En pocos días, todo
cambió. El cepo sólo se mantiene para el chiquitaje en efectivo porque
los grandotes podrán comprar hasta dos millones de dólares al mes sin declarar origen ni destino. Si
algunos tienen esperanzas en que la fuga de divisas será controlada, hay algunos datos para desalentarlas.
El gerente de La Rosada eligió como
titular de la Unidad de Información Financiera a Mariano Federici, un abogado
que trabaja en el FMI y que fue
litigante contra el organismo que comienza a dirigir. A cargo de la
fiscalización estará Celeste Plee, abogada del estudio Marteau que defiende al banco Masventas SA ante las
denuncias de la UIF. Y para coronar la hipocresía, como vicepresidenta
eligió a María Eugenia Telerico, fundadora de la ONG Será Justicia y abogada
defensora en casos de lavado del HSBC, uno de los bancos más denunciados
por estos delitos en todo el mundo. Un detalle que los hegemónicos ocultan: quien demanda al Estado nunca podrá ocupar
un cargo público. Sin embargo, los patricios se llevan todo por delante con tal de cumplir sus nefastos objetivos.
Las primeras medidas
del ex Alcalde cumplen con lo prometido: ya no habrá más peleas en el país.
Claro, si está conformando a todos los
poderosos personajes que habían declarado la guerra a La Presidenta.
Devaluación y eliminación de retenciones a las exportaciones industriales y
agropecuarias y de las restricciones para importar todo lo que se le ocurra a
la clase dominante. Y como frutilla del postre: los artículos de lujo –autos de alta gama tan apreciados por la
tilinguería vernácula- no pagarán
aranceles. El ministro Prat Gay aseguró que "lo que ingresa por ese impuesto es prácticamente nada porque no
se vende nada". Claro, los pobres ricachones tuvieron que
conformarse en estos años con costosos coches nacionales con el único objetivo
de no aportar un centavo al Estado. A partir de ahora, malgastarán dólares
para incrementar la deuda y de paso contribuir
a que el desempleo se convierta en realidad.
El barril sin fondo
Si con todo esto se
conformaran, no habría tanto problema.
Pero como son insaciables, no pierden
oportunidad para hincar el diente ante el menor descuido. A pesar de todas
estas concesiones, el grupo Techint –líder en la fabricación de tubos sin
costura- decidió despedir a 189 trabajadores sin otro fin más que demostrar su potestad extorsiva. Ante las
presiones sindicales y las súplicas de sus cómplices en La Rosada, tuvieron que
dar marcha atrás, aunque la espada
quedará flotando sobre la cabeza de los asalariados durante unos meses más.
No por bondad, por supuesto, sino porque las medidas hasta ahora tomadas no han
generado aún la crisis que justifique
acciones tan drásticas.
El Gran Equipo que ha tomado las riendas
del país no lo conducirá por un camino armonioso. El giro de 180 grados que
planean dar sus integrantes necesita
generar un shock para obtener la
menor resistencia posible. Y la que tengan, será contenida a través de la emergencia en seguridad y del protocolo
de la protesta social. Desde todos los
rincones posibles, sólo buscan provocar la reacción para imponer sus límites.
Eso explica los inadmisibles decretazos que nombran jueces y modifican leyes. La provocación también está en algunos
apellidos ilustres relacionados con
la última dictadura que desembarcaron en algunas áreas sensibles. El caso
de Luis Blaquier en la gestión del Fondo de Garantías de Sustentabilidad de la
ANSES es el más emblemático. Y peligroso, también, porque la intención es liquidar los títulos y acciones en empresas
privadas que se estatizaron con la eliminación de las AFJP. Por ahora, la Ley
27181 declara de interés público la protección de ese patrimonio y sólo puede
venderse con acuerdo especial del Congreso. Pero nada está a salvo de los decretos de esta gente.
Aunque todo parezca
muy democrático, en la Casa Rosada no
están los representantes del Pueblo. Las corporaciones y sus emisarios han
copado el edificio y desde allí se
quieren apropiar del país. Y eso no es lo peor. El que oficia como
presidente, Mauricio Macri, anunció gozoso que "ahora el desafío es dejar de ser el granero del mundo para pasar
a ser el supermercado del mundo". El
fin es abrirnos al mundo cuando las principales potencias quieren endosarnos
sus propias crisis. La oligarquía de ayer es la economía concentrada de hoy
pero siempre se enriquecieron de la misma manera: como operadores de intereses foráneos. A principios del siglo XX, unos pocos gozaban de la explotación de los
muchos, siempre a través de golpes de Estado o presidentes condicionados.
En 1989, llegaron con un caballo de Troya y diez años después, con el peor de los títeres. Ahora aparecen
Ellos mismos porque no están dispuestos
a fracasar, como si fuera la última batalla de una extensa cruzada para someternos a sus angurrias de manera
definitiva.
Pero esta vez no van a
poder porque una gran parte de la ciudadanía aprendió cómo es el juego. Ni
granero ni supermercado del mundo. Lo
que sea que queramos ser, debemos serlo para nosotros. Ese es nuestro
horizonte y no el que los succionadores
de siempre quieren imponer. Esta vez sabemos cuál es el camino y parafraseando
la célebre frase que Magneto le escupió a Alfonsín, ahora Ellos son el obstáculo.
Deseo fervientemente compartir el optimismo que trasunta tu nota. Buen análisis y bien escrito. Gracias por ello.
ResponderBorrarSaludos.
Gracias. Siempre soy optimista, aunque el estiércol amenace con tapar mi nariz. Abrazote
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