Muchos de los que conforman una mitad del país están
inundados por una congoja similar a la del
duelo, padeciendo una angustia incontenible que no saben cuánto durará.
Otros sienten una especie de culpa, por
haber gozado de unos años de gloria –en apariencia- inmerecidos. Algunos se
preparan para capear una inminente y poderosa tormenta y otros se acurrucan en
un rincón, a la espera del castigo prometido. Esta mitad no está feliz: siente que le han amputado un miembro con
malas artes; que le arrancaron, con
desprecio, la mejor flor del jardín, para después pisotear las demás. Cuando
faltan pocos días para la asunción del nuevo presidente, esta mitad apenada sólo está a la espera del despliegue festivo del
modelo que nos hará retroceder muchos años. Pronto, todos seremos sujetos sometidos a un experimento cruel con
estímulos que, de antemano, sabemos serán nocivos y nada provechoso traerá para
nadie, salvo para los experimentadores.
A esta altura de la vida, afirmar que eliminar
retenciones, liberar el dólar, retirar subsidios, desabastecer el mercado
interno y abrir las importaciones beneficiará a todos los ciudadanos es uno de los más bestiales engaños que
esgrimen los economistas de la Alianza que todavía no asumió. Sostener que
con estas medidas bajará la inflación y mejorará el nivel de empleo es de
brutos o de cínicos. Y creer en eso, de pavos o desmemoriados. Pero la otra
mitad decidió aceptar gustoso el desafío del cambio y nos metió a todos
en el alocado laberinto que ya creíamos desechado para siempre.
Si en la previa del balotaje tratamos de advertir a muchos de nuestros conciudadanos
sobre los peligros del amoroso libreto
de los candidatos amarillos, no fue por paranoia ni para ensanchar la grieta. Los que querían cambiar pronto se verán decepcionados: si les molestaba la
incipiente inflación, ahora tendrán una en serio; si les horrorizaba la pobreza
mediática, ahora la real se acercará a
sus umbrales; si les indignaba la corrupción, ahora la conocerán en grande;
si se sentían desprotegidos, ahora se
sentirán desamparados; si les afectaba el cepo, en pocos días el dólar será inalcanzable; si querían una Justicia
independiente, ahora verán una al
servicio del Poder Fáctico sin ningún tipo de pudor; si la Cadena Nacional
interrumpía la telenovela favorita, ahora el silencio rodeará a un gobierno que
tomará sus decisiones a nuestras espaldas;
si les afectaba la falaz dictadura, ahora
tendrán un presidente dispuesto a gobernar por decreto, vetar a mansalva y pisotear todas las instituciones que
obstaculicen su destructor juego.
Ya estamos viendo ese cambio: sus promesas de libertad de mercado alentaron un libertinaje de piratas.
Los aumentos preventivos ante la deseada devaluación no sólo ultrajan nuestras billeteras sino que dificultan la transición.
El presidente entrante ya está incidiendo en la Economía y La Presidenta -aunque
sus funcionarios lo intentan- no puede detener esta abusiva oleada
inflacionaria. Primero porque le quedan diez días de mandato y segundo porque eso es lo que votó la mayoría: la
ley de la selva.
De la confusión al optimismo
Que una parte del país se haya cansado de estar bien
puede haber motivado el voto por el cambio. O porque no entiende demasiado de qué va la cosa. De acuerdo a una
encuesta realizada por OPSM, de Enrique Zuleta Puceiro, un 63 por ciento del electorado cree que “las cosas mejorarán”. La
esperanza supera a la preocupación y mucho más al pesimismo. Claro, estos
doce años primaverales han convencido a muchos de que las catástrofes económicas han quedado en el pasado. Y todo esto a
pesar de las pestes que han destilado los medios hegemónicos en continuado durante
todo este tiempo. Desde estas pantallas, ya casi no hay delitos y la luz después del lúgubre túnel K tiene
nombre y apellido: Mauricio Macri.
A pesar de que durante la campaña –no en sus spots
sino en las lúcidas entrevistas- el
todavía Alcalde porteño prometía liberar
las fuerzas del mercado para mejorar la vida de todos. En criollo, eso
significa una retirada del Estado para que la
economía doméstica se convierta en un campo de batalla donde el más vulnerable sea
el consumidor o lo que quedará de él. Con la presentación de los miembros
del gabinete –extraídos de lo más selecto del gran empresariado- el Estado no
será un árbitro sino que jugará en uno
de los equipos. Y no en el nuestro, precisamente. Sin embargo, en el
estudio de OPSM más de un 89 por ciento
de los consultados reclamó la necesidad de una presencia activa del Estado.
Un poco incoherente elegir a Macri para que le otorgue ese sello a la Cosa Pública.
A partir de esto, uno puede sospechar que en
el voto a Cambiemos primó más la confusión que la convicción, al menos en
parte.
A esa confusión contribuyeron, por supuesto, los
voceros mediáticos del establishment que
operan desde hace años para sentar a su mejor exponente en el Sillón de
Rivadavia. Ya cumplieron una parte de su objetivo. Ahora deberán mantenerlo
el tiempo necesario para revertir el
proceso de redistribución del ingreso que comenzó en 2003, obstaculizado por las enloquecedoras
operaciones mediáticas y la resistencia de las corporaciones. Uno de esos
personajes, el otrora periodista Jorge Lanata, se convirtió en el manipulador
más emblemático. Ahora, irá a purificar su espíritu en Miami y promete volver
el próximo año con un programa más humorístico. Una pena porque se perderá la oportunidad de investigar
hechos de corrupción reales y denunciar el verdadero deterioro de la calidad de
vida que portará la Ola Amarilla.
Y no es exagerado afirmar esto porque, sin dudas, se va a abandonar un proyecto de desarrollo
con inclusión social por uno especulativo y de acumulación interminable con un
insignificante goteo. Eso sí, con muchos globos, bailes y felicidad
fingida. Todo lo que ya está ocurriendo no es por culpa de la pesada herencia
ni de ninguna bomba de tiempo sino porque se
quiere torcer el rumbo hacia una normalidad en donde gobiernen los poderosos.
Por eso no importan los personajes que sientan en los ministerios porque el
plan ya está armado de antemano y a
muchos kilómetros de la Casa de Gobierno.
Si desde 2003 las convicciones no se quedaron en la
puerta de La Rosada, ahora que las corporaciones la invadirán, los que quedaremos en la puerta seremos
nosotros. Desde el 10 de diciembre, sólo la mitad de la población extrañará
a Cristina. En breve, seremos muchos más.
El eufemismo "Liberar las fuerzas del Mercado" es decir que las grandes corporaciones se lleven ilegitimamente una importante porcion del ingreso que le corresponde a las fuerzas del trabajo. Hoy la distribucion de la riqueza esta en un 50% y 50% ellos la quieren llevar a favor del capital a un 75% como lo fue en las épocas del neoliberalismo, ese eufemismo inventado para esconder el verdadero nombre que el EL GOBIERNO DE LA BURGUESÍA DEPREDADORA, esa que fundio el estado en el 2001.
ResponderBorrarAsí es y muchos han tragado el anzuelo y nos han condenado a padecer unos años de injusticia. Espero que no dure mucho esto porque están tan desesperado que nos van a pisotear a todos
BorrarY que hacer? Como salir del duelo y pasar a la acción?
ResponderBorrarEstar más atentos que nunca, señalar las contradicciones y las amenazas y preguntar constantemente en qué beneficiará a la mayoría cada decisión que tomen. Pero sobre todo, abrir los ojos de nuestros conciudadanos para que cambien de canal. Cuando volvamos, la ley de SCA tiene que ser una realidad y las corporaciones destructivas se tienen que convertir en empresas responsables al servicio del país. Por ahora, esquivar los embates de estas bestias que nos quieren pasar por encima. Ya empiezan con Aerolíneas. Eso lo tenemos que defender porque nos costó mucho recuperar nuestra línea de bandera
Borrar"conmigo se termina el curro de los derechos humanos" y Strassera se prestó a repetir con otra frase: “dijo la verdad”- " Esto no es justicia es venganza "- Las personas que votaron este periodo de 4 años, lo mismo serán dañadas, y los años que se les viene encima, los acercará a esa angustia que muchos de nosotros tenemos, ellos por ahora no lo ven; tiempo se encargará de señalarles el horror y el error. No hay mayoría absoluta, menos de manera constante, se aprende de los errores, y ellos los que los votaron, tienen esa información. 4 años es el tiempo que disponen y sacaran provecho de una economía sana, el desguace del estado, y la maniobra de venta les reducirá un importante apoyo, así es parte y principio, no sabemos el final, sabemos el inicio
ResponderBorrarNo es muy institucional lo que voy a decir, pero si pretende hacer lo que no prometió en campaña, no creo que llegue a los cuatro años. De cualquier modo, aunque estén tres meses, van a hacer mucho daño. Mucha sed de venganza tiene Macri y toda la lacra que representa.
Borrarpersiguen una postura política, se confirma esto en los discursos que elaboran, la confusión, es el engaño, y las aplicaciones que hagan en política, tienen un patrón de conducta similares a los impuestos en años de gobiernos militares y en el gobierno elegido del 89-99, y desde esa experiencia y las anteriores, nos demuestra que vuelven a tratar de disolver lo grupal, y todo esto queda relegado a terceros. Los aspectos de un terreno económico y el engaño político será el intercambio en curso de 4 años, no será antes. Todo esto es visible, persistente, y ocupa el espacio de sus intereses, que controlados desde el exterior, es el mandato a seguir. Esta sigla - FMI - y los planes represivos que ya conocemos en lo económico y social
BorrarExcelente resumen del apocalipsis que se avecina, Gustavo. Es muy acertado eso que señalas, de reemplazar las cadenas nacionales por el silencio. MM no soporta una repregunta sin trastabillar. Ayer un periodista brasilero le preguntó por su infeliz referencia a Venezuela y a que Vilma ya se pronunció en contra de aplicar esa cláusula, a lo que MM "cedió" al mejor estilo Gardiner la palabra a la Canciller entrante. Creo que a todos nos conviene hacerlo hablar. Las repreguntas son como puñales para MM. Seguí escribiendo que nos hará mucha falta.
ResponderBorrarGracias por el aliento de todos los que leen y comentan mis textos, aunque a cada línea me desangro de dolor. Aunque esta embestida neoliberal será cruenta, creo que es necesaria para consolidar la conciencia de los confundidos y para demostrar que no estamos equivocado. El proyecto iniciado por Néstor y continuado por Cristina es el ideal para avanzar hacia un país más justo. Abrazo para todos
BorrarHola a todos. Ayer cuando hicieron el allanamiento a la afsca demostró que no solamente no va a gobernar el sino que vienen por todo. El odio y el resentimiento de la gente que lo voto da la pauta del trabajo perfecto de los medios ya que se veían comentarios como Sabatella tragate tu propio atropello. La gente no puede comprender que el atropello de la patota judicial de Bonadio es a todos. Nos quieren silenciar y mandarnos a ver la telenovela mientras ellos destruyen todo. Parecen la libertadora del 55
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