A
pocos sorprende que, mientras los diputados debatían la vergonzante propuesta de la gerencia que nos gobierna y una
multitud se manifestaba en contra, desde el Norte, el juez Griesa soplara su
fétido aliento para oscurecer el escenario. O iluminarlo más, en todo caso. Si el Congreso renuncia a nuestra soberanía y el Gran Equipo nos endeuda de por vida,
el Magistrado Imperial dispuso que "cualquier
intento de embargar o interferir de
alguna manera los fondos destinados al pago de los acuerdos alcanzados entre
Argentina y sus acreedores será considerado como contrario al interés público". Interés de Ellos, no
el nuestro. El juez que estuvo
obstaculizando el pago a los bonistas durante varios años ahora se opone a
que otros practiquen su pasatiempo favorito: embargar patrimonio argentino. Y a eso le llaman justicia. Un
mamarracho. A eso nos estamos sometiendo, gracias
a una banda de entreguistas que conquistaron La Rosada apelando a las más
nocivas estrategias del marketing.
Si
Thomas Griesa aporta luz a este espeluznante panorama, Barack Obama nos enceguece. En una entrevista con la cadena CNN,
Obama señaló que, a pesar de la cordial relación que tenía con CFK, “en lo que respecta a sus políticas, eran siempre antiestadounidenses”. Claro,
para el Norte, lo que no sea sumiso
acatamiento se convierte en rabiosa contra. La Presidenta nunca planeó embargar
fondos ni bombardear ninguna ciudad de ese país; tampoco pergeñó golpes de
Estado ni diseñó gravosos planes económicos para implantar en esas latitudes.
Entonces, ¿en qué sentido las políticas de Cristina eran antiestadounidenses? ¿O será que todo lo que sea la defensa de
los intereses de cualquier nación del planeta se transforma, de manera
automática, en antiestadounidense?
Y
para que nadie se confunda, el inverosímil
Premio Nobel de la Paz celebró el
cambio de ocupantes de La Rosada y señaló que “Argentina es un buen ejemplo de un cambio que ha ocurrido en cuanto a
las relaciones con los Estados Unidos y otros países en general”. El cambio es la docilidad y en este caso,
la complacencia absoluta. “El
presidente Macri reconoce que estamos en una nueva era y que debemos mirar hacia
adelante”, agregó, para asegurarse una buena recepción en su visita de la
semana próxima. ¿Dónde quedará
‘adelante’ para alguien que nos piensa como el
patio trasero?
El
presidente del país que más guerras
inicia en defensa de la paz, más desigualdad genera para combatir la pobreza y
más ha segregado para apuntalar los DDHH, aportó el argumento fundamental
en la discusión sobre el acuerdo con los buitres. La propuesta del oficialismo -la
derogación de tres leyes a pedido de un juez distrital- es PRO norteamericana porque es la renuncia a nuestra soberanía. El
acuerdo con los buitres apenas es un primer paso; que el proyecto oficialista
se presente como ‘normalización’ es un indicio. El endeudamiento bestial será
el siguiente y después, el Tratado Transpacífico será el moño del regalo. La
normalidad de retornar a la dependencia. Eso es mirar para adelante. Por
eso Obama está feliz.
Avanzar hacia el pasado
Obama
no es el problema. Apenas es un símbolo, una síntesis. Obama es la cara visible de un sistema que, aunque
en agonía, sigue siendo un poder. Macri también representa algo parecido,
aunque en menor escala. El empresidente
es un emisario, un virrey, un verdugo. El brazo ejecutor de la revancha
neoliberal. El pasado recargado de
rencor que se reitera en una versión más frenética y bestial. A los masivos
despidos en diversas áreas del Estado, a las consecuentes cesantías en el
sector privado, a la devaluación y quita de retenciones, al libre comercio que nos impide consumir, a la desinversión para
generar crisis, al cerco mediático casi
dictatorial, ahora se suma la claudicación ante la extorsión de los
buitres. Pero no lo ha hecho Macri en soledad, como los anticonstitucionales
decretos de sus primeras semanas de gobierno: Diputados propios y alquilados contribuyeron con enormes incoherencias
y contradicciones.
Un
día para recordar. Traidores, cómplices y timoratos. Una correlación de fuerzas
que no fue la votada en octubre sino fruto
de presiones y sanguchitos. Al
doloroso caso de Diego Bossio, su suma
el extraño voto de la diputada por Tucumán, Miriam Gallardo, que, por orden del gobernador Juan Manzur,
apoyó el proyecto amarillo. Después de las operaciones mediáticas y políticas
en torno a las elecciones provinciales, que tuvo como gestores al ex candidato
José Cano y al propio Macri, ¿por qué
Manzur manda apoyar la iniciativa de los que quisieron impedir –con violencia
incluida- su asunción como gobernador? Tan sospechoso como los sanguchitos
de Massot, que no ameritan siquiera para una investigación judicial. ¿Qué pasó?
¿Pusieron algo en el agua para que una
fuerza política que apenas un año atrás no podía cruzar la avenida General Paz
se haya convertido en hegemónica? ¿Un ataque de amnesia repentina en
nuestros representantes? ¿Cómo lograron
que diputados voten a favor después de enumerar los peligros del acuerdo? Nunca
debemos olvidar este día cuando las cosas estallen. Esta vez debemos hacer todo
lo que esté en nuestras manos para que
sean ellos –presidente, funcionarios y diputados- los que paguen los costos de
esta resignación histórica.
Mientras
tanto, los medios dominantes celebran el triunfo del establishment y siguen alimentando el odio hacia la
administración K. El silencio sobre los incontables despidos –o peor, la
justificación- enloquece aún más.
Las protestas contra el gobierno amarillo son ignoradas o minimizadas. La angustia le gana a la esperanza.
Sólo algunas chispitas surgen en medio de tanta oscuridad que, por contraste, parecen antorchas poderosas.
Aunque no prospere, el fiscal Federico Delgado impulsó la denuncia contra Macri
y su gabinete por “traición con sometimiento, defraudación con administración
fraudulenta, abuso de autoridad y
violación de deberes de funcionario público”. Los abogados Eduardo
Barcesat, Horacio Corti y Jorge Cholvis intentan, desde el instituto Arturo
Sampay, frenar el acuerdo con los buitres.
Después
de todas las denuncias y procesamientos que rebotan desde hace más de 20 años en la coraza de Macri, una más no
nos va a sorprender. Al menos, por un
rato, nos ilusiona. El integrante del grupo económico que se benefició con la dictadura y con todos los
endeudamientos públicos, ahora se convirtió en presidente y nos vuelve a endosar deuda privada.
Sorpresa, humillación, dolor. Inexplicable que hayamos abierto este paréntesis que
nos conducirá a los peores momentos del pasado, de la mano de Ellos, que siempre insisten con mirar para adelante.
Excelente. Gracias Gustavo! Tristeza profunda por nuestra Patria! Los traidores no aprendieron nada de Néstor!
ResponderBorrarNo aprendieron nada de nada. El verso de la gobernabilidad para someter al país. Una pesadilla recurrente. Abrazo,Marily
BorrarLei todas tus entradas del blog, excelente analisis de lo que ha ocurrido en estos 100 dias, de lo que va a ocurrir y del terrible sufrimiento que causaran estas medidas en el pueblo argentino, el que a juzgar por los indices de popularidad del cipayo, parece estar ciego a la realidad.
ResponderBorrarSí, pero a partir de ahora y más allá de todos los análisis que podamos hacer de Macri, tanto los diputados como los gobernadores están dando legitimidad a la entrega. Gracias por tus elogios. Abrazo enorme
ResponderBorrarLo de ahora es entrega, lo de antes no. 10.000 millones al FMI, más otros 9700 millones al club de paris. Que viva el relato, que viva la corrupción!!!
ResponderBorrarChe, pongan el nombre, aunque sea. Al segundo anónimo: No entendiste nada. Hace bien las cuentas y los riesgos y te vas a dar cuenta por qué es una entrega. Cristian Gomez
BorrarAdemás, los pagos hechos por el kirchnerismo cerraban puertas de las deudas. La propuesta de Macri las abre a mas deudas y reclamos
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