En
medio de las malas noticias que la pandilla
de Macri genera a diario, las buenas
nuevas quedan opacadas. Que Carrió reaparezca para ser oposición del
engendro que ella misma creó no merece formar parte de este grupo, aunque resulta gratificante que los
amarillos la padezcan un poco. La semana comenzó con la condena de Marcos
Levín en Salta, la primera entre todas
las causas abiertas a empresarios cómplices y beneficiarios de la dictadura.
La otra buena novedad es que Cancillería anunció lo que se había conocido
durante el fin de semana largo: un fallo de la ONU agrega 1,7 millones de kilómetros
cuadrados a nuestra plataforma continental y las Islas Malvinas quedarán dentro de nuestros límites. Aunque los
medios hegemónicos intentaron sumar un poroto al Gran Equipo, el senador Federico Pinedo fue quien
reconoció el mérito de la administración K en este logro. Lo demás sólo es
el triste panorama de la Revolución de la Alegría, donde la Pobreza Cero no era un combate contra la desigualdad, sino un
partido donde los más vulnerables pierden por goleada.
Los
despidos, los tarifazos, la censura y la persecución política serían medidas
revolucionarias en el marco de un gobierno de derecha, pero no producen ninguna
alegría: sólo pueden despertar risotadas
bobas en los que esperan una injustificable revancha. Que los medios
públicos se conviertan en versiones light de los hegemónicos contribuye a la
pérdida de audiencia: espectadores y
oyentes que antes disfrutaban de sus contenidos ya han migrado hace mucho a medios
alternativos para poder informarse en serio. Que el tercer ARSAT duerma
hasta que los otros den ganancias confirma
la impronta empresarial con que Macri conduce el Estado. Que Milagro Sala
siga ilegalmente presa y que el poder adquisitivo del salario se deteriore cada
día sólo pueden ser celebrados por
odiadores incurables. Nada de esto puede considerarse buena noticia y menos
aún, indicativo de que estamos por el
buen camino.
Para
la mayoría de los argentinos, que nuestro territorio crezca hasta abrazar las
Malvinas es una gran noticia. Si esto hubiera ocurrido en tiempos de Cristina, hubiese sido Ella la encargada de
informarlo, junto a los funcionarios de cancillería. Tal vez ese día se habría transformado en fiesta. Pero como a Macri
le importan poco las cuestiones de soberanía, hizo mutis por el foro. Nada para sorprenderse, si no hace mucho tiempo
consideró que la administración de las
Islas nos costaría mucho dinero. Aunque ahora debe estar calculando cuánto redituará la privatización de esos
recursos y cuántas sonrisas recibirá
de los buitres que se verán beneficiados con el nuevo botín. No fue Macri
el que anunció esta resolución histórica, sino
un video de la canciller Susana Malcorra, que la consideró como “un verdadero ejemplo de política de Estado”.
Que ellos hablen de ‘política de Estado’ suena extraño, no sólo por su desprecio por lo público sino también por su pulsión
destructiva hacia todo lo realizado en los últimos doce años.
Pesadillas amarillentas
Ya
conocemos el verso: cuando desde la derecha hablan de políticas de Estado no están pensando en lo que beneficia a la
mayoría, sino en las reglas de juego que
enriquecen a los más ricos. Por eso eliminaron la ley de SCA pisoteando la constitución y menospreciando
el trabajo comunitario que la elaboró. Y todo para favorecer al Grupo
Clarín, que, en agradecimiento a los esfuerzos realizados para convertir a
Macri en presidente, ahora no deberá
someterse a ningún plan de adecuación. Del ninguneo al Congreso, ni hablar,
si sus integrantes son capaces de derogar las leyes que permitieron re-estructurar
la deuda que estaba de verdad en default. Después
vienen a pontificar sobre políticas de Estado, cuando están a punto de poner al
país a merced de los usureros, además del riesgo de desbaratar el
desendeudamiento que habíamos logrado con tanto esfuerzo. ‘Políticas de
Estado’, ‘gobernabilidad’, ‘unión de los argentinos’ son los eufemismos a los que recurren los saboteadores de nuestro porvenir.
Y sus cómplices también, como lo serán a partir de ahora los diputados y
senadores que aprobaron el proyecto del oficialismo para acordar con los
buitres. Ante los micrófonos dicen que no les gusta, que no es bueno, que
podría ser mejor, pero lo aprueban igual. Ningún
argumento los convence, salvo la extorsión macrista que recorrió las provincias.
Si billetera mata galán, a las
convicciones las aniquila. Las partidas especiales convirtieron la nueva ofensa
de Darío Lopérfido, que consideró una secta a los gobiernos de Néstor y
Cristina, en una nimiedad para los
senadores que conquistaron sus bancas gracias al kirchnerismo. Tampoco el
riesgo de que los bonistas se conviertan en litigantes dentro de unos días, pues
Paul Singer también tiene papeles estructurados y está buscando conseguir más para seguir enriqueciéndose a nuestra costa.
Ni siquiera la denuncia presentada por el periodista norteamericano Greg Palast
que coloca a Singer como financiador de
la campaña de Macri les hizo desconfiar al momento de apoyar al
oficialismo. Estos diputados y senadores del FPV que aprobaron la renuncia a la
soberanía ni siquiera pensaron en los
votantes que los eligieron para mantener lo más posible lo conquistado en estos
doce años que emociona recordar.
¿Qué
hicieron Macri y su Gran Equipo para alcanzar tanto apoyo? ¿Qué muestras están dando de que todo lo que deciden es en beneficio de
la mayoría? ¿Qué garantías han dado de que todo esto va a resultar bien?
¿Cuál es el compromiso que han tomado para asegurar que el costo de esta
extorsión no caerá sobre las espaldas de los más vulnerables? ¿O también se dejaron engañar por el
cuentito de la confianza, las inversiones y la lluvia de dólares? Este no es el final de un capítulo, como se
oyó decir en el recinto del Senado, sino
el principio de otro más tenebroso.
¿Qué
van a hacer estos legisladores que en campaña hablaban de la continuidad del proyecto
K cuando tengan en sus manos proyectos
de ley para limar derechos conquistados con mucho esfuerzo? ¿Pensarán en la
gobernabilidad al debatir un proyecto de flexibilización laboral? ¿Y cuando propongan la suba de la edad
jubilatoria? ¿Avalarán que las jubilaciones futuras discriminen entre
quienes hicieron sus aportes en tiempo y forma y los que se acogieron a una
moratoria? Y si las reformas del Estado no se detienen en los aberrantes
despidos que están ejecutando y deciden privatizar, ¿también dejarán sus convicciones en la puerta del Congreso?
Porque
eso es lo que han hecho los diputados y senadores kirchneristas que avalaron el
plan de Macri para engrosar las cuentas de Paul Singer y los demás carroñeros: abandonaron los lineamientos del proyecto
que hasta ayer los enorgullecía. Ellos, que utilizaron las frases más
famosas de Néstor Kirchner para simular emoción y pertenencia, ¿habrán
recordado la tan vibrante “vengo a
proponerles un sueño”? Y no digan que el sueño no se cumplió, porque desde 2003 hasta no hace mucho
tiempo casi todos los argentinos gozábamos de un país en el que podíamos soñar.
Y
ése es el país al que debemos retornar. No el país de las maravillas, como ironizaban los agoreros, sino el que asegure que nuestros sueños puedan
convertirse en una realidad bastante parecida. Y que después de cumplido,
podamos elaborar un nuevo sueño. Ya no estamos en ese país y cada deflexión nos
aleja más. Ahora, amenazas, desprecio, burlas alimentan nuestro sentir y de ese licuado indigesto sólo pueden salir
pesadillas. Para el futuro, debemos recordar quiénes produjeron nuestras pesadillas y tratar de estar bien
consolidados para cuando se conviertan en realidad.
Hoy salió a decir que el tarifazo no es nada comparado con la inmensa cantidad de beneficios que obtiene la gente con las medidas de Macri...
ResponderBorrar"La suba del mínimo ni imponible está aumentando los sueldos de una manera increíble. Era una injusticia, había gente que ganaba más y pagaba y gente que quedó suspendida con un privilegio. El día 4 vamos a mostrar los recibos de sueldo y vamos a ver la mejora"
Carrio no tiene importancia. Ya cumplió su función. Hizo un llamado de atención, habló con Macri, protagoniza un rato y después irá a cumplir su representación en Punta del Este.
ResponderBorrarNo se, yo solo pienso en Scioli presidente. El ajuste lo hubiera hecho igual, porque todos sabemos que había que regularizar la situación de los precios. Con mayor o menor gradualismo, pero hubiera sido igual de impopular. El ajuste hubiera dejado muy mal parado a Scioli porque lo nego durante campaña. Por lo que quedaría con 0 banca popular. Ahi entran las aves rapaces del Kirchnerismo que lo destituirían para que quede Zaninni como presidente y, a partir de ahí, los 4 años más nefastos de la historia de este país.
ResponderBorrarEn el fondo, todos deberían saber que nos salvamos de ser Veneszuela multiplicado por 100.
Federico Ramirez
Estimado Federico: Scioli no ganó. Ganó Macri. Hay mucha mezcolanza informativa en tu comentario. Qué sé yo. Todo inverificable. Gracias por el aporte
BorrarLa verdad que con el desastre que está causando a la Argentina el Gobierno de Macri estar pensando sólo en un supuesto Gobierno de Scioli es por lo menos obra de un afiebrado psicópata o un desubicado adicto al alcohol o las drogas!!! S
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