Nadie avisó que
la Revolución de la Alegría incluía la
detención arbitraria de Milagro Sala, atentados con balas a locales militantes,
represión en protestas y hasta un muerto de la murga “Los reyes del ritmo”. En campaña, habíamos advertido sobre la
devaluación, el modelo del derrame, la apertura a los mercados, la entrega de
nuestro patrimonio, la desigualdad y demás delicias
de la restauración conservadora. Pero
ni en nuestras más inspiradas pesadillas aparecían estas imágenes del peor
pasado. En un apunte previo al balotaje –Carta abierta a un votante confundido- las advertencias rondaban más
por las tropelías económicas que por los
abusos de poder o la deskirchnerización
que ya están desplegando las tropas amarillas. Pero ya lo demostró el
empresidente en su discurso de apertura del Congreso: no le importa mentir con descaro con tal de seguir horadando la imagen
de Cristina. Sin dudas, nos quedamos cortos. Tan cortos que, a la distancia, hasta parecemos ingenuos.
Tanta alegría porta esta revolución que hasta podrán celebrar con las pistolas Taser,
avaladas para su uso por la tan funcional Corte Suprema. En la CABA, los ciudadanos que no son tan
bienvenidos no sólo deberán
llevar siempre sus documentos y dejarse cachear
por los agentes, sino que, cada tanto, recibirán
una descarga eléctrica al paso con tan brutales herramientas.
La derecha es tan revolucionaria que es capaz de extender estas innovaciones al resto del país. Tan revolucionaria es la brutal derecha que
nos gobierna que hasta trastoca los conceptos hasta el absurdo: despiden
para garantizar el empleo, devalúan para bajar la inflación, nos endeudan
para desendeudarnos, atropellan la
Constitución para defender las instituciones, desmantelan el programa
Conectar Igualdad en pos de la calidad educativa y mienten en 3D para combatir La Mentira.
Como en el ‘55,
inventan pretextos para derribar
símbolos, derechos y conquistas. En La Rosada, el busto de Néstor Kirchner fue
tapado con una bandera, el billete gigante de 100 pesos fue roto en pedazos y
parece que el vestido de Evita corrió
peor suerte, igual que los muebles de su despacho. El salvajismo invisible
que se presiente y oprime el corazón de
muchos argentinos; una barbarie sutil bien camuflada con estrategias de
marketing, sonrisas pétreas, bloqueo mediático y gestos amables. Macri no
alcanzó la presidencia para unir al país, sino
para someter, silenciar, apabullar, atemorizar a una de sus partes. La Doctrina del Shock, para borrar de la
memoria colectiva los 12 mejores años desde el retorno a la democracia y para desalentarnos de retomar ese camino.
Después de la reunión que mantuvo con el empresidente, Estela de Carloto
sintetizó el proyecto de DDHH del Gobierno: “lo
estamos viendo, está haciendo todas
cosas malas”. Como bandoleros que invaden un poblado desprotegido,
destruyen lo que no comprenden con el solo objetivo de atemorizar a sus
habitantes. No es esto lo que eligió una
parte de los que votaron por Macri y es comprensible que se sientan
estafados. Los demás estamos atónitos. Sólo
un puñado de individuos –como es previsible- disfruta.
La bomba de tiempo
Que dos locales
partidarios –La Cámpora y Nuevo Encuentro- hayan sido baleados en una noche es
un indicio de que comienza a brotar la
semilla de odio que sembraron durante estos años y continúan abonando. Esos
brutales individuos no sólo rompieron vidrios sino que hirieron a dos
militantes. Desde un edificio, dispararon
a las personas como si fueran muñecos en un campo de tiro. La vida del otro
no importa y el discurso amarillo es como un cheque en blanco para que estos despiadados odiadores lo sigan haciendo.
Aunque las autoridades salgan a repudiar estos hechos, las estigmatizaciones no hacen más que exacerbar los ánimos
revanchistas y profundizar la famosa grieta. La derecha es así, sólo en medio
del caos puede justificar sus planes de ajuste. Y como no había caos, es necesario que Ellos mismos lo creen con
falacias mediáticas, empresidenciales y
argumentativas, con medidas desestabilizantes y algún kamikaze que encienda
la mecha del polvorín.
Porque eso es
lo que están haciendo: provocar para
exhibir la reacción como un inicio de la violencia K. Hasta ahora no lo han
logrado. Sólo marchas bulliciosas, con
muchos cánticos pero nada de hostilidad. Si bien han reprimido algunas de
estas manifestaciones, todavía no han
logrado el efecto que esperan, que desean. No conformes con el terror que
ocasionaron las fuerzas policiales algunas semanas atrás entre los integrantes
de una murga villera, ahora fueron
oscuros personajes encapuchados los que atacaron y dejaron como saldo un
muerto y varios heridos. ¿Una especie de Ku klux Klan criollo que se encarga
del trabajo sucio que el Gobierno Amarillo no se anima a hacer en pos de
lograr la Pobreza Cero?
Tanta demostración de fuerza sugiere debilidad. El que grita no tiene razón y, aunque ninguno de los
funcionarios alza la voz en público, sus
crueles decisiones –despidos, devaluación, transferencia obscena de
recursos a los que más tienen- son como
los amenazantes aullidos de lobos hambrientos. Fieras dispuestas a
succionar todo lo que hemos recuperado en estos años: mercado interno, derechos,
dignidad, disfrute. Las empresas del
Estado son desmanteladas y bombardeadas para favorecer a los privados,
primero y para regalarlas al mejor postor, después. Nos quieren endeudar no
sólo para satisfacer a unos mafiosos angurrientos sino para someternos al Imperio para siempre.
No sólo nos
están castigando por haber elegido al kirchnerismo durante 12 años. También quieren quitarnos toda posibilidad
de futuro. Con una decisión judicial pueden lograr dos objetivos: destronar a Cristina como esperanza y
lograr una reacción enardecida de sus seguidores para justificar la represión.
En lo inmediato, lo intentarán con la citación del juez Bonadío para que La
Presidenta explique una decisión
rutinaria para convertirla en causa judicial. En el runrún de las redes
sociales ya se perciben los ánimos de acompañarla en esta primera muestra de prepotencia del establishment.
Mientras tanto, los medios hegemónicos preparan el gran titular que se difundirá por todo el planeta, en el que se regodearán con el hecho de que
CFK se siente ante un tribunal. Que la convoquen para un caprichoso
interrogatorio menor es un indicio de
que no tienen nada contra Ella.
Como pasó en
Brasil con la detención del ex presidente Lula Da Silva. Un trámite que podrían
haber resuelto con una citación, lo
ejecutaron con toda la parafernalia policial para humillar su figura. Pero
lograron lo que no esperaban: una
muchedumbre fervorosa lo acompañó en esa instancia. “Tanto odio por poner comida en el plato de los pobres”, se lamentó
Lula ante sus seguidores. En este
episodio, hay una lección para nosotros. Ante las cámaras de TN, los
manifestantes cariocas coreaban “Fora
Macri”. No es muy difícil la traducción de este cántico. Macri significa lo mismo en todos los
idiomas: la puerta de entrada de los peores intereses, no sólo para nuestro
país, sino para toda la región. La
puesta en escena brasilera se puede reeditar aquí, cuando el perverso entramado tribunalicio presentado como justicia independiente intente obstruir el retorno de Cristina.
Las provocaciones odiadoras, el desempleo inducido y la deuda que pretenden
tomar es la bomba de tiempo que están
diseñando y su explosión será la pesada
herencia de verdad que nos
dejarán para el futuro.
Gracias, Gustavo!
ResponderBorrarPablo López
Gracias a vos, Pablo, por leer los apuntes. Abrazo enorme
BorrarLa respuesta a todo esto está no en Macri, ni en sus políticas, está en el imperialismo norteamericano. mis consideraciones al respcto en https://lastorresdemarcos.wordpress.com/2016/03/07/el-imperialismo-y-la-teoria-del-gato-boca-arriba-cuba-tropa/
ResponderBorrarClaro, Macri es una construcción de la Embaja de Estado Unido y la de Israel. Apenas es un pelele.
Borrardisculpa, pero creo que apenas es un PENDEJO, no un pelele
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