Si
la intención del empresidente Macri es unir al país, su discurso de apertura de las sesiones ordinarias del Congreso parecía
buscar todo lo contrario. De los 63 minutos que duró su balbuceante
lectura, dedicó más de la mitad a denostar
a sus predecesores con falacias y calificaciones inadmisibles. Además,
mientras sus admiradores aplaudían como focas cada sandez recitada,
trabajadores de La Bancaria eran reprimidos
a pocas cuadras de la Plaza Congreso. También, ante algunos gritos de
diputados kirchneristas, Macri pidió que “se
respete el voto del pueblo”, justo él, que despreció la voluntad popular a lo largo de estos doce años y hasta
contribuyó a horadar la legitimidad de Néstor y Cristina. Justo él, que ganó las elecciones a fuerza de mentiras
mediáticas y propias. Pero su alocución no sólo abundó en falsedades: como
siempre, hipocresía y cinismo se engarzan en cada palabra, nutren cada gesto
porque es la impronta que nos acompañará
en los largos meses que nos quedan de gobierno amarillo.
Aunque
presentó su apertura como una “hoja de
ruta”, apenas esbozó un nuevo cierre de campaña. Como era previsible, ganó la tentación
de explayarse sobre la pesada herencia, contra
la propuesta del gurú ecuatoriano, Jaime Durán Barba, que no era partidario de
esa idea. A pesar de que estamos
padeciendo las consecuencias de decisiones propias, Macri se preocupó por
culpar de todo a la gestión anterior. Según la óptica PRO, el gobierno anterior
hizo todo mal, algo tan pueril como
afirmar lo contrario. El inventario que realizó parecía más la delación de
un niño encaprichado que la evaluación de un Jefe de Estado. Agresivo, soberbio y provocador, además de
mentiroso.
Hablar
de recesión cuando en 2015 la economía argentina creció entre un 1,5 por ciento según el FMI y un
1,7, de acuerdo a Orlando Ferreres, es falsear el diagnóstico. Afirmar que
la inflación venía en alza cuando los datos de la CABA anuncian que pasó de 33,6 en 2014 al 19,7 por ciento en 2015 es disfrazar la torpeza
de sus primeras decisiones. Hasta el Índice Congreso que elaboraba Jorge
Todesca –hoy al frente del INDEC- y difundían, gozosas, Patricia Bullrich y
Laura Alonso desmiente a Macri, pues
señalaba un retroceso inflacionario del 33,5 al 20,4 por ciento. Y también
cuando habló del déficit fiscal incurrió en una contradicción, no en relación a
datos kirchneristas, sino con lo que había anunciado el ministro Alfonso Prat
Gay: el 2,3 inicial se transformó en un
nutrido 7 por ciento del PBI. Y así todo, con datos errados y exageraciones
patéticas, como “cuesta encontrar un
papel”, que quedará para el archivo
del ridículo.
Pero
esa fábula del pasado no sólo ha servido para horadar la legitimidad de
Cristina y convertir al neo patricio en Ocupante de La Rosada, sino también justifica todo lo que vendrá.
La espiral inflacionaria que estamos padeciendo seguirá siendo culpa de La
Presidenta y no de la devaluación o la
eliminación del cepo, las retenciones y las restricciones al comercio exterior.
Aunque el desempleo había disminuido al seis por ciento, su crecimiento también
será culpa de Cristina, a pesar de que
la ola de despidos es una iniciativa amarilla. Una cosa de locos: Macri ya
es oficialismo, sin embargo sigue
actuando como opositor a un gobierno que ya no está.
Lecciones para mañana
No
sólo de un pasado fabulario habló Macri en su discurso inicial. También, de un futuro cargado de buenas intenciones
pero con procedimientos inasibles. Después de denostar al kirchnerismo,
instó a “buscar coincidencias para
alcanzar una Argentina desarrollada y con bienestar
para nuestra gente”. Y esto no es un fallido porque estaba escrito. Sin
dudas, ‘nuestra gente’ evoca aquella serie de afiches con el lema “vos sos bienvenido”. Como ya podemos
verificar, no todos los argentinos
cabemos en ese ‘nuestra gente’. Aquellos que insistan con reinstalar el
kirchnerismo en estas tierras no formarán parte de ese selecto grupo, tan selecto como la escueta muchedumbre que
se aproximó al Congreso para acompañar el discurso inaugural. Esto es
cinismo, porque manifiesta su desprecio
sin pudor, después de haber manifestado su intención de construir un puente. Y es hipocresía
que, después de haber endilgado todos
los males a Cristina, recite su
propuesta de “abandonar la lógica de
buscar el enemigo y responsable interno o externo de cómo estamos”.
El país del futuro no incluye al
kirchnerismo. Si bien
los amarillos no se atreven a su proscripción, tratan de anularlo por todos los medios. Quizá por esto Francisco trazó una similitud con el golpe
del ’55, que con el pomposo apodo de Revolución
Libertadora –fusiladora, en la memoria colectiva- destronó a Perón y lo
alejó 18 años del país. Una lejanía más física que emocional. Mientras más trataban de alejarlo, más
hondo calaba en el corazón colectivo. Al macrismo no le da el cuero ni el
consenso para la proscripción y menos para los fusilamientos en la vida real. Pero los medios hegemónicos fusilan sin sangre y desaparecen personas con sólo dejar de nombrarlas. Hasta
transforman el nefasto “algo habrán hecho”
en el moderno “son ñoquis y militantes K”.
Más sofisticados que las FFAA pero
al servicio de la misma minoría.
La
proscripción del kirchnerismo no tomará la forma de la prohibición. Por ahora, sólo se han atrevido a quitar el ‘Kirchner’
del edificio del Correo. Sólo basta con que los medios acólitos asocien esa fuerza política con todo lo
malo que ha sucedido y pueda suceder. Con unos cuantos titulares
denuncistas por semana alcanza para
demonizar a algunos ex funcionarios.
Y para coronar el destierro, siempre tienen a mano algún juez que convierta una denuncia periodística sin
demasiado fundamento en una causa judicial insostenible pero eterna.
Ahora
lograron mover un poco el polvo con la causa Nisman para orientar el estiércol al terreno que mejor manejan: la justicia
federal. Con 15 horas de delirios y especulaciones, el ex espía Antonio Stiusso
logró que la jueza Fabiana Palmaghini se declare incompetente para que la
hipótesis del homicidio comience a tomar fuerza. Un asesinato de realización imposible que no dejó una sola pista para
los peritos. El objetivo no es buscar la verdad, como declaró Macri en su
discurso, sino encontrar un culpable que
salpique a Cristina lo más posible. Sin los kirchneristas, el establishment
podrá gobernar a su antojo los destinos del país y ahí perdemos todos. No sólo en los próximos años, sino para
siempre.
Como
no entienden mucho de historia o desdeñan
lo que va más allá del Billiken, ignoran sus principales lecciones. Por más
que mientan en 3D, las bondades del modelo de manual que están aplicando no alcanzarán a una parte importante de la
ciudadanía. Por más que los noticieros se vistan de rosa y transmitan
ficciones informativas en HD, no podrán
disfrazar el drama cotidiano que muchos ya están padeciendo desde hace unas
semanas. Aunque los hayan engañado durante la campaña, los globos no podrán ocultar las dificultades por venir. Y la
memoria se despierta, la comparación se activa y la conclusión inevitable será con
Cristina estábamos mejor.
Si
en tiempos de Los Kirchner cada día ascendíamos un escaloncito en nuestra
dignidad, con Macri y el Gran Equipo
será todo lo contrario. Entonces, no habrá monopolio ni decisión judicial
que impida al pueblo retomar el camino
hacia su liberación definitiva.
No le sacaría ni pondría una coma. Completamente identificado con lo q escribiste. Abrazo, Julio
ResponderBorrarGracias. Abrazo enorme
BorrarMacri actúa como opositor siendo oficialista... Gran lectura del panorama politico actual, Gustavo. Acuerdo completamente, como con cada una de tus columnas. Abrazo.
BorrarSi, esa idea es increible. No puede actuar como oficialista porque no tiene nada para defender. Su estilo sólo tiene sentido en contra de algo.
BorrarAdmirable comentario, comparto todo lo expresado, me hace sentir muy bien, lo felicito.
ResponderBorrarComparto Gustavo lo expuesto,me agarra escalofríos c/nombra el 55,lo viví d cerca c/solo 7 años dentro d 1escuela franciscana c/los milicos armados corriendo x los patios,y los helicópteros sobrevolando,tb en casa xq el viejo era delegado en el frigorífico Swift,fue tenebrosa e inolvidable esa parte d mi vida.Hoy gracias a vs idiotas,retornan los vástagos d aquellos angurrientos.Sabe q Gustavo,estos 12 años d gobierno kirchnerista lograron q la juventud participe,(y esos no son fáciles d arrear)si pasó eso,es xq "mala no fue la gestión".Si fuese otro podría decir,q importa lo q haga este tipo,a mi no me afecta,pero me mata pensar q a mis hijos y nietos le quedará un pais destruído.No puedo creer c/todavía algunos dicen q demos "tiempo"?Este muchacho gerenció vs empresas q "papi" le dió a "manejar"....y "las chocó todas"!!.....dar más tiempo?...abrazo Gustavo
ResponderBorrarExcelente descripcion.Me identifico con todo. Difundamos para despertar cada vez más conciencias.
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