A
un año del debate presidencial –en donde
Macri realizó una síntesis de las promesas que no pensaba cumplir- no son
pocas las señales de alarma. Recesión económica, malestar social y temor por el
futuro son las principales claves para abordar el presente. Prepotencia, inexperiencia y angurria son
las explicaciones más comunes para esta crisis fabricada por el gobierno
amarillo. También insensibilidad, aunque Macri intente lagrimear con todas
sus fuerzas mientras habla de la pobreza en una entrevista televisiva, después
de haber manifestado su intención de ser
reelegido y, a la vez, fantasear con su retiro en el extranjero. Todo en
una toma. Bastante cinismo: el Jefe de Gabinete, Marcos Peña asegura que la
trascendencia de la candidatura de CFK en las elecciones legislativas es
mínima, aunque no saben qué hacer para
sacársela de encima. Y bastante torpeza: el senador del PRO y ex presidente
por medio día, Federico Pinedo reclama un aumento en su dieta de 84 mil pesos
porque la Revolución de la Alegría ha deteriorado su poder adquisitivo.
Contradicciones y absurdos de un Gran Equipo que afirma que todo va bien aunque
sus premoniciones sobre el segundo
semestre quedarán para una dimensión paralela. A un año ya del famoso
debate, una parte importante de los argentinos descubrimos la estafa y no sabemos cómo advertir al resto que el
iceberg se aproxima para una colisión histórica.
Después
de todo esto y de haber pifiado con el futuro presidente de EEUU, los PRO responden como mejor saben: con el
clásico timbreo. Aunque sólo unos pocos hechizados creen en la veracidad de
esa puesta en escena, esta vez no
avisaron a la prensa en qué zonas efectuarían sus sorpresivas visitas preparadas. En la anterior pantomima, hasta en los medios apologistas se
filtraron algunas escenas de impaciencia
y quejas de vecinos adeptos un poco decepcionados. El control del simulacro
debe ser absoluto: ya no alcanza con la tensa simpatía y la sorpresa fingida de
un ama de casa de verdad; ya no convence
ubicar pasajeros alquilados en un viaje de mentira; ya no engaña poner
falsos alumnos en un acto escolar y vestir con mameluco a un actor desconocido
para que haga de obrero. La vida real no
armoniza con el amarillo PRO y es por eso que cada vez más deben apelar a
la ficción de una escenografía para simular proximidad.
Analogía entre líderes
Los
actos públicos en soledad de Macri resultan tan patéticos como sus prolíficos chistes de ocasión. Las vallas de
protección no son necesarias porque ni los que quieren descargar su bronca se
acercan. Los primeros planos abundan en las coberturas mediáticas oficiales
porque las panorámicas demostrarían una
desolación apocalíptica. Una postal un poco extraña para un gobierno que
aún no ha cumplido un año y que obtuvo el 51 por ciento de los votos. El entusiasmo del cambio se está
desinflando como un globo antes de la fiestita.
Pese
a que reniega de las muchedumbres, le gustaría ser aclamado por una plaza colmada
de fervientes seguidores. A duras penas logró llenar hasta la pirámide el día
de su asunción, con un público más
interesado en sus contoneos cumbieros que en su discurso no político. Los cacerolazos
multifacéticos y la Marcha de los Paraguas no cuentan como convocatorias de su
exclusivo liderazgo porque sin el
fogoneo de los medios no hubieran sido posibles. Cuando se cumplieron los
primeros cien días de su gobierno, los voluntarios amarillos salieron a las
calles para festejar y eran tan pocos que terminaron
el jolgorio en una pizzería. Si están preparando alguna celebración para el
primer aniversario lo tendrán que hacer en privado con invitados selectos y algunos
extras porque de multitudes ni hablar.
Las
comparaciones son odiosas, dicen los que
salen desfavorecidos con ellas. A pesar de las demonizaciones y las
acusaciones caprichosas de los jueces comprometidos con la persecución, Cristina sigue convocando multitudes. El
jueves pasado estuvo en el acto de inauguración de la carrera de Economía en la
Universidad Arturo Jauretche, uno de los
17 centros de estudio creados durante sus mandatos. La localidad de
Florencio Varela nunca había visto tanta gente junta. Ante el mar de corazones que poblaba las calles,
La Presidenta advirtió que el modelo del Cambio “nos hace más vulnerables a los
vendavales económicos externos”. Por
si no se entiende, la indiscriminada apertura comercial y el brutal
endeudamiento externo no contribuirán al desarrollo y, por ende, a
la generación de empleo.
Encima,
esta ceocracia -negada por el empre-funcionario Mario Quintana- ha bombardeado el consumo desde el inicio
de su gestión para realizar una descomunal transferencia de recursos a las
empresas. Con excusas banales y clasistas el Gran Equipo ha reducido con la
devaluación, la quita de retenciones y los despidos lo que hasta hace un año era el verdadero motor del desarrollo: el
consumo popular. Si el poder adquisitivo del senador Pinedo está en dificultades,
no es un desafío imaginar las que debe
afrontar un asalariado promedio que percibe la décima parte. Y si la
inflación, potenciada por la inexperiencia o la crueldad de las fuerzas gobernantes,
produjo en poco tiempo la mayor recesión
de que se tenga memoria, siguen por ese camino al cancelar la tarjeta
Argenta, la manera que tenían los jubilados para brindarse ciertos bienes con
créditos blandos. Brutos o malos. O las
dos cosas, lo que sería peor.
No
es la primera vez que lo dice. Cuando CFK abre la boca es para que los escuchas graben a fuego sus palabras.
No apela a recitados escritos por publicistas o guionistas de ficción ni a
amorosas frases de ocasión más propias de un pastor o un gurú. “El libremercado no existe –sintetizó Cristina-
La
economía la dirige el Estado siempre,
lo único que cambia es que lo puede hacer a favor de las mayorías o manejado
por las corporaciones”. La segunda opción fue la elegida por la ceocracia
de Mauricio Macri, por eso sus
principales decisiones apuntan a multiplicar las ganancias de las grandes
empresas. Un ejemplo reciente es la condonación de la deuda que los
distribuidores de electricidad tenían con Camesa, la mayorista estatal. ¿Cuántos jardines de infantes se podrían
construir con esos 20 mil millones de pesos que perdona Macri para beneficiar a
muchos de sus amigotes?
Si
el empresidente hubiera dicho en
campaña que el tarifazo que Scioli denunciaba se convertiría en realidad,
¿cuántos votantes lo habrían acompañado? ¿Por
qué no pronunció en el famoso debate alguna de esas frases condenatorias del
consumo popular? ¿Por qué eso de “los
sectores medios adquirían más de lo que les correspondía” no estuvo
presente en ninguno de los spot de campaña? Todos los candidatos prometían respetar
al que piensa distinto y una vez que
asumieron de sus bocas salió lo de la
grasa militante y los vagos del Estado. Todos lagrimeaban y estrangulaban
la voz cuando se comprometían a unir a
los argentinos y están dividiendo el
país como en los peores tiempos. Todos se comprometían a respetar las
instituciones pero los decretazos y la
obediencia judicial, parlamentaria y sindical son el pan de cada día. La
represión y la cárcel son las respuestas para el que ose desafiar este insólito camino hacia la desigualdad.
El
gobierno de Macri es una estafa que se ejecutó con muchos actores: políticos, jueces, fiscales y periodistas.
El debate del que se cumple un año es la
síntesis perfecta de esa burla. Mientras los medios cómplices perpetúan el
engaño con un blindaje obsceno, diputados y senadores garantizan la gobernanza de
un Equipo que está muy lejos de ser el
mejor. En la calle, el descontento crece y las víctimas se multiplican. La
luz al final del túnel está cada vez más lejos y más parece un incendio que un luminoso paraíso. Los engañados, por
ahora, guardan un doloroso silencio.
Lo que pasó desde el debate hasta hoy es un atropello a la Democracia. Además de las mentiras alevosas para ganar las elecciones, todos los actores comenzaron a orbitar en torno del poder para desplazar a Cristina. Quieren eliminarla de la memoria colectiva pero a la vez la necesitan. No saben qué hacer. Sólo falta que el pueblo despierte para recuperar el país que nos están robando.
ResponderBorrarJavier Bermúdez
Bueno, mentir, todos mentimos alguna vez e incluso algunas veces nos consolamos pensando que, justo, mientiendo, somos más "buenos".
ResponderBorrar¿A nadie le pasó esa imperiosa necesidad de mandarse el bolazo de que fulanita "es una chica muy dulce", negando el verdadero diagnóstico, es fulera, pero pasable (tal vez).
El cumpleaños de mañana no es sobre mentiras, o sí, pero son mentiras con una finalidad asquerosa, estafar a todo un país, vender gato (roñoso, podrido) por liebre y pudrirle la vida a millones. Salú, mau, pa´la próxima, tragate bien el bigote, el pegamento y hacé algo bueno, una vez, nomás....
Comparar a Cristina con Macri es hacer trampa. El "burro" queda desfavorecido ante Ella. En todo sentido. Espero que esta pesadilla dure lo menos posible. Mirta
ResponderBorrarNo Mirta. No cometa las mismas torpezas que ellos. Qué le ha hecho esos nobles cuadrúpedos -los burros- para tal comparación. Ram
Borrar"El gobierno de Macri es una estafa que se ejecutó con muchos actores: políticos, jueces, fiscales y periodistas."
ResponderBorrarCuanta verdad! No quedan actores políticos como Boudou, Moreno, Capitanich, Anibal. Héroes de la patria.
Un buen juez era Oyarbide, o Zaffaroni, donde quedaron esos que daban la vida por el honor y su país.
Pfff, fiscales! Como se llama ese de barba? El impresentable de Campagnoli. Verguenza nacional.
Perioditas fueron Barragán, Verbitsky, Victor Hugo. Modelos de coherencia y valores profundos. Un ejemplar trabajo de Pablo Rago y Gabriel Schulz en TVR. Libertad de expresión de la que nos gusta.
Lo importante es que cada vez somos más. Cada vez más políticos se unen al Kirchnerismo y pronto Massa va a volver y nos va a ayudar a ganar la próxima elección.
Ernesto
Es cierto....la vida real no armoniza con el amarillo Pro...¡Apuntes Discontinuos! lo voy a llevar Un fuerte abrazo!!!
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