viernes, 4 de noviembre de 2016

Una legitimación peligrosa



El Congreso cobró su centralidad en estos días, no tanto por sus genialidades legislativas sino por el incremento de sus dietas. Aunque fue una iniciativa de los presidentes de cada cámara, los miembros apoyaron por mayoría cobrar un 47 por ciento más. Sin encarar el asunto desde la tentadora no-política y evitando el extremo del que se vayan todos, un poco de vergüenza debieron sentir. Ante la indignación de la inasible opinión pública, dieron marcha atrás. En lo que no dudaron los senadores es en poner como obligatorio el debate presidencial, pero no pensaron en sanción alguna para el candidato que miente sólo para obtener el triunfo. Hoy deberían hablar de eso nuestros representantes en lugar de seguir brindando legitimidad a un gobierno que nos está conduciendo a una predecible catástrofe. A dos semanas de cumplirse un año del famoso debate entre Macri y Scioli, el ciudadano que aún duda de la estafa que estamos padeciendo debería comparar las afirmaciones del empresidente con las medidas que está tomando.
Ya se encargarán los usuarios de subir fragmentos a la web para compartir en las redes sociales. Macri prometía que no iba a devaluar ni endeudar el país, que no habría despidos ni importación desenfrenada, que continuaría el Fútbol Para Todos y la ciencia tendría todo el apoyo gubernamental, que no habría tarifazo y todo sería mejor. El Ingeniero presentó tópicos que no pensaba cumplir sólo para convencer a una parte del electorado. Para disimular los estragos producidos por sus propias medidas, Macri y los ceócratas inventaron la excusa de la pesada herencia, que permitió desmontar el modesto estado de bienestar que estábamos alcanzando. Para distraer la mirada sobre números que anticipan con claridad la hecatombe, periodistas y jueces invierten su tiempo en casos de corrupción inventados en las estercoleras de los medios hegemónicos. Todo pergeñado para responsabilizar a la gestión K de las penurias cotidianas, como si los millones de López o de Báez pudieran producir un agujero de tal magnitud.
La desproporción informativa es tal que el público cautivo conoce con lujo de detalles las fábulas que protagoniza Cristina, pero ignora sin vergüenza las chanchadas reales que se han cometido desde el 10 de diciembre. Desde disfrazar de funcionarios a gerentes consustanciados con sus empresas de origen hasta beneficiar familiares, amigos y contribuyentes a la campaña con sustanciosos negocios con el Estado. Si Lázaro Báez padece una discutible prisión preventiva por ocupar el puesto 34 en la lista de contratistas con un 0,4 por ciento del presupuesto, ¿qué habría que hacer con los ilustres apellidos ligados a Macri que están en cabeza de lista con un porcentaje mucho mayor? Si López está entre rejas por intentar esconder nueve millones de dólares, ¿dónde deberían estar el presidente y muchos de sus funcionarios por las empresas off shore con las que ocultaron diez veces más? Si la telenovela de Ciccone convirtió a Amado Boudou en un villano, ¿qué debería pasar con la vicepresidenta Michetti y las bolsas con dinero ilegal que robaron de su departamento?
El engaño continúa
Sin dudas, la protección mediática es lo que mantiene al Gran Equipo a salvo de la indignación masiva. Las tapas negativas de los principales matutinos sólo están destinadas a echar tierra a los K para que el pueblo no se vuelva a confundir. El resto, pura apología o noticias destinadas a la más perversa distracción. Que el gobernador de Jujuy declare “no voy a liberar a esa mujer” no es sólo una muestra de su afán vengativo, sino también de una inadecuada suma del poder. Pero como la figura de Milagro Sala fue construida mediáticamente con un afán odiador, una parte de la sociedad no se molesta por eso. La independencia inter poderes es menos importante que el castigo a los protagonistas del pasado reciente. Un movimiento que distribuye dignidad para los que menos tienen no es un buen ejemplo para el ajuste que se viene y por eso necesitan demostrar lo malo que es eso.
Tan distorsiva es la información que circula en los medios dominantes que muestran como un logro el incremento de un 24,4 por ciento interanual de los ingresos tributarios. Sin embargo, con una inflación cercana al 40 por ciento acumulado este dato revela una caída cercana al 15 por ciento en la actividad. Y aunque el ministro de Hacienda –antes de Economía- Alfonso Prat Gay se zambulla en antológicas incoherencias, no recibe ni una pizca de las demonizaciones de las que era blanco Axel Kicillof, con logros más notorios y un marco teórico notable. “Si uno se toma el trabajo de empezar a mirar las variaciones de manera desestacionalizada y mes a mes, que es un poco más complejo y más difícil de explicar, la conclusión es que la economía se está estabilizando, está cayendo menos si tomamos el promedio de los últimos meses”, se enredó Prat Gay. Cuando no se entiende lo que dicen estos funcionarios, cuando abordan una verborragia confusa es porque están mintiendo. No conforme con eso, continuó con su burla: “da toda la impresión de que la actividad dejó de caer, pero todavía es temprano para decir que se está recuperando. Dijimos que en la segunda mitad del año las cosas iban a mejorar”. Pero cada dato oficial desmiente cualquier mejora: el segundo semestre ya está por terminar y los brotes verdes son más de los dólares que se fugan que de una actividad que despierta.
Que Macri diga que “estamos empezando a tomar velocidad” es una muestra más de su intención manipuladora. Ni siquiera los analistas económicos del establishment son capaces de afirmar semejante sandez. O sí, pero no en el sentido que el empresidente nos quiere hacer creer. El daño que se ha producido en estos meses necesitará muchos años para su reparación. Sólo si consideramos el desaforado endeudamiento de casi 40 mil millones de dólares --que no ha servido más que para facilitar la fuga de divisas y atenuar el crecimiento del déficit- ya tenemos hipotecado nuestro futuro inmediato. La BBC destaca que este paso tan valorado por el Gran Equipo es como seguir cavando el pozo en el que estamos cayendo. Pero van por más porque el presupuesto del año próximo destina un 10 por ciento al pago de una deuda que no nos beneficiará en nada.
Lo que más sorprende es el consenso que está logrando en el Congreso. Como si diputados y senadores hubieran nacido ayer y jamás experimentaron el capitalismo más salvaje conocido como neoliberalismo. Incomprensible que una fuerza política que no tiene mayoría logre convertir engendros en leyes que sólo satisfacen intereses minoritarios. Después de padecer once meses la ceocracia amarilla siguen avalando el suicidio colectivo que significó el triunfo de Macri. Y, a pesar de las advertencias de técnicos, expertos y jueces quieren privatizar nuestra voluntad con los espejitos coloridos del voto electrónico. Si el año pasado engañaron al electorado con promesas que no pensaban cumplir, la implementación de esta iniciativa será la legalización de un fraude histórico. Ya deberíamos saberlo: nada de lo que propongan Macri y sus ceócratas puede ser fructuoso para la mayoría. Si algunos de nuestros representantes cayeron en la trampa, es hora de advertirles que éste no el camino para construir un país para todos.

3 comentarios:

  1. "En lo que no dudaron los senadores es en poner como obligatorio el debate presidencial, pero no pensaron en sanción alguna para el candidato que miente sólo para obtener el triunfo."
    -----------------------
    No es necesario simplemente juicio politico y destitucion como en cualquier pais serio.

    ResponderBorrar
    Respuestas
    1. Si, pero para eso hay que tener una mayoría especial que, en este momento, no se puede lograr. Salvo que la crisis sea tan extrema que todos exijamos la renuncia, como pasó con De la Rúa. Paciencia, están haciendo todo para llegar a eso.

      Borrar
    2. No, Gustavo, no me parece que haya en marcha nada solucionable con "paciencia" (y el orden constitucional).
      Lo que hay es la profundización de un rumbo que va de cabeza a terminar en un conflicto más grave que los ya padecidos y desde la vanidosa soberbia de que el virrey y sus gerentes "no son delarúa" están seguros de que a ese conflicto que buscan lo ganan, y hay a continuación, reich conservaliberal por mil años.
      Según la Historia, esas cosas no pasan, pero nunca faltan las pocas luces que no miran la Historia porque es aburrida y sin dibujitos.
      Parafraseando a Serrat, estamos en manos de unos locos con carnet (y ni hablar de las porquerías regaladoras de "gobernabilidad").

      Borrar

Un viernes negro

  La fortuna nos dio una chance. El disparo no salió, pero podría haber salido . El feriado del viernes es un casi duelo. La ingrata sorpres...