Los integrantes de las fuerzas
gobernantes comenzarán diciembre con un retiro espiritual en Chapadmalal para
encontrar excusas más contundentes
que la pesada herencia o el clásico “ésa te la debo” para los fracasos de este año. Tal vez retiren los espíritus para
acomodar mejor sus cuerpos de cara a las elecciones legislativas o para
acondicionar la piel para un mes que
promete ser muy caliente. Ellos le llaman retiro espiritual a lo que será, en realidad, una reunión no política
donde definirán las estrategias y distribuirán los versitos que funcionarios, legisladores, voluntarios y laderos deberán
memorizar para recitar en los estudios televisivos. En los días que quedan
hasta entonces, afrontarán la vida real
con las incongruencias de siempre: la patraña de que Argentina no creció en los últimos cuatro años, respetar las reglas del juego, integrarnos al
mundo, entre muchas otras. Un creativo menú de consignas e indefiniciones para distraer a los atónitos votantes que aún
esperan la Revolución de la Alegría.
Y seguirán esperando porque las
inversiones no llovieron ni los brotes verdes se asomaron en esta extraña
primavera del cambio. A pesar de las condiciones que se fueron cumpliendo por
etapas, sólo el capital especulativo
visitó nuestras tierras. Lo que el diario El país de España -otrora muy
crítico del gobierno de Cristina- llamó el festival
financiero y, en tiempos de la dictadura, la prensa vernácula bautizó como bicicleta
financiera. Desde el 10 de diciembre, el empresidente Macri devaluó la moneda, eliminó retenciones, quitó aranceles
a las importaciones, liberó exportaciones, finiquitó los controles cambiarios,
saldó la usurera deuda con los buitres, batió récords de endeudamiento y terminó
con el impuesto a la riqueza para que se produjera la tan prometida lluvia de
inversiones. Pero no llovió. La
sequía obligó a apelar a un blanqueo de divisas que apenas produjo algunas
míseras gotas, a pesar de las tentadoras
concesiones. Ahora, hasta permiten que familiares de funcionarios puedan
acogerse a esta amnistía para fulleros monetarios. Y sigue sin llover.
Uno de los ideólogos de esta
ceocracia, Javier González Fraga, autor del célebre apotegma “Los sectores medios gastaban más de lo que sus
sueldos medios permitían”, aportó
una novedosa explicación al fenómeno meteoro-monetario. Aunque algunos
puristas de la academia consideren insulsos sus métodos de análisis, el apologista de Cambiemos encontró la
manera de culpar al kirchnerismo por la recesión del futuro. “Nadie quiere invertir en el país porque no
saben si no vuelve el populismo dentro de dos años”, aseguró, aguardando un
aplauso que no se produjo. O el economista del establishment enloqueció o sugirió
una forma de proscribir a los K sin
demasiados costos institucionales. Además, dentro de dos años, en 2018, no hay elecciones a la vista, salvo que
algún imponderable las vuelva necesarias.
Esperando
a Godot
Premonición o fallido, pero esto sugiere que no se tienen mucha fe,
a pesar de los caricaturescos intentos de Macri por insuflar optimismo. Porque las condiciones para el arribo de los tan
ansiados capitales para el desarrollo
no terminan ahí. La semana pasada, el Congreso aprobó el esquema de
Participación Público-Privada para que las empresas realicen grandes obras de infraestructura con nulos
riesgos y muchas ganancias. Estos PPP o APP no dieron buenos resultados en los países en donde se aplicó. David
Hall, director fundador de la Unidad de Investigación Internacional de
Servicios Públicos de la Universidad de Greenwich analizó la experiencia de
Alemania, Indonesia, Francia, Dinamarca y Brasil, que son ejemplos para los PRO. Los escándalos por la multiplicación de los
montos iniciales, la postergación de los plazos y abusos hacia los usuarios invitan más a rechazar este esquema que a
aplicarlo. Pero, debemos integrarnos al mundo aunque para ello debamos
adoptar su resaca.
No la “resaca” que mencionó el senador seudo kirchnerista Miguel Ángel
Pichetto al hablar de la inmigración; postura que permitió que los amarillos desplieguen su natural hipocresía. En una economía que se
des-globaliza para fortalecer el mercado interno, el Gran Equipo se abre, no
para ser el supermercado del mundo –como
declaró Macri muchas veces-, sino su
resumidero. La genialidad de
permitir importaciones sin aranceles de artículos que producimos en el país no sólo facilita la fuga de divisas –casi
sangría- sino que debilita las industrias locales, más aún en un escenario
de consumo declinante. Si este experimento tenía como objetivo que los precios
tiendan a la baja, el fracaso es notorio.
Si, en cambio, pretendían aniquilar pequeños y medianos productores, el éxito es rotundo porque podrán
concentrar la economía en pocas manos.
Y los que prometían en campaña
generar millones de puestos de trabajo, han
dejado en la calle a casi 700 mil argentinos. En estos once meses padecimos
un combo de nuestras peores crisis:
inflación, recesión, desempleo, desindustrialización, incremento de la pobreza,
endeudamiento. Si Macri concibe al país como una gran empresa, es un pésimo
gerente porque nos está llevando a la quiebra. Si los miembros de gabinete
salieran mañana a decir “perdón, nos
equivocamos; pensamos que de esta manera podíamos corregir lo que estaba mal y
mejorar lo que estaba bien pero aplicamos mal la receta”, todo bien. Pero no se equivocaron: éste es el plan.
Todavía quedan algunas condiciones más que cumplir antes
de que comience la tan mentada lluvia. Aunque intenten poner paños fríos con
algunas limosnas con forma de bono, no
torcerán el camino hacia el abismo. Esas sumas que destinarán a los
beneficiarios de asignaciones y a los empleados del Estado, apenas será una gota en el desierto que
será succionada por los formadores de precios, que han abusado de su
posición dominante ante la inacción del gobierno. Apenas quieren atenuar el descontento que ya está
comenzando a evidenciar sus síntomas. Porque el Plan PRO nos necesita pobres, desamparados y sometidos,
suplicantes de migajas y muy agradecidos.
Pero eso no es todo. Además quieren trabajadores flexibles. Desde
hace años escuchamos hablar de los salarios como un penoso costo para los
grandes empresarios. Ahora, el empresidente
cuestiona las licencias por enfermedad y otros
derechos que siempre están en peligro cuando el neoliberalismo gobierna.
Incrementar el desempleo para extorsionar a la clase obrera. Esa es la otra condición para que las
inversiones vengan. Entonces, cuando lleguen, con bajas impositivas,
libertad para fugar y facilidad para explotar a los obreros y cobrar lo que se
les antoje por sus servicios, el derrame
será apenas un insignificante goteo que no logrará mover el amperímetro del
desarrollo tan prometido.
Y si el nuevo presidente del
Imperio, Donald Trump logra tentar a los capitalistas norteamericanos que
pululan por el mundo, veremos partir
muchas empresas que casi creíamos propias. Por lo tanto, la pregonada
esperanza para el año que viene no será
más que una falsa ilusión. Como el panorama no es muy auspicioso, están
pergeñando las tretas de cara a las elecciones legislativas, desde los lemas para eludir preguntas
incómodas hasta las bombas distractivas de los medios cómplices. Quizá por
eso están un poco desesperados para incrustar
la reforma política con voto electrónico incluido, empantanada en el Senado
por sus múltiples vulnerabilidades. Tanto denunciar fraudes inexistentes, ellos están defraudando antes de cumplir el
primer año. Y lo van a seguir haciendo.
Primero lo primero, hay palabras que pueden sonar muy ofensivas para la delicada epidermis amarilla, "Soberanía" es una de ellas y probablemente sea la peor; muy pero muy mal de su parte incurrir en tan groseras faltas de educación... no se nombra la soga en casa del ahorcado, ni la soberanía - esa asquerosidad - en la choza de gunga din.
ResponderBorrarSeguramente no pensó en la posibilidad de que nuestro amado virrey, interrumpiendo sus merecidas y permanentes vacaciones, se haya acercado a leer sus líneas.... ¿y si le da un patatús?, quién podrá defendernos?, quién podrá guiarnos en esta excursión al mundo mundial sin su luz en la tiniebla?... prat grasa no puede, apenas si puede repetir "no sé, no sé... no sé", una pena, uno pensando que era ministro y resultó disco rayado, un problemita... casi tan problemático como si se le ocurre recurrir a marquitos peña, ese "cerebro", medio cerebruto que, ay, diosito, por qué no sos argentino?, "se la debe".
Que conste que sólo tomé una palabra de su largo post, se agradece el esfuerzo que se tomó pero, hay médicos que a veces son casi amigos y el mío me prohibió malas sangres, berrinches y decepciones, así que me retiro ahora nomás, no vaya a ser que si sigo leyendo las peripecias de nuestro amado líder disfuncional y su "equipo", justo en su desdichado cumpleaño (sin S, que recién es 1, una eternidad), termine cortándome las venas con una chocolina filosa...
Y lo que sangro al investigar para escribir estos apuntes es inimaginable... En fin, es un camino elegido y emprendido con "placer". Abrazote
BorrarCapaz que al final todo se remita a una cuestión de matices o puntos de vista, el "sangrado" es entendible pero no sé hasta dónde se justifica padecerlo - dada la naturaleza tóxica del desgobierno de estafemos y el carismático virrey capataz mau - porque donde hay tóxico hay enfermedad y estos tipos son enfermantes... pero, lo dicho antes, matices, puntos de vista, que dependen de cada mirada.
BorrarTampoco hay que perder de vista la naturaleza farsesca y fronteriza con el ridículo de este menjunje amarillo y perfectamente podemos ser serios mientras nos burlamos de tanta impostura, no evitamos el veneno, apenas achicamos un poco el daño, al menos lo más visible....