jueves, 28 de junio de 2018

Recetas poderosas para frenar la guadaña

“Acá se trabaja”, sentencia Macri, con facha de recién levantado al mediodía, en el video que difundió el lunes del paro general. Por la entonación confusa que ya conocemos, no se sabe si es una simple descripción o una orden. El uso del impersonal genera la duda de por qué no incluyó a nadie: es una acción sin sujetos ni objetivos. Quizá por su conocida pulsión vacacional, vio la necesidad de destacar el cumplimiento de su función como un logro, pero de una manera absurda, porque nadie espera que un mandatario se adhiera a un paro en su contra. El breve video está destinado a sus fans, los caceroleros de la primera hora que aplauden el deterioro ajeno sin advertir que el propio está a la vuelta de la esquina. Una provocación para expandir la Grieta y alimentar los prejuicios de los odiadores. Una provocación a la espera de una respuesta: la repulsa o la sumisión.
Como ya se suponía, los amarillos salieron en coro a denostar y minimizar la medida de fuerza con pamplinas de catálogo. El más audaz fue el ministro Dujovne –que mantiene su fortuna en el extranjero y tributa su mansión como baldío- que fantaseó con que el paro costó unos 30 mil millones de pesos, sin evaluar que la fuga de divisas de mayo es seis veces más que eso. Al menos reconoce que los trabajadores generan riqueza y no son sólo un costo más. Los demás no se esforzaron tanto y sus dichos recayeron en que “un paro no cambia nada” y que “hay que dialogar”. El empresidente Macri, como siempre, tuvo que mentir para articular su argumentación. Desde Tandil, su ciudad natal y Capital Nacional del Salame, el Ingeniero declaró, sin pudor: “yo no creo que haya habido un Gobierno en décadas con tanta preocupación por el empleo, por el trabajador, por generar nuevas oportunidades, por fortalecer los empleos que tenemos y crear nuevos”.
Al menos, confesó que es lo que cree y no lo que es. Mientras la Selección perdía ante Croacia, el INDEC dio a conocer que la cifra de desempleo en el primer trimestre del año supera el nueve por ciento. Y debe ser más, porque la industria perdió más de 2200 puestos por mes desde el inicio de este engendro. Y el Estado agrega lo suyo con el desmantelamiento de áreas de investigación y control o las feroces guadañas que sacude en los medios públicos. En medio de las expectativas por el partido entre Argentina y Nigeria, 354 profesionales de Télam fueron despedidos porque “no respondían al perfil”, de acuerdo al comunicado de la agencia estatal de noticias. Muchos de ellos, trabajan allí desde hace décadas. Sin embargo, el plan “Télam tiene futuro” no se fija en nimiedades. Ni en incongruencias, pues el titular del Sistema Federal de Medios y Contenidos Públicos festejó con una frase que suena a burla: hoy ganó el periodismo y ganaron los ciudadanos. Hoy ganó el futuro de la Agencia Télam”. Sin dudas, los PRO, además de cínicos, son perversos: destruyen y dicen que construyen, despiden y dicen que cuidan el empleo, aumentan y dicen que velan por nuestros ingresos, devalúan y dicen que valoran nuestra moneda, nos endeudan y dicen que hay que vivir con lo nuestro. O no entienden el idioma o nos están tomando el pelo.
La banda gobernante
También durante el partido, el INDEC decidió difundir datos que indican el inicio de la caída en la actividad: abril mostró un retroceso de 0,9 por ciento interanual y del 2,7 respecto al mes anterior; el déficit alcanzó 9623 millones de dólares, el 34,4 por ciento más que el año pasado; la deuda se incrementó el 27,7 por ciento desde 2017 y el 57,5 desde diciembre de 2015: unos 213 millones de dólares por día; y los capitales de argentinos fuera del país superan los 280 mil millones de dólares. Por eso sorprende que Macri asegure que “estamos en una argentina que viene creciendo”.
El país emergente que aplaudieron la semana pasada se está convirtiendo en un país en emergencia. Ni el endiosado Mercado –que siempre gana cifras siderales- confía en el inescrupuloso plan gubernamental. Mimados con casi todas las medidas del Gran Equipo, sus sanguinarios integrantes siguen vaciando el país y exigiendo cada vez más. Los especuladores no son ajenos a la hecatombe a la que nos encaminamos; al contrario, muchos son sus gestores y ocupan sillones en el gabinete. Las celadas financieras no apuntan a alterar la gobernabilidad, sino a atentar contra la dignidad de casi todos.
Mientras el Mercado amenaza con el Riesgo País, la vida de muchos argentinos corre riesgo de vida. Si no es por la depreciación de sus ingresos es por la pérdida del empleo; si no es porque los hospitales públicos no dan abasto con los pacientes que caen de las pre pagas es por el presupuesto hogareño que no alcanza a llenar la mesa en un país que produce alimentos para 400 millones de personas; si no es por la delincuencia creciente -silenciada por los medios cómplices- es por la feroz represión oficial desatada contra los que se resisten al despojo. Al principio de la Revolución de la Alegría, Gerardo Morales hizo de la provincia de Jujuy la capital de la persecución a militantes sociales y de la feudalización de la democracia. Un poco después, la Patagonia empezó a remasterizar la Conquista del Desierto en beneficio de estancieros foráneos, demonizando, reprimiendo y asesinando mapuches. Ahora, el gobernador Mariano Arcioni convirtió a la provincia de Chubut en un ensayo de lo que será el país cuando empiece el ajuste en serio.
Todo lo que hemos padecido desde que el perro Balcarce se sentó en el Sillón de Rivadavia ha sido apenas un tanteo. El Mejor Equipo de los Últimos 50 Años nos está haciendo revivir los peores momentos de nuestra historia. Hasta ellos lo están anunciando: el Cambio recién empieza y no lo disfrutaremos nunca. Esto no es exagerado: La Rosada está invadida por especuladores y avarientos despiadados que nos han endeudado por cien años para su exclusivo beneficio; salvajes y crueles, dispuestos a matar por unas cuantas monedas; hipócritas que prometen mieles pero sólo reparten palos.
Y después vienen a decir que las medidas de fuerza no solucionan nada, cuando ellos apoyaban todos los paros que algunos sindicalistas hacían contra Cristina por motivos más insignificantes que los actuales. Ellos son los que no pueden solucionar nada porque han asumido para generar problemas; para bajar nuestra autoestima con el verso del país pobre. Los Amarillos no están para cumplir con las enternecedoras promesas que a diario realizan, sino para repartir el país entre los miembros de una oligarquía parasitaria que pretende seguir engrosando sus arcas con el trabajo y las penurias del resto. La salida de este túnel no debe tener semejantes acompañantes: salimos solos o nos quedaremos para siempre en este tortuoso laberinto.

2 comentarios:

  1. Pero nunca dejan de pasar cosas positivas, ayer por ejemplo, se terminó el mundial y hay amenazas de resurrección de la realidad, claro, la susodicha realidad es una completa porquería pero obviamente no es culpa del virrey ni de su mejor equipo de malandras... es de Sampaoli, el tal Tapia y ese franchute imparable que nos dejó "frappé" y en el velorio, minuto de silencio de la telebasura mañética...
    Realidad penosa, de paso, en tanto caso, en tanto despedido, en tanto "sorprendido" porque el virreinato de la alegría les tocó a ellos, que lo votaron, que nunca fueron K, que nunca fueron negros planeros... en fin, nunca creyeron merecer ésto....pobres, no?, sí, pobres, pero, también la realidad nos trae ese regusto ambivalente de querer preguntarles "¿y, pajarón/a, creíste que lo que te decíamos era en joda?", "bueno, che, vos querías un cambio, cambiaste, ahora relajate y disfrutalo".... en fin, uno sabe que no debe ser cruel, que a lo mejor los engrupieron pero, ¿cómo ignorar los desprecios y descalificaciones tan generosamente repartidas?, simplemente nos hacemos los opas?, un "aquí no ha pasado nada" después de todo lo que pasó y sigue pasando?. Tiempos jodidos éstos.
    Pero bueno, la impostura virreinal jugando sus minutos de descuento de un partido perdido, claro, perdido por nosotros pero que ganan en sus off shore, ¿cuándo será el día de una justicia justa, no?.

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