Al escuchar a algunas figuras del
elenco oficial, cabe preguntarse en
manos de quiénes estamos: ¿de una comparsa de irresponsables?; ¿de una banda desenfrenada dedicada al
pillaje?; ¿de un staff de panelistas de un programa de televisión?; ¿de un equipo de desorientados inexpertos que
no saben para dónde patear la pelota? Estas interrogantes no están guiadas por
un caprichoso afán opositor, sino inducidas desde las declaraciones de los propios comandantes de la Revolución de la
Alegría. En sus nefandos intentos –muchas veces exitosos- de confundir a la
opinión pública, apelan a tretas
cercanas al autoritarismo, próximas a la xenofobia, bañadas de demagogia y
saturadas de cinismo. Todo esto sazonado con abundantes cucharadas de
blindaje mediático abonado con “la plata que ponemos entre todos” y
en un contexto de preocupante
adormecimiento de la reacción colectiva.
Este combo facilita que al incremento
bestial de los combustibles, sólo se
responda con colas de autos en las estaciones de servicio para salvar unos manguitos. ¿Cómo es posible
un aumento del 5 al 7 por ciento después de
una baja del dólar y del precio del crudo internacional? Más aún cuando el
acumulado anual supera el 70 por ciento.
Una estafa que se ha naturalizado de forma peligrosa y que se extiende a otras
áreas de consumo. Una aceptación del abuso que se expresa en
la voz de muchos automovilistas: esto es el resultado de haber mantenido tarifas accesibles en los doce años de
kirchnerismo. Una patraña que se
convierte en sentencia. Más que una política pública estamos presenciando la institucionalización del saqueo. Más
que un Estado ausente, estamos padeciendo uno
cómplice de corporaciones angurrientas. Más que un programa de racionalidad
económica, estamos sufriendo la sinrazón
de los glotones.
Desde el pensar ingenuo, es
factible considerar que la crisis actual sea producto de factores externos o
torpezas propias y no de la malsana
voluntad de ocasionar todo esto. Sin ingenuidad, estamos presenciando el sueño oligárquico del control absoluto
para obtener jugosas rentas a costa de excluir a gran parte de los
argentinos. Y esto se expresa en cada
una de las decisiones que se toman en el cuartel general de Balcarce 50. La transferencia regresiva del
ingreso no es un accidente, sino el
objetivo. Por eso hacen lo que hay
que hacer.
Y
lo que hay que hacer es esto: licuar
salarios, reducir jubilaciones, pensiones y asignaciones, convertir en maná las
limosnas y someter al país a los reclamos perpetuos del FMI. Todo con la
falaz promesa de que éste es el único
camino posible para llegar al paraíso, al que, por supuesto, no llegaremos
jamás porque, como afirman muchas veces
los amarillos, no lo merecemos.
¿La
final o el final?
Si la reacción es menos virulenta
que lo esperable ante tanto estropicio es porque las estrategias de domesticación multimedial son efectivas, por más
absurdas que sean. Los consejos para ahorrar combustible o las recetas para un
asado vegano abofetean al espectador a
toda hora. La justificación de los ajustes roza la parodia. La militancia
rentada de los comunicadores apologistas es tan evidente que debería despabilar a los hipnotizados.
Sin embargo funciona, porque se
replica en las conversaciones cotidianas, a
veces con resignación y otras como súplica. Como si la dignidad se
construyera con dádivas o se alcanzara en cuotas con intereses al 100 por
ciento sobre deuda total. Tanto predican sobre el país pobre que convencieron a
una porción de que es así. Esto logra
que el asombro por el precio de la papa, la leche o el pan no se convierta en
bronca. Como si nos correspondiera padecer el Purgatorio después de haber probado algo parecido al Edén.
Como algunas encuestas indican
que las tretas mediáticas no son
suficientes para consolidar el consenso ciudadano, el Gran Equipo se vuelca a los micrófonos para desorientar el entendimiento. La Vice Rodante, Gabriela Michetti no
se esfuerza demasiado: con vomitar su
confusión intelectual y verbal basta y sobra. Después de calmar la risa que
provocan sus tartamudeos incoherentes, uno puede detectar la oscuridad que guía sus pensamientos. En una entrevista concedida
a Canal 9, la inefable Gabriela
aconsejó que, como “el trabajo
tradicional que ofrece una empresa va a
ser muy chiquito, hay que generarse uno mismo su trabajo”. Ante el
egoísmo empresarial consentido por la runfla gobernante, la salida individual es lo único en agenda. A la generosidad de las
propinas exigidas por Carrió, se suman las changas para engordar las migajas que muchas familias apenas alcanzan a conseguir.
Para salir de la crisis provocada por los ceócratas, la única solución es el cuentapropismo generalizado.
En este cruel experimento que comenzó en diciembre de 2015, el individualismo y la meritocracia
aparecen como las mejores propuestas para combatir la pobreza, el desempleo y
la recesión. No sólo eso: hasta la
seguridad parece quedar en manos de cada uno de nosotros. Después de unos
brindis de sobremesa, la ministra Patricia Bullrich eructó una irresponsable
frase para la galería del ridículo: “el
que quiera estar armado, que ande armado, el que no quiere que no ande armado. La Argentina es un país libre”. Esta
propuesta darwiniana de western se
suma a las constantes brutalidades y
mentiras que pedorrea a diario
para complacer al público odiador y ganar su suculento salario. En cualquier
país, alguien que en el Congreso avaló devaneos
geográficos durante la búsqueda de Santiago Maldonado y afirmó que los
mapuches tenían armas que “cortaban
árboles de cuajo” para justificar el
asesinato de Rafael Nahuel no debería ocupar un ministerio. Una de las
autoras de la novela de Nisman, que convirtió
una fantasiosa especulación de gendarmes en una pericia de expertos, merece
más el escarnio que el elogio.
Cualquier cosa, menos tener a su cargo la seguridad del
país, no tanto por sus pulsiones etílicas sino por la perversidad que contienen sus dichos y decisiones. También
maldad, desprecio y discriminación. Si algunos miembros de la oposición
estuvieran más preocupados por nosotros
que por esquivar carpetazos,
sobornos y amenazas, Bullrich ya estaría en el rincón más olvidado de su cucha. Si esos que se consideran racionales dejaran de menear el rabo por una caricia del Círculo
Rojo y de actuar para inspirar titulares amables, casi todos los miembros del Gran Equipo estarían sometidos a juicio
político para quedar fuera de juego. Si los opoficialistas evaluaran las
consecuencias de su complicidad, hasta
el propio empresidente estaría en el
banquillo.
En la Argentina de hoy los
condicionales abundan. El ‘si esto’ o ‘si lo otro’ llenaría muchos apuntes,
pero la constante es la misma. El
desconcierto que reina en muchos transeúntes también afecta a los dirigentes. O viceversa, como eso del huevo o la gallina. La paciencia de los
que antes saltaban por nimiedades resulta
inexplicable ahora que tenemos problemas en serio. Más aún cuando el que se
calzó la banda para hacer lo contrario
de lo prometido sólo está preocupado por un partido de fútbol. Perdón, por
dos.
En el fondo, es usted injusto con nuestra insigne ministra de inseguridad, doña malbec, que uno no podría llamar "asesina de nisman" porque el coso se pegó solito el corchazo pero, vamos, mirando con un poco de atención al staff de viuditas, de buen ver y mejor tarifa, el acoso de nuestra heroína de los tintos intensos y su socia en lo esperpéntica, ña alonso, sobre el fiscal fiestero y amigo de los vueltos en divisas,... pobre tipo, en esas circunstancias, hasta el corchazo tiene lógica. Cuesta, pero es entendible. Imagínese, si a usted le pasara algo así, tener esas visitas permanentes en su celular... no somos de fierro, no?.
ResponderBorrarNo sé si doña malbec en un "país serio" NO sería ministra.... si nos atenemos a que el donald ES presidente y con un montón de botones rojos a su alcance, al final es apenas pintoresca y un poquitín peligrosa (pero ya sabe, soy blanco y de ojos verdes, estoy fuera de su radar, por ahora, claro) y nos da, quizás, la parte divertida de la revolución de la porquería en marcha, piense.... difunden fotos de una cena con agua mineral y la tipa hace declaraciones etílicas..¿qué pasó?, antes una transfusión?, carga una petaca junto a la glock?, la botella es de agua pero tiene ginebra?.... como ve, hay tanto que atender que no vamos a perder tiempo en el desastre que discurre en paralelo.... ah, y súmele Boca-River, faltaría el cometa Halley o una invasión extraterrestre para conmover este ambiente de paz y próspera armonía del virreinato, por favor. no insista.