lunes, 5 de noviembre de 2018

Alimentadores de estallidos


Al escuchar a algunas figuras del elenco oficial, cabe preguntarse en manos de quiénes estamos: ¿de una comparsa de irresponsables?; ¿de una banda desenfrenada dedicada al pillaje?; ¿de un staff de panelistas de un programa de televisión?; ¿de un equipo de desorientados inexpertos que no saben para dónde patear la pelota? Estas interrogantes no están guiadas por un caprichoso afán opositor, sino inducidas desde las declaraciones de los propios comandantes de la Revolución de la Alegría. En sus nefandos intentos –muchas veces exitosos- de confundir a la opinión pública, apelan a tretas cercanas al autoritarismo, próximas a la xenofobia, bañadas de demagogia y saturadas de cinismo. Todo esto sazonado con abundantes cucharadas de blindaje mediático abonado con “la plata que ponemos entre todos” y en un contexto de preocupante adormecimiento de la reacción colectiva.
Este combo facilita que al incremento bestial de los combustibles, sólo se responda con colas de autos en las estaciones de servicio para salvar unos manguitos. ¿Cómo es posible un aumento del 5 al 7 por ciento después de una baja del dólar y del precio del crudo internacional? Más aún cuando el acumulado anual supera el 70 por ciento. Una estafa que se ha naturalizado de forma peligrosa y que se extiende a otras áreas de consumo. Una aceptación del abuso que se expresa en la voz de muchos automovilistas: esto es el resultado de haber mantenido tarifas accesibles en los doce años de kirchnerismo. Una patraña que se convierte en sentencia. Más que una política pública estamos presenciando la institucionalización del saqueo. Más que un Estado ausente, estamos padeciendo uno cómplice de corporaciones angurrientas. Más que un programa de racionalidad económica, estamos sufriendo la sinrazón de los glotones.
Desde el pensar ingenuo, es factible considerar que la crisis actual sea producto de factores externos o torpezas propias y no de la malsana voluntad de ocasionar todo esto. Sin ingenuidad, estamos presenciando el sueño oligárquico del control absoluto para obtener jugosas rentas a costa de excluir a gran parte de los argentinos. Y esto se expresa en cada una de las decisiones que se toman en el cuartel general de Balcarce 50. La transferencia regresiva del ingreso no es un accidente, sino el objetivo. Por eso hacen lo que hay que hacer.
Y lo que hay que hacer es esto: licuar salarios, reducir jubilaciones, pensiones y asignaciones, convertir en maná las limosnas y someter al país a los reclamos perpetuos del FMI. Todo con la falaz promesa de que éste es el único camino posible para llegar al paraíso, al que, por supuesto, no llegaremos jamás porque, como afirman muchas veces los amarillos, no lo merecemos.
¿La final o el final?
Si la reacción es menos virulenta que lo esperable ante tanto estropicio es porque las estrategias de domesticación multimedial son efectivas, por más absurdas que sean. Los consejos para ahorrar combustible o las recetas para un asado vegano abofetean al espectador a toda hora. La justificación de los ajustes roza la parodia. La militancia rentada de los comunicadores apologistas es tan evidente que debería despabilar a los hipnotizados.
Sin embargo funciona, porque se replica en las conversaciones cotidianas, a veces con resignación y otras como súplica. Como si la dignidad se construyera con dádivas o se alcanzara en cuotas con intereses al 100 por ciento sobre deuda total. Tanto predican sobre el país pobre que convencieron a una porción de que es así. Esto logra que el asombro por el precio de la papa, la leche o el pan no se convierta en bronca. Como si nos correspondiera padecer el Purgatorio después de haber probado algo parecido al Edén.
Como algunas encuestas indican que las tretas mediáticas no son suficientes para consolidar el consenso ciudadano, el Gran Equipo se vuelca a los micrófonos para desorientar el entendimiento. La Vice Rodante, Gabriela Michetti no se esfuerza demasiado: con vomitar su confusión intelectual y verbal basta y sobra. Después de calmar la risa que provocan sus tartamudeos incoherentes, uno puede detectar la oscuridad que guía sus pensamientos. En una entrevista concedida a Canal 9, la inefable Gabriela aconsejó que, como “el trabajo tradicional que ofrece una empresa va a ser muy chiquito, hay que generarse uno mismo su trabajo”. Ante el egoísmo empresarial consentido por la runfla gobernante, la salida individual es lo único en agenda. A la generosidad de las propinas exigidas por Carrió, se suman las changas para engordar las migajas que muchas familias apenas alcanzan a conseguir. Para salir de la crisis provocada por los ceócratas, la única solución es el cuentapropismo generalizado.
En este cruel experimento que comenzó en diciembre de 2015, el individualismo y la meritocracia aparecen como las mejores propuestas para combatir la pobreza, el desempleo y la recesión. No sólo eso: hasta la seguridad parece quedar en manos de cada uno de nosotros. Después de unos brindis de sobremesa, la ministra Patricia Bullrich eructó una irresponsable frase para la galería del ridículo: “el que quiera estar armado, que ande armado, el que no quiere que no ande armado. La Argentina es un país libre”. Esta propuesta darwiniana de western se suma a las constantes brutalidades y mentiras que pedorrea a diario para complacer al público odiador y ganar su suculento salario. En cualquier país, alguien que en el Congreso avaló devaneos geográficos durante la búsqueda de Santiago Maldonado y afirmó que los mapuches tenían armas que “cortaban árboles de cuajo” para justificar el asesinato de Rafael Nahuel no debería ocupar un ministerio. Una de las autoras de la novela de Nisman, que convirtió una fantasiosa especulación de gendarmes en una pericia de expertos, merece más el escarnio que el elogio.
Cualquier cosa, menos tener a su cargo la seguridad del país, no tanto por sus pulsiones etílicas sino por la perversidad que contienen sus dichos y decisiones. También maldad, desprecio y discriminación. Si algunos miembros de la oposición estuvieran más preocupados por nosotros que por esquivar carpetazos, sobornos y amenazas, Bullrich ya estaría en el rincón más olvidado de su cucha. Si esos que se consideran racionales dejaran de menear el rabo por una caricia del Círculo Rojo y de actuar para inspirar titulares amables, casi todos los miembros del Gran Equipo estarían sometidos a juicio político para quedar fuera de juego. Si los opoficialistas evaluaran las consecuencias de su complicidad, hasta el propio empresidente estaría en el banquillo.
En la Argentina de hoy los condicionales abundan. El ‘si esto’ o ‘si lo otro’ llenaría muchos apuntes, pero la constante es la misma. El desconcierto que reina en muchos transeúntes también afecta a los dirigentes. O viceversa, como eso del huevo o la gallina. La paciencia de los que antes saltaban por nimiedades resulta inexplicable ahora que tenemos problemas en serio. Más aún cuando el que se calzó la banda para hacer lo contrario de lo prometido sólo está preocupado por un partido de fútbol. Perdón, por dos.

1 comentario:

  1. En el fondo, es usted injusto con nuestra insigne ministra de inseguridad, doña malbec, que uno no podría llamar "asesina de nisman" porque el coso se pegó solito el corchazo pero, vamos, mirando con un poco de atención al staff de viuditas, de buen ver y mejor tarifa, el acoso de nuestra heroína de los tintos intensos y su socia en lo esperpéntica, ña alonso, sobre el fiscal fiestero y amigo de los vueltos en divisas,... pobre tipo, en esas circunstancias, hasta el corchazo tiene lógica. Cuesta, pero es entendible. Imagínese, si a usted le pasara algo así, tener esas visitas permanentes en su celular... no somos de fierro, no?.
    No sé si doña malbec en un "país serio" NO sería ministra.... si nos atenemos a que el donald ES presidente y con un montón de botones rojos a su alcance, al final es apenas pintoresca y un poquitín peligrosa (pero ya sabe, soy blanco y de ojos verdes, estoy fuera de su radar, por ahora, claro) y nos da, quizás, la parte divertida de la revolución de la porquería en marcha, piense.... difunden fotos de una cena con agua mineral y la tipa hace declaraciones etílicas..¿qué pasó?, antes una transfusión?, carga una petaca junto a la glock?, la botella es de agua pero tiene ginebra?.... como ve, hay tanto que atender que no vamos a perder tiempo en el desastre que discurre en paralelo.... ah, y súmele Boca-River, faltaría el cometa Halley o una invasión extraterrestre para conmover este ambiente de paz y próspera armonía del virreinato, por favor. no insista.

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