La fragilidad de la democracia es
cada vez más notoria. La decisión
soberana de los pueblos está siendo vulnerada
por una minoría sin escrúpulos. Las corporaciones gobiernan el mundo a su
antojo. Nada nuevo, pero ahora descubrimos
sus tretas, cuestionamos sus procedimientos y deconstruimos el discurso único economicista
y anti-político. Además, podemos gritar a los cuatro vientos que no buscan nada bueno con su accionar
egoísta y angurriento, que la carrera por el podio de los más ricos implica
pisotear al resto y que no conlleva
nada meritorio llegar a la cima en un
mundo aniquilado. Pero, sobre todo, podemos decir que estamos ante una forma de imperialismo que no
necesita de ninguna bandera para conquistarlo todo. El tablero y sus piezas
están a la vista: sólo nos queda tomar la decisión de abandonar este macabro
juego y empezar a tomar las cosas un
poco más en serio.
Con fakes news y lowfare el
Poder Real construye un imaginario a la
medida de sus necesidades: orientan la opinión pública hacia el peor lugar
y eliminan competidores en la carrera electoral. Y cuando esto no da resultado,
los golpes financieros doblegan la
voluntad popular para que termine coronando a los candidatos cómplices del
vaciamiento de los países. En estos días, explotó en Brasil el Morogate, un escándalo de proporciones
que deja al descubierto que la
persecución política –antes a cargo de militares y parapolicías- ahora es ejecutada por jueces que
sentencian al margen de las pruebas y la ley a plena luz del día.
En este caso está todo: una
denuncia periodística que se convierte
en arbitraria condena contra el candidato que, si no mediara este espurio
procedimiento, hoy sería el presidente
del país vecino. La indagatoria que el ex juez carioca Sergio Moro realizó
a Lula Da Silva sobre la propiedad de un departamento roza lo absurdo. En una comedia de enredos, sería una exageración.
No conforme con eso, el magistrado
planeó con el jefe de los fiscales de Lava Jato, Deltan Dallagnol las
imputaciones contra Lula y su posterior sentencia. De más está decir que todo lo realizado en este proceso es ilegal
y no busca castigar la corrupción sino exterminar
los proyectos que proponen una distribución más justa de la riqueza. Y
meter preso a Lula, impedir su candidatura y prohibir que apoye la campaña de
Fernando Haddad facilitó que Jair
Bolsonaro conquiste la presidencia. Y el siniestro Moro obtuvo su premio: ahora es ministro de Justicia, a pesar
de las injusticias cometidas. Ambos escalaron
a cargos inmerecidos para imponer una impronta destructiva: la película La Dictadura Perfecta convertida en
realidad.
Maquillaje
para el Cambio
Este oscuro personaje de una
derecha inadmisible, Jair Bolsonaro, no sólo conquistó la presidencia con malas
artes, sino que se da el lujo de propalar
su inmundicia ideológica a través de malos consejos. En su primera visita a
Argentina, no dudó en hacer campaña por Macri. Quien atienda sus malintencionadas recomendaciones está tan oscurecido
como él. Más que un consejo a seguir, parece un prospecto plagado de advertencias y contraindicaciones. Señales
que, de tan obscenas y macabras, impulsan
a tomar el camino opuesto.
Ya hemos dicho hasta el cansancio
–pero siempre es saludable insistir- que el
Ingeniero se convirtió en Gerente de La Rosada SA por medio de
procedimientos similares. Mentiras mediáticas, procesamientos a la carta y
promesas que no pensaba cumplir aceitaron su campaña y permitieron inclinar la balanza a su favor en el inolvidable balotaje.
A pesar del daño que ha provocado en estos tres años y medio, el empresidente sigue en carrera gracias a las mismas artimañas. Ese 30 por ciento
de intención de votos que conserva es producto
de la demonización persistente del adversario y de magistrados cómplices
que convierten en juicios las ficciones
más alocadas. Como en el caso de Lula, condenan
sin pruebas y hasta sin delito.
Pero además, nada de esto sería
posible sin el malsano accionar de los medios apologistas que, a pesar de todo,
continúan con su prédica para apuntalar
este sendero al abismo. Además, distorsionan el imaginario con las
interpretaciones más caprichosas de las
bestialidades que vomitan a diario los funcionarios amarillos. Ni uno
ilumina con su intelecto, pero siguen en pie, pontificando sobre el “saneamiento de la economía”, “lo que hemos logrado juntos”, “haciendo
lo que hay que hacer” y el histórico latiguillo “les hicieron creer”. En plena campaña electoral, Macri
pregona que "los argentinos nos
enfrentamos a una oportunidad histórica
para consolidar nuestra democracia. En las próximas elecciones decidiremos
si queremos vivir en una república o volver a un autoritarismo populista".
Un ‘autoritarismo populista’ que permitía comprar leche, carne, pan, medicamentos,
pagar los servicios y vacacionar, entre otras cosas más.
Al presentar a su compañero de
fórmula, el buen Mauricio destacó el
deseo de “una democracia con pluralismo, libertad de prensa y defensa de
los Derechos Humanos”. Un deseo que está en contra de todo lo realizado durante su mandato: un
pluralismo con opositores presos o
acosados por jueces cancerberos, una libertad de prensa con medios comprados o amenazados y derechos vulnerados con cada decisión
presidencial. Quien crea en la sinceridad de esa frase de poster puede creer cualquier
cosa. Hasta que Miguel Ángel Pichetto es garantía de republicanismo, después de haber sido votado para una cosa
y hacer todo lo contrario. Tan republicano es que pretende mantener su
cargo en el Consejo de la Magistratura como representante de la oposición cuando desde hace mucho tiempo es un
oficialista confeso.
Encima, para hacer más invotable la fórmula Macri-Pichetto
los titulares destacan como buena noticia que los Mercados reaccionaron favorablemente al anuncio. De una vez por
todas debemos asumir que cuando los poderosos aplauden un candidato, los demás tenemos que huir para otro lado.
Por más que cambien el nombre, el veneno
es el mismo de siempre: poner el país al servicio del enriquecimiento de
unos pocos a costa de empobrecer a los
demás. No es tan difícil de entender.
gracias Gustavo compartido-abrazos
ResponderBorrarLos famosos mercados "reaccionan", el dólar baja unos centavos y el riesgo país, un poquito, claro.... y los medios de siempre exageran una "bonanza" que va a durar unos días, una semana, un mes... nada, bah! y ls porquería parece seguir lo más campante con esta impostura infame llamada "gobierno" y que yo llamaría "club de negocios fáciles, exclusivos y a medida", lejos, muy lejos de lo que podríamos definir como derecha, ideológica sí, respetable también.... lo que tenemos enfrente no tiene nada de éso, sólo angurria y una carencia inconcebible de cualquier sentido nacional, de autoestima por este país, desgraciadamente también el suyo.
ResponderBorrarLa fórmula que, dicen, produjo este milagrito fugaz del dólar, si miramos bien no es más que la suma de dos piantavotos, despreciables por muchos más que un motivo.... tal vez me pase de suspicaz pero como estoy seguro que "lo esencial es invisible a los ojos", acá pasan cosas que no vemos (porque no se muestran), la oposición (la verdadera y la simulada) habla de cafecitos y la comida cuesta el doble... nada es dificil de entender, parece ser que lo dificil es tener la voluntad de entender, mejor que "piense" majul, no?