jueves, 5 de marzo de 2020

Caceroleros con barbijo


Pocos creyeron cuando Macri prometió encabezar una oposición responsable porque nunca supo ser ni lo uno ni lo otro. Ni él y sus cómplices pudieron ser responsables cuando fueron oficialismo, menos lo serán ahora que han perdido la oportunidad de seguir desmadrando y saqueando el país, al menos desde la Rosada. Tan irresponsable es este marrano que se atrevió a desparramar tonterías ante un destacado público internacional, para vergüenza de todos los que habitamos este querido país. Y por si esto fuera poco, sus estúpidos seguidores, tan irresponsables y odiadores como él, se atreven a organizar una marcha con barbijos -fallida, por supuesto- para protestar contra el gobierno nacional ante el brote de lo que ellos llaman el "Koronavirus". Así de tontos son: con K.
Desde Guatemala, Macri agitó la bandera de largada para esta nueva caravana del ridículo. Nadie puede explicarse por qué lo han convocado para participar en tres paneles del Encuentro “Centroamérica, dramas y oportunidades, desafíos y soluciones”, si los tipos como él son los que desatan todos los dramas y huyen como ratas a la hora de solucionarlos. Pero allí estuvo, desplegando su odiosa -y odiable- impronta. Con su frase más destacada se puede sintetizar lo que es: "para mí, algo mucho más peligroso que el coronavirus es el populismo". Este palabrerío incoherente lo revela sin ambages; no es polémico, como lo calificaron muchos, sino un ignorante, un imbécil, un desamorado, un insensible. Nadie lo abucheó como merecía; tampoco fue aplaudido y por eso siguió hablando, sin freno ni pudor.
Después de afirmar que los países tienen éxito cuando se animan a la "disrupción tecnológica, a la competencia y a la transparencia", pontificó sobre su tema favorito: "las sociedades progresan cuando son meritocráticas". Pero hay más, porque luego, como si estuviera dentro de un episodio de Los Supersónicos, comenzó con una pueril enumeración que terminó en un papelón predecible: "hoy día apretamos un botón y tenemos un auto. Apretamos un botón y tenemos una habitación. Apretamos un botón y escuchamos música o tenemos una película. Apretamos un botón y tenemos pareja. Le digo a mi mujer, que está acá, que me costó mucho más que apretar un botón". Una exhibición de infantilismo patológico seguido de machismo obsceno.
Y pensar que todavía hay ‘gente’ que lo sigue, admira y reivindica. Tanto como para salir a la calle para allanar el camino a la Rosada de alguien como él, tan bruto y malvado, capaz de jugar con las muertes que está provocando el coronavirus con tal de denostar al modelo político que lo ha derrotado en las urnas
Caravanas del absurdo 
Los tipos intentaron marchar con barbijo, aunque gracias a la Revolución de la Alegría Argentina puede dejar de ser un país libre de sarampión. Pero no marchan por eso ni por el dengue, que el oficialismo de hace unos meses descuidó. Tampoco marcharon cuando la salud dejó de tener un ministerio. Ahora marchan porque quieren hacer de la epidemia que aún no ha llegado un ariete de desgaste, como lo hicieron antes de 2015 con todo lo que la hegemonía mediática presentó como ariete de desgaste. Los manipulados que fueron primero el Campo y después Nisman, convocaron a marchar para decir que Ginés González García es un mal ministro, luego de haber bancado a todos los farsantes, ineptos y forajidos que integraban El mejor equipo de los últimos 50 años.
Seguramente, pronto volverán a ser el Campo, aunque el porcentaje de impuesto a las exportaciones no les afecte en nada. Y aunque no entiendan de qué viene la cosa. Si es contra el populismo -que tampoco entienden pero igual desprecian- toda protesta es bienvenida. Y también marcharán para defender a jueces y fiscales de las reformas que intentará realizar el presidente Fernández, por más que reconozcan que más que justicia, emanó venganza desde Comodoro Py. Y si es un periodista del establishment quien reconoce que muchos jueces inventaron causas contra funcionarios K para tapar los chanchullos y tropelías de Macri y su pandilla, harán oídos sordos y saldrán a la calle a protestar por la excarcelación de Julio De Vido.
No marcharon por los tripulantes del Ara San Juan y mucho menos por Santiago Maldonado porque fueron sumisos al silenciamiento de la hegemonía discursiva o asimilaron los justificativos de los funcionarios de entonces. O porque los muertos que provoca la derecha "bien muertos están", como el caso de Rafael Nahuel, el joven mapuche asesinado por la espalda en Villa Mascardi. 
Así son: autómatas por voluntad propia y aliados de sus opresores. Por eso ven lo que ven, escuchan lo que escuchan y siguen a quien siguen. Si aplauden y asimilan las tonterías de Macri, perdieron hasta el respeto por sí mismos. Por eso salen con barbijos, como lo han hecho antes con paraguas o velas, porque viven una épica televisiva que se pergeña en los oscuros agujeros donde habitan predadores siempre preparados para fagocitar la dignidad de todos. Hasta la de los que marchan por Ellos.

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