En poco más de una semana, el ex empresidente Macri realizó cuatro entrevistas con sicarios periodísticos para apuntalar su imagen pública, aclarar algunos aspectos de su gestión y horadar al Gobierno Nacional. No logró nada de eso, sino todo lo contrario. La valoración positiva –de acuerdo a encuestas propias y ajenas- está en picada; cada vez que trata de explicar, su presidencia termina más oscurecida; y les Fernández, tal como se demostró el 17 O, mantienen una alta adhesión, a pesar de que la situación no es para nada floreciente.
Ya lo sabemos: el Buen
Mauricio no es una luminaria, su verba pueril está obsesionada con el
kirchnerismo y Cristina y sus mentiras son tan inverosímiles que ni los entrevistadores –por más amabilidad
que pongan- pueden disfrazarlas. Además, el desprecio oligarca lo lleva a
vomitar injurias que descomponen las
vísceras de muchos de sus partidarios. Eso de que los peronistas no
trabajan es apenas una muestra que basta para comprender lo que estamos diciendo.
Pero al Infame Ingeniero se le viene el agua. Aunque trate de equiparar
las causas que lo acosan con el law fare de guerra contra el kirchnerismo, sabe
que está hasta las manos y puede
terminar preso por primera vez en su vida. Y eso sería lo más justo que puede pasarle, no sólo por lo que hizo durante su
gobierno, sino por su prontuario de
estafas al Estado que comienza en la dictadura. Desde el fallido intento de
realizar negocios inmobiliarios en Manhatan con Donald Trump gracias a fondos prestados por Martínez de Hoz y
nunca devueltos hasta el contrabando de autopartes y las cloacas de Morón. A
pesar de las evidencias, fue perdonado
todas las veces. Por eso La
Revolución de la Alegría significó un
jolgorio para su ímpetu delictivo: el chanchullo de las autopistas, el
negociado de los parques eólicos, el desenfreno espiador, las cuentas off shore
no declaradas, las tarifas de los servicios públicos y los negocios
inmobiliarios. Todas son graves y
certeras, y no necesitan demasiada investigación porque están a la vista.
En una de sus últimas escenas
televisivas cuestionó a la fiscal Gabriela Boquín, que es la que frenó el escandaloso intento de evaporar las deudas que
tiene Socma –la empresa familiar- con el Estado por el Correo Argentino. En
realidad, no sólo la cuestionó sino que ordenó
a su esbirro, el procurador nombrado a dedo Eduardo Casal que reflote un sumario administrativo contra la
comprometida fiscal. Un absurdo obsceno que debería significar la expulsión inmediata de tan nefasto funcionario.
Como buen mafioso, Macri conserva
intacto su poder de fuego… el que demostró contra la procuradora Alejandra Gils
Carbó hace un par de años, a la que
forzó a renunciar con amenazas contra su persona y su familia y que no tuvo ninguna consecuencia institucional.
Un poder de fuego que se
evidencia con los intentos de jueces y fiscales cómplices para trasladar la causa de las escuchas ilegales
a Comodoro Py o Pis o PRO, como quieran; en la denuncia de Mauro Wolf, Fernando Iglesias y otros títeres
amarillos contra los periodistas Roberto Navarro, Ari Lijalad y Franco
Milrahi por publicar parte de los documentos de la AFI macrista; en la
obstinación de mantener en sus cargos a los
jueces trasladados a dedo para fortalecer la inaudita protección judicial;
en la incongruente denuncia del aún fiscal Carlos Stornelli contra Mirian Lewin
por el observatorio de las fakes news y los discursos de odio, que es lo que alimenta a los votantes cautivos
de la cloaca no política PRO.
Y
lo que más le preocupa es un libro, aunque pocas veces habrá leído
alguno. Como buen inculto, todos los libros lo asustan, pero uno en particular le aterroriza. En pocos días saldrá a la
venta “Hermano”, el resultado de 17
horas de entrevista que el periodista Santiago O Donnel realizó a Mariano Macri, el menor y no por eso menos
estafado. Desde que se comenzó a hablar de la publicación de este volumen, ha hecho todo lo posible para detener esta
amenaza a su impunidad. Si no hay ninguna
medida cautelar de algún juez tan infame como el Ingeniero, una vez más se
demostrará que la pluma es más poderosa
que la espada.
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