Quedamos en suspenso ayer con la intención de Hugo Moyano de que los sindicalistas formen parte de las listas en las próximas elecciones. Algunos interpretaron en sus palabras una especie de apriete; los más sutiles señalaron presión. Ni lo uno ni lo otro. Los cargos electivos –presidente, gobernador, diputados, intendentes, senadores- son sometidos a la votación del pueblo, y esto no es nada nuevo. Los diputados, sobre todo, representan al pueblo, cuyos integrantes no son sólo abogados. Es más, no todos los votantes tienen título universitario. Por lo tanto, la Cámara de Diputados, ¿por qué no puede estar integrada por representantes de todos los sectores de la sociedad, inclusive de los diferentes gremios que componen el espectro laboral? Nuevamente nos vemos atravesados por lo simbólico. Todos tenemos el derecho y la obligación de construir nuestro país y también el compromiso. Desde cualquier espacio.
En este y muchos puntos más es donde entra el dominio de lo simbólico y su relación con lo material. Lo material inmediato se consolida en el universo de lo simbólico. Veamos. Hace unas semanas oficializó su candidatura a gobernador de la provincia de Santa Fe el actor cómico Miguel del Sel, del grupo MIDACHI. Podemos ver los afiches con su foto en las calles de Rosario. ¿Está mal que un actor cómico se presente como candidato a gobernador o a cualquier otro cargo ejecutivo? Desde lo material, digamos que no. Desde lo simbólico… ahí está el problema. Lo que representa el surgimiento de esta figura como candidato por la Unión PRO es lo que debe ser analizado. No aparece del Sel desde la militancia, desde la construcción ni su participación, al menos verbalmente en la política. No empezó su carrera política como diputado –desde lo colectivo- como el caso de muchos actores que han integrado listas. Luis Brandoni, Lidia Satraño, Irma Roy desde hace un tiempo se han dedicado a la política y no hay cuestionamiento por eso. El asunto con este candidato a gobernador es que ha surgido de la nada, subió porque vio luz. El PRO lo ha convocado para explotar su figura pública como actor cómico con larguísima trayectoria y no por su calidad política. Lo que representa esta candidatura es una falta de respeto hacia el electorado. Que Miguel del Sel sea candidato es la supremacía del marketing sobre lo político. Es la negación de lo político.
En estos tiempos en que la discusión, el debate y la definición de ideas comienzan a renacer en nuestro desmemoriado país el regreso de las candidaturas farandulescas queda un poco descontextualizado, por no decir extemporáneo.
Por eso, para esclarecer esta relación entre lo material y lo simbólico, es necesario analizar el vínculo que existe entre un hecho cotidiano, noticioso y su relación con el universo de lo que ese hecho significa, representa. Esto da para más y continúa, pero no hoy.
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