El
número es lo que más interesa a los ocupantes ocasionales de La Rosada. Todo
pasa por las cifras, más aún cuando van
acompañadas de signos monetarios. Las demás no importan: pobres,
desaparecidos, desocupados son variables que arruinan el paisaje neoliberal que el empresidente sueña para nuestro
futuro. Su mira está puesta en un pasado distante, muy lejos del siglo XXI que tanto incluye en sus recitados. Un
mundo de patrones absolutos, trabajadores sometidos y millones de sumergidos en
un mar de miserias y de indiferencia. Un
país sin ley gobernado sólo por la prepotencia de unos pocos que se creen
dueños de todo. Un coto de caza a disposición de depredadores
desenfrenados. Y lo más peligroso de todo: un gobierno al frente de un Estado fuerte presto a defender los
intereses de esa minoría a costa de horadar los derechos de la mayoría.
A
Macri no le quedan máscaras. En ocho meses, se sacó todas y su verdadera fisonomía ha quedado al
descubierto. El rostro relajado de la campaña se transformó en el inflexible semblante de un cerbero.
Las frases de autoayuda van dejando lugar a definiciones más severas. Los sutiles simulacros se convierten en
obscenas patrañas. Las conmovedoras invitaciones a la unidad quedan
demolidas por las constantes
provocaciones que saturan sus tartamudeos. Ahora ya no quedan dudas de su
ideario respecto a todo y lo que estamos
padeciendo no es consecuencia de ninguna pesada herencia, fatalidades o
designios divinos, sino de las medidas tomadas por su nefasto Gran Equipo.
Algunos
consideran que ya se sabía lo que Macri pensaba sobre el salario, los
controles, el comercio exterior, la dictadura, la patria, como si la sorpresa
estuviera fuera de lugar. Esta es una
manera de naturalizar el engaño del candidato. Si uno revisa los spots de
campaña o el debate previo al balotaje no encontrará promesas de tarifazos,
ajustes, despidos, inflación o deterioro abismal de nuestras vidas. Al
contrario, negaba hacer lo que
finalmente hizo. Y para peor, hizo
mucho más de lo que pensábamos. Sin el maquillaje que ya no existe y el
blindaje mediático que perdura, Macri no
hubiera pasado la primera vuelta. Un contrafáctico que los recientes
sondeos alientan: una tercera parte de
los que votaron por él, hoy no lo harían.
No
es para menos: el que no perdió su
empleo, se siente amenazado por esa posibilidad; quien no cerró su negocio,
está pensando en hacerlo; quien no redujo sus compras cotidianas está planeando
vacaciones más económicas. Muchos de los que consideraron el cambio como
alternativa de gobierno experimentan su
error en el creciente deterioro de sus vidas y el optimismo que los
encandiló en el cuarto oscuro contrasta
con las sombras que enturbian el futuro.
El peor rostro al descubierto
El
insostenible episodio de las tarifas de los servicios pone en evidencia el lado
en que se sitúan. Lejos de defender nuestro bienestar, nos invitan a renunciar al lujo de
calefaccionar nuestros hogares o pagar las consecuencias tarde o temprano con gran parte de
nuestros ingresos. Con porcentajes de
más de tres cifras, preservan a capa y espada la rentabilidad de las
empresas distribuidoras de energía. Y los discursos oficiales nos llenan la
cabeza con excusas y falacias: si hay problemas con la energía eléctrica, no es en su generación, sino en la
distribución que está a cargo de un puñado de inescrupulosos que no ha
invertido en proporción con sus ganancias; si no producimos el gas necesario
para nuestro consumo, ¿por qué YPF
aumenta la distribución de dividendos y deja de explotar pozos rentables?;
exhiben como zanahoria el cuidado del medio ambiente cuando en realidad quieren reducir el consumo interno para
generar saldos exportables.
Para
fundamentar el saqueo de nuestros bolsillos, el empresidente afirma que en ningún lugar del mundo se subsidia la
energía o que pagamos menos que en otro país. En casi todos los puntos del
planeta la energía se subsidia porque los
servicios no deben quedar en manos de las angurrias del mercado. Que el
Estado garantice el acceso al confort a un precio razonable demuestra
preocupación por los ciudadanos. Si su prioridad es llenar las arcas de las
empresas, estamos ante un serio problema
de representatividad. El operativo Hacer
más ricos a los ricos incluye un simulacro de audiencia pública sólo para explicar por qué debemos aceptar
facturas saqueadoras. Eso sí: ni durante el gobierno anterior ni en éste
lograremos conocer cuáles son las
ganancias reales de esos empresarios que siempre parecen estar perdiendo
plata.
Y
este hueco informativo no existe sólo en este tema porque los números enloquecedores se extienden a todo lo que consumimos.
Desde la asunción de Macri, la inflación se ha disparado a niveles históricos y
ha dejado muy atrás el incremento logrado en los salarios. Distintos gremios
exigen la apertura de las paritarias para recuperar poder adquisitivo, pero ya sabemos que eso habilitará una
nueva escalada de los precios. Mientras no sepamos qué racionalidad hay en los precios y el porcentaje de rentabilidad de
cada uno de los actores de la cadena de comercialización nunca podremos
encauzar nuestra economía doméstica.
Menos
aún si el gobierno está empecinado en preservar
los privilegios de los que no están dispuestos a invertir las inasibles cifras
que fugan de manera incansable. Los candidatos de rostros angelicales se
han convertido en guardianes del egoísmo ilimitado del Poder Económico. Ya está
claro que no representan a la mayoría y eso
constituye una distorsión de nuestra vida democrática. El consenso logrado
en el balotaje es producto del fraude de una campaña insincera que escondía las verdaderas intenciones del
cambio.
Para
ocultar todo esto, los jueces cómplices buscan traición a la Patria en la
desechada denuncia de Nisman en lugar de
hacerlo en el gobierno amarillo. Esta es la verdadera traición que estamos
padeciendo: la de un conjunto de
gerentes que ha copado La Rosada para desangrar el país. La Revolución de
la Alegría resultó ser la restauración
conservadora más bestial que hemos experimentado. No sólo desde lo
económico sino desde lo conceptual. A la extemporánea idea de la guerra sucia y la calificación de desquiciada a Hebe de Bonafini, se suma
la concepción de la dictadura como “algo
que nos pasó”. A él no le pasó porque estuvo del otro lado.
La
dictadura no pasó sino que fue una herramienta del establishment para
tomar el control de la economía y poner el país al servicio de su
enriquecimiento. La empresa familiar de Macri fue una de las principales
beneficiadas y creció gracias a la alianza con los dictadores. Por eso habla con tanta liviandad sobre el
tema y trata de instalar la desmemoria en los distraídos. El sinceramiento tan cacareado deja al
desnudo las verdaderas intenciones del Gran Equipo. Que en otros tiempos hayan
recurrido a un golpe de Estado y ahora hayan apelado a las más sofisticadas
estrategias de manipulación es sólo un detalle. La oligarquía de siempre
está otra vez al frente del destino del país con los más modernos disfraces del
siglo XXI y, si no nos despabilamos a tiempo, nos someterán a sus angurrias para hundirnos en las angustias de un
pasado no tan lejano.
¡Mas clarito echale agua, como siempre, conchisumá!
ResponderBorrarGracias. Es todo lo que pienso pero magistralmente expresado.
ResponderBorrarExcelente análisis. Muchas gracias
ResponderBorrarValoro tu riqueza verbal y conceptual.
ResponderBorrarEs increíble lo que son capaces de hacer y escribir como oposición. Realmente uno lee el blog antes del 10 de diciembre y todo estaba perfecto. 25% de pobreza? Si, pero una pobreza digna.
ResponderBorrarAumento de tarifas constante debido al record mundial de inflación? No es para tanto, son algunos desestabilizadores.
Libertad de expresión? Nosotros perseguimos a 5 o 7 periodistas. Porcentualmente eso es el 1%. No es para quejarse TANTO!
Realmente se hace muy dificil tratar de leer o argumentar cuando alguien muestra tan claramente que la balanza se inclina hacia un lado y cambian todos sus valores cuando el que gobierna no es populista.
Yo no valoro tu riqueza verbal, tu análisis extremadamente tendencioso y solo genera ruptura en la sociedad. Una sociedad que solo se va a unir cuando la muerte, el agente principal de cambio, se lleve a unos cuantos que hoy solo tienen ganas de destriur para volver al poder y seguir con las mafias a las que nos tenían acostumbrados.
Ojalá algún día escribas algo que genere puntos de encuentro entre ambos bandos. Si la polarización se profundiza la cosa va a estar peor. Aunque realmente la gente como vos cree que: cuanto peor, mejor. Una cátedra de egoísmo deberías dar.
No iba a publicar tu comentario, pero decidí que sí. Hay un poco de confusión en tus conceptos. No puedo contestarte una a una tus apreciaciones porque están todas equivocadas. Si mi análisis es tendencioso es porque es un análisis y como tal, es subjetivo. No puede haber puntos de encuentro entre ambos bandos porque los ricos quieren ser más ricos haciendo más pobres a los pobres. Si encontrás alguna síntesis para eso, te convertís en héroe.
BorrarExportando lana para comprar ponchos es el único camino que tuvo siempre la oligarquia europeizada.
ResponderBorrarGustavo,no hay confusión en los conceptos d Julian ,piensan y actúan como si todos viviésen igual que él(supongo q tiene buen pasar),es complicado responder 0 debatir con estos pibes.Tu análisis es exacto s/la triste realidad que estamos padeciendo,promesas incumplidas,medidas que solo benefician a poderosos,desempleo,deuda externa en aumento de nuevo,protestas reprimidas violentamente(que solo terminarán en r.e. no deseadas).Julian,antes del 10 de Diciembre había tb problemas,pero "solucionables"....estos son "insoportables",la crisis del 89/73/76/89/2001/me golpearon personalmente muy fuerte,les aseguro que se de que hablo.....para mi está termina peor que cualquiera de las anteriores...disculpas x entrometerme,pero los comentariós de este pibe,me sacan! atte,Yrateo
ResponderBorrarExcelente Gustavo !!! Después de las operaciones destituyentes,los golpes blandos,etc. la oligarquía logró llegar a la Rosada... Lo penoso es que aún haya gente ( a propósito de un comentario que lei aquí) a la que la necedad no le permita hacer siquiera un mínimo ejercicio de "memoria cercana",y así poder comparar cómo vivía hace 9,10 meses y cómo hace para "sobrevivir" ahora ...(?) Excepto que forme parte del 15 % de los argentinos para los que gobierna la Derecha comandada por los CEOS más poderosos del País !
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