Del catálogo de episodios
penosos protagonizados por el empresidente
Macri, el de esta semana contiene todos los condimentos para encabezar el podio.
Ante embajadores que esperaban presenciar la protocolar asunción del nuevo
canciller Jorge Faurie, el Ingeniero
desplegó una de las partes más oscuras de su pensamiento. Si algunos aún
tenían dudas sobre si los trabajadores estarán en la mira de la pulsión ajustadora de los amarillos,
Macri se encargó de aniquilarlas. Y con la suspensión de las pensiones graciables a los discapacitados, deja al desnudo la poca sensibilidad del país
con que sueña. Mientras el Periodismo Blanco
derrama sus más histriónicas lágrimas por Ernestina Herrera, los emisarios del FMI revisan nuestras
intimidades en busca de un derecho a recortar y los agrogarcas, no
conformes con los beneficios que han obtenido con el cambio, se sientan sobre sus gusanos blancos ahítos de soja para
forzar una nueva devaluación.
El sentido común que construye
el macrismo es el más básico que pueda
imaginarse, tanto como el de las fábulas que leían nuestros abuelos en su
infancia. La gran diferencia es que las moralejas de antaño intentaban forjar buenas personas, en cambio, las de Macri tratan de reforzar los
prejuicios y despertar los peores sentimientos de sus oyentes. Desde su mirada patronal de la vida, el otro debe
coincidir plenamente con su pensar aunque
resulte perjudicado con las consecuentes decisiones. El despedido debe
estar feliz por contribuir a la causa del crecimiento nacional; el jubilado que
ya no recibe medicamentos gratis deberá verse como un héroe tardío por renunciar a los derroches que ocasiona su salud; el ama de casa deberá estar
agradecida por el desafío de preparar la
misma cantidad de comida con menos de la mitad de los ingredientes. El que
no se sume al grupo de los Ajustados
Felices será agraviado, insultado,
calumniado por todos los medios posibles.
Si unos días
atrás exigía –contra toda coherencia republicana- jueces que representen
los intereses de la clase a la que pertenece, ahora considera ‘mafiosos’ a los abogados que defienden los derechos
laborales. Con puerilidad insultante, el Gerente Macri denunció que “convencen a los trabajadores de hacer un juicio indebido y se lo hacen ganar porque tienen
armadita la cosa para llevarse la mayor parte del juicio ellos”. Y no sólo
eso, además de tildar al diputado y presidente de bloque Héctor Recalde como líder
de esta banda, consideró que “este grupo de estudios laboralistas le han
hecho mucho daño a la Argentina”. Claro, hay que ser muy voluntario para creer que los juicios laborales perjudican más
a la economía vernácula que la
especulación, la fuga de divisas, la evasión y el saqueo permanente a que
nos someten las principales empresas del país, la del empresidente inclusive.
Paladines
de la desigualdad
En la amañada y bestial mirada
de Macri, hasta los discapacitados son mafiosos que no paran de cobrar subsidios
indebidos. Desde su asunción como
presidente, 170 mil ciudadanos perdieron
el derecho a recibir un ingreso con miles de excusas pero nada de corazón.
Gracias a un decreto heredado del menemismo, suspendieron el mísero beneficio
con el argumento de revisar el padrón, con la intención de reducir el déficit y
con el objetivo de denostar al
kirchnerismo durante la campaña. Claro, desde 2003 hasta 2015 los titulares
de pensiones crecieron de 350 mil a 1,6 millones gracias a la aplicación
flexible del decreto de 1997, que exige un nivel de discapacidad del 76 por
ciento, que no tengan aportes previsionales y no posean ingresos para su
subsistencia. Para los que usurparon con malas
artes el honor de gobernar el país,
los que tienen de sobra y no paran de profundizar
la desigualdad, los que no saben qué
es padecer una necesidad, un discapacitado debe estar en la miseria para
recibir el amparo del Estado.
Estos egoístas que usan un
helicóptero hasta para hacer diez cuadras, ni
se imaginan lo que debe ser trasladarse por la ciudad con una disminución visual
o motriz. Tampoco consideran que muchas discapacidades requieren insumos y cuidados inaccesibles para el salario medio.
Menos aún tienen en cuenta que una ley tiene más peso que un decreto y que sostener un derecho es más trascendente que
cumplir con las exigencias del FMI.
Encima, ostentan el cinismo de
afirmar que un ciudadano discapacitado puede trabajar cuando ni el Estado ni las empresas cumplen con el
cupo del 4 por ciento establecido por nuestra legislación. ¿Quién va a
emplear a estas personas cuando el
desempleo crece sin cesar desde que el Gran Equipo despliega sus tropelías por
estas tierras? ¿Qué gran empresa va a demostrar generosidad cuando sus dueños no paran de saquear nuestros
bolsillos para incrementar sus ganancias? Que digan lo que quieran de la
década pasada; que inventen cualquier patraña sobre el patrimonio de Cristina;
que inicien todos los procesamientos que se les antoje. Pero durante los tres gobiernos kirchneristas más
de un millón de ciudadanos obtuvieron el derecho a cobrar una asignación por
discapacidad. Y el gobierno del cambio –que en campaña prometía que nadie
iba a perder nada- serrucha sin dudar
esos beneficios para seguir incrementando los privilegios de una minoría que no
para de enriquecerse.
Una de las cosas que habría que "agradecer" a la porquería macrista es que ha sacado a la luz las mafias más terribles, como la de los discapacitados y la de los juicios laborales. De paso, mostrarnos fuera de toda duda que lo peor del kirchnerismo fue justamente, lo mejor, todos esos derechos que arruinan el clima de negocios. Una locura...
ResponderBorrarPara ser consecuente con mis pensamientos, Gustavo, le diría que aún falta, que la lucha contra las mafias no terminó, mire, falta la del PAMI y esos insaciables jubilados, no veo la hora que terminen de traducir esa genialidad de la tere may (la inglesa ésa, tan exitosa) de que jubilado que crepe, lo herede el ANSES o el PAMI, obviamente, que devuelva - viejo del carajo - la guita gastada al cuete en él.
Pero bueno, sería deseable que aprendamos - antes que el virreinato se vaya a la melconián - a estar atentos y muy alertas frente a las mafias, todas horribles y populistas, salvo la amarilla, claro.
Macri tiene el "alma discapacitada" estimado Gustavo, no le da!, nada mas peligroso y destructivo que nos siga gobernando este engendro de "chico" porfiado, cruel, insensible y caprichoso-gracias y abrazos
ResponderBorrarla asistencia a personas con discap es un derecho constitucional totalmente independiente de su situación economica como lo es la jubilación ordinaria. que este es un gobierno nefasto es otro ingrediente.
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