El suicidio público de Rodolfo Estivill no sólo
impactó por su crudeza, sino también por
las interpretaciones que inspiró. Todos los oficialistas salieron a
reprochar el uso político de la tragedia, olvidando
que el suicidio de Nisman fue uno de los ejes de la campaña electoral de 2015
y, por lo que parece, también lo será de
ésta. En todo caso, el propio jubilado quiso que su acto tuviera testigos y
mensaje, a diferencia del fiscal que lo hizo en la soledad de su baño para dejar cualquier explicación a merced
de la imaginación de los especuladores. Y si de uso político hablamos, la
ANSES suspendió al instante la obligación de presentar los comprobantes de
viudez, aunque Estivell no estaba
enredado en ese trámite, sino en un cambio de domicilio. Cola de paja es lo que sintieron los Amarillos
por someter a jubilados y pensionados a
un ajuste innecesario y la obligación de demostrar que no cobran haberes
indebidos. La crueldad de los gerentes
ya empieza a ser manifiesta y los ciudadanos deben utilizar todas las
estrategias imaginables para tratar de frenarla.
Mientras Clarín
se queja porque el Papa no viene a la Argentina y La Nación reclama más
ajustes, muchos voceros del
establishment refuerzan la falacia de que el gobierno de Cristina asesinó a
Nisman. Convertir un suicidio confirmado por las pericias en un crimen político
es una de las mayores manipulaciones de
la historia mediática. La ex mujer del fiscal, la jueza Sandra Arroyo
Salgado está buscando un homicida pero su
único sospechoso es el técnico informático Diego Lagomarsino, el colaborador que le prestó el arma.
En ninguna línea de los expedientes que están en manos de la Justicia figura la posibilidad de que Cristina haya tenido
algo que ver. Tampoco hay relación ni afinidad alguna entre Lagomarsino y
CFK. Además, está más que demostrado que el asesor del fiscal se retiró del famoso
departamento a las 20 del sábado y la
hora del deceso se estableció el domingo al mediodía. Las salpicaduras de
sangre no fueron interrumpidas en su trayectoria hacia las paredes y la puerta,
lo que demuestra imposible la presencia
de alguien más en ese baño. A pesar de todo esto, resulta dificultoso desinstalar la idea de que Cristina mató a Nisman.
De cara a las
elecciones legislativas, continúa el uso
político de un suicidio con una nueva pericia balística en los primeros
días de julio y un análisis toxicológico a principios de agosto. Las tan
cacareadas investigaciones secretas de Gendarmería todavía no han visto la luz y
el piolín que denunció la ministra de
Seguridad, Patricia Bullrich todavía no apareció. El vergonzoso show
judicial que seguirán produciendo con este caso se trasladará a los titulares de los diarios y zócalos de
la TV. Histriónicos periodistas reconstruirán los hechos en escenografías
de cartón prensado y adoptarán posturas inverosímiles para que el público cautivo no se olvide de que los
K, además de chorearse todo, se cargaron a un fiscal. Como gracias a
esta farsa instalaron al peor presidente, es
lógico que la resuciten para intentar poblar el Congreso con voluntarios amarillos. Y encima, se rasgan las vestiduras por
las interpretaciones del suicido de Estivill.
El peligro del cheque en blanco
A no asustarse
por lo que viene aunque parezca de terror. Cuando Macri ganó el balotaje con
esa apretada diferencia, el alivio se
apoyaba en que no tenía mayoría en ambas cámaras del Congreso. Lo que
parecía un escollo, finalmente no lo fue gracias
a agachadas, aprietes y engaños. Con ladina astucia, Macri consiguió que muchas de sus nefastas iniciativas se
convirtieran en leyes, como el pago a los buitres, la disponibilidad de los
fondos de garantía de la ANSES, los recortes presupuestarios, la amnistía para
evasores y la trampa de la Reparación
Histórica, entre muchas más. El verso de la gobernabilidad legitimó a los jueces de la Corte que intentó meter
por la ventana y la destrucción de la ley de Servicios de Comunicación
Audiovisual que comenzó a fuerza de
decreto, prepotencia y estigmatizaciones varias. Gracias al diálogo y al consenso, endeudó al país como nunca. Si logró
todo esto con minoría parlamentaria, ¿cuántos
desastres más hará si obtiene la mayoría?
En dos comisiones
de Diputados, hay un proyecto que hace sudar la espalda: la ley de libertad religiosa. Aunque la palabra ‘libertad’ suene
tentadora, sólo busca convertir el
Estado laico que tanto costó sostener en uno pluriconfesional. El hecho de
que esta genialidad se trate en
comisiones sin el conocimiento de muchos de sus integrantes sugiere la intención de incluir contenidos
religiosos en los planes de estudio, además de las bondades de la
extracción minera y la sobre explotación agrícola. Algo tan inaceptable como la
propuesta de la diputada amarilla Paula Urroz para transformar la vacunación obligatoria en una instancia voluntaria.
Con una buscan adoctrinar en la escuela y con otra, bajar el gasto en salud y ambas con la zanahoria de la libertad.
Una libertad que
sólo gozan los que están instalados en
los deciles más altos de la pirámide social. Las advertencias que se hacían
sobre el gobierno de Macri –la primera
Campaña del Miedo- se han convertido en la constante de estos tiempos: los derechos se transmutan en privilegios
con una velocidad inusitada. Tanto que, mientras muchos pierden empleos y
otros cierran fábricas y comercios, los
más grandotes no paran de crecer. Desde la asunción de Macri, Clarín, que
era un monstruo en tiempos de Cristina, ha
conquistado tantos negocios que ya se
torna asfixiante: además de mantener la desmesurada cantidad de señales que
la ley no pudo reducir, ahora tendrá el fútbol, Nextel, la administración del
ARSAT y, como si esto fuera poco, Telecom. ¿Cómo
no advertir la connivencia espuria entre el Ingeniero y el grupo empresario más
gigantesco de América Latina? ¿Cómo Clarín no va a contribuir con todas las
herramientas a su alcance para lograr
que Cambiemos obtenga mayoría en el Congreso, si es el paso que le falta
para conquistar el país entero? Y
después el empresidente califica como
‘mafiosos’ a los abogados y jueces que intentan defender los derechos de los
trabajadores.
Además de despiadados y desaforados, son
un poco ignorantes. En
lugar de prometer Educación de Calidad, deberían
estudiar un poco más para no hacer tan mala publicidad de los colegios
exclusivos por los que transitaron. En Historia, algunos integrantes del
Gran Equipo zafan porque recitan
generalidades del Billiken, salvo cuando el Gerente de La Rosada SA balbucea interpretaciones alucinadas para
justificar sus atroces objetivos. En Geografía, han tenido yerros de
antología. Si los puertos en Santiago
del Estero inspiraron bromas en las redes, ¿qué pasará con la mudanza de una población misionera a la provincia de Tucumán, en
un ficcional anuncio de obras del Plan Belgrano?
También,
distraídos como Macri, que reclama el
tratamiento parlamentario de leyes que hace meses fueron promulgadas por él
mismo. Tan impresentables que hasta
un borracho trepado a un árbol le quita protagonismo a Patricia Bullrich en
un operativo antidrogas que merecería una nominación al Oscar. Y violentos,
porque aplacan las protestas no con
soluciones, sino con palos, balas y gases. Quizá sea todo esto lo que
quieren los adeptos al Cambio: bestias
con poder. En breve, los que votaron porque los discursos de Cristina
interrumpían las telenovelas, empezarán
a experimentar una película de terror en 4D, en continuado y sin cortes. Los demás, ya estamos al tanto de ella.
Son nazis, Gustavo, prudentemente "suavizados" por el marketing, pero la esencia criminal y la codicia, igualitas.
ResponderBorrarÉso sí, mucho más burros e incultos que los originales teutones.
el personaje de Capusotto, "Nicky Vainilla" me causa risa pero estos los verdaderos me causan crisis de pánico tiene razón ram en su comentario a tu apunte son nazis-gracias estimado Gustavo-abrazo
ResponderBorrarGustavo, 2 consideraciones:
ResponderBorrar1. Una estética: el fondo no deja leer bien las letras.
2. La otra de contenido: el tema Nisman es interesante para analizar el nuevo término "posverdad". Cada quién adapta la cabeza al sombrero. De todos modos, tengo la triste sensación de que por por más que la justicia diga: "Nisman se suicidó" o "A Nisman lo mataron" todo estuvo tan manoseado desde el primer momento que nunca vamos a saber exactamente qué pasó.
Abrazo.