Ya es más que un secreto a
voces que, además del cinismo, nos
gobierna la prepotencia. Quizá ambos conceptos van de la mano como una unidad indivisible. A casi dos
años de Gobierno Amarillo, podría decirse que es una ecuación con horribles
resultados: cinismo más prepotencia
igual a todo lo espantoso que podamos enumerar. Una fórmula que se repite
en todos los escenarios: toman una decisión arbitraria y destructiva para después lamentarse de sus nefastos
resultados; cuando se produce la reacción de los afectados, salen con que “tenemos que ir por el camino del diálogo y
el consenso” y prometen una
corrección que nunca hacen; mientras entretienen a la opinión pública con
este acting cínico, están pergeñando
miles. Y todos con la intención de incrustar un modelo del derrame reforzado
que en lugar de llevarnos a la Pobreza Cero, nos estampará contra la
desigualdad más absoluta.
Para un listado de todos los
ejemplos con sus explicaciones no alcanza la extensión de un Apunte. Si la
intención es algo cercano a la totalidad, habría
que pensar en un libro voluminoso de varios tomos: desde la ruptura
sistemática de las promesas de campaña hasta la aplanadora que han puesto en marcha con la asunción de Macri.
Demasiado insalubre. Para entender la lógica de la suma entre cinismo y
prepotencia, basta con un recorrido a vuelo de pájaro por las últimas
semanas.
El hallazgo del cuerpo de
Santiago Maldonado puede ser un buen punto de partida: su aparición sin vida se
produjo unos días antes de las elecciones y mientras unos se retorcían de dolor, los amarillos desplegaron las
reacciones que ya tenían preparadas. La más cínica corresponde, como es de
suponer, al Ingeniero y no se centra sólo en la llamada telefónica a la madre
del artesano después de ignorarla durante
casi tres meses y permitir que sus perversos laderos emporcaran la causa
con el estiércol de siempre: las sospechas sobre los mapuches vomitadas al instante alcanzaron para aliviar a los que ya tenían
decidido el globo-voto, conquistar a
algunos concentrados en la pesca de excusas anti K y convencer a un puñado de
distraídos incurables.
La faceta más cínica del
Gerente de La Rosada SA respecto a este tema se exhibió una semana después de
los resultados, tras anunciar sus planes
de destrucción masiva. En una entrevista con un medio amigo, sentenció
desde su tilingo Olimpo que no hay
que utilizar un muerto para hacer política, como si no hubiera explotado Lodenisman
para la campaña presidencial, como si no se hubiera montado a la operación
de convertir en mártir al suicidado
fiscal, como si no dudara en acusar
a Cristina por un homicidio que no se ha cometido. Pero hay más cinismo
concentrado en pocas semanas y algunas
muestras más nos pueden ayudar a preparar un antídoto.
Una
adicción al malestar
Muchas veces, Macri y los
principales referentes del PRO exponen su compromiso para cambiar el país con una
serie de palabras claves recitadas en tono amoroso pero firme. La verdad,
el diálogo, la transparencia y el trabajo el equipo pueden ser algunas de las
más utilizadas. Ellos se plantan para frenar
a aquellos que apelan a la viveza criolla
para obtener ventajas, a los que aprovechan los resquicios de la legalidad
para introducir sustancias ilícitas, a
los que coimean empresarios para obtener obras públicas, a los que evaden
sus responsabilidades fiscales y a los
que viven del Estado. Generalmente, utilizan la síntesis más efectiva de
todo esto con un término que cala muy
hondo en el sentir de su público: la corrupción, que parece ser una acción que sólo un sector de la sociedad ha practicado a
lo largo de la historia.
Claro que en los últimos
tiempos, los corruptos son sólo políticos
identificados con cierto color y hasta con una sola letra. De manera
incomprensible, las coimas son cobradas
pero no hay nadie que las pague. El veneno de los televidentes espumea en
la boca ante las imágenes de los
sospechosos ya condenados. Aunque las causas se mezclen y las denuncias
rocen el absurdo, los demonizados sólo
merecen la cárcel, en el mejor de los casos. No importa que las empresas de
la familia presidencial se hayan beneficiado con su asociación con los dictadores ni la colección de ilícitos que
Macri porta sobre sus hombros; en los medios que consumen a diario, conductores, periodistas y animadores no se
indignan con la empresas offshore del Ingeniero y sus secuaces ni con el
intento de perdonarse la cuantiosa deuda del Correo Argentino; tampoco muestran
el entramado de negocios que están
armando los miembros del Gran Equipo. Ellos, que han estafado siempre al Estado y han presionado a los gobiernos
para que carguen sus deudas sobre la
dignidad del pueblo, anuncian, sin atisbo de pudor, que ahora se acabó la joda.
Lejos de acabarse, Ellos la legitiman y como instalaron en la Oficina Anticorrupción a
Laura Alonso, una ferviente militante de sus filas, pueden operar sin temor como desaforados saqueadores. Tan
monstruosa es la burla –esa
contradicción entre lo que dicen y lo que hacen- que nombran como
funcionario a Luis Etchevehere, un
evasor, lavador, especulador y esclavista que debería estar entre los
denunciados.
La transparencia tan pregonada
es la impunidad con que actúan. Macri denuncia a las mafias sindicales y judiciales
mientras sus cómplices mediáticos
señalan a las próximas víctimas de esta venganza de clase con camuflaje de
gobierno. ¿Qué otra cosa es la publicación del teléfono de la hija de
Alejandra Gils Carbó en las páginas de un diario para que reciba más de 300 amenazas contra su vida? La andanada de
denuncias contra la Procuradora General es el
castigo que Macri y Magneto pergeñaron para ella por haber impedido negociados
ilegales cuando era una simple fiscal. Lo mismo ocurre con la vergonzosa
prisión del ex vice Amado Boudou, que arrebató
de las zarpas del Grupo Clarín los fondos de pensión. En este caso, la
discusión no pasa sólo por el enojo del empresidente
por la difusión de las imágenes, sino
por la arbitrariedad con que los jueces adictos obedecen los caprichos del
Círculo Rojo.
Mientras entretienen al público
cacerolero con el ajusticiamiento exprés,
el ajuste a los sectores más vulnerables
-y no tanto- no se detiene. Mientras las fieras se reparten el botín, las pantallas encienden la hoguera para
arrojar a todo el que se oponga. Mientras los colonizados aplauden las
ejecuciones, el FMI señala los objetivos para precarizar.
Los asalariados están en la mira, pero no para mejorar la situación laboral,
sino para enriquecer a una minoría que
desprecia la dignidad de los pueblos. Los jubilados también serán las
próximas víctimas de la guadaña, no para
equilibrar las cuentas públicas, sino para profundizar la inequidad.
Cinismo y prepotencia son los
principales componentes del Cambio que fue
avalado en las urnas por los que ya son los principales damnificados. El
tiempo que dure este macabro capítulo de nuestra historia dependerá de la tolerancia al fango que ya empieza a
cercar a los que confiaron ciegamente en los embaucadores de siempre.
gracias gustavo por tu apunte, una luz en las tinieblas de estos tiempos sin lógica, sin esperanzas-comparto y abrazos
ResponderBorrarPerdonen por no poder hacer el comentario que quisiera,es por falta de tiempo y por la imposibilidad de compartirlo, resumía a lo ya devenido por este régimen, en estos días, la presentación de la reforma laboral, de la reforma jubilatoria, de las hazañas económica, pero tengo en el pecho clavado un puñal por la entrega protagonizada por la Gobernadora de Tierra de Fuego, y el tan mentado Zorrino de Caputo en que toman un empréstito en las condiciones mas leoninas posibles por nuestra querida y amada Tierra del Fuego, abrieron la puerta a la codicia extranjera para la introduccion por la zona y por la patagonia,de tontos notenemos ni nos chupamos el dedo, por favor le pido que lean todo lo que se publica en el bloc.
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