jueves, 9 de noviembre de 2017

Engaños desde el Primer Mundo

En las entrañas del Imperio, el empresidente Macri se siente como bagre en el agua. Allí, puede tartamudear en su idioma favorito el ideario infame que lo desborda. Exaltado por un triunfo incomprensible, ejecuta una obscena danza cargada de provocaciones. Desde la cima artificial sobre la que se erige, señala con un índice a los enemigos, distribuye culpas y conduce al país hacia una catástrofe todo terreno. Con un disfraz de estadista mal confeccionado, aspira a ser uno de los líderes del mundo al que pretende integrarnos. Ajeno a los paradisiacos escándalos que salpican a la pandilla amarilla, pretende seducir inversores con concesiones colonialistas propias de un pasado lejano. Confiado en el camuflaje y la distracción que despliegan los medios hegemónicos, abandona los ensayados tonos amables y permite que su duro sentir traspase con libertad la máscara en la que muchos todavía creen.
Una encuesta de unos días atrás muestra a más de la mitad de los ciudadanos que reconocen que con Cristina estaban mucho mejor, pero en un hipotético balotaje optarían mayoritariamente por Macri. Sin demasiado rigor científico, cualquiera se encuentra con peatones ajustados que recitan los mantras que las pantallas reiteran día a día: se robaron todo, se gobernaba desde el odio, la libertad de expresión estaba en riesgo, peligraba la justicia independiente… Un catálogo de falsos preceptos que justifican la paciencia ante el sacrificio que exige el Gran Equipo. Y si estas moralejas absurdas no alcanzan para atenuar el malestar, siempre tienen a mano la cobertura exagerada de temas insignificantes, como la detención de la falsa médica, para distraer la atención de un público que se resiste a abandonar los embustes de la tele.
Tan extraviado está el pensar de los cautivos que condenan sin pruebas a los funcionarios K y reciben con indiferencia las evidentes trapisondas de los actuales. Los conflictos de intereses y las empresas off shore de los ceos indignan menos que la ruta del dinero y las inhallables bóvedas patagónicas. Las patrañas de un programa dominguero convencen más que los fundamentos de prestigiosos juristas. Cinco minutos de titulares alcanzan para sentirse bien informado. El recelo teledirigido inspira conclusiones que avergonzarían hasta a una mascota.
Por eso el Ingeniero y sus secuaces pueden afirmar cualquier cosa sin fundamento. Si en el Consejo de las Américas Macri declara que a Alberto Nisman “lo mataron”, resultará muy difícil refutar su sentencia. Y en lugar de citarlo para que brinde sus pruebas, el fiscal Eduardo Taiano y el juez Julián Ercolini se suman a la opereta que Clarín comenzó en enero de 2015. Que el asesor informático y amigo de Nisman, Diego Lagomarsino, estaba implicado en su muerte por haber facilitado el arma no es una novedad. Sin embargo, lo convocan a una nueva indagatoria y ordenan otro allanamiento, no tanto para encontrar certezas sino para perpetuar sospechas con formato de titular. Que el Gerente de La Rosada SA declame que quiere hallar la verdad y base su búsqueda en la ficcional pericia de Gendarmería es otro capítulo de la manipulación más exitosa de todos los tiempos.
Un maratón de distracciones
Si antes CFK interrumpía la telenovela con sus discursos, ahora tienen una a toda hora en todos los canales, con distintos protagonistas pero con el mismo argumento: una fábula sobre el pasado para ocultar la tragedia del presente. La venganza de una clase se ejecuta en imágenes excitantes para justificar prejuicios, minimizar damnificados y disfrazar las consecuencias. Así, muy pocos se enteran de las advertencias de la CIDH por la proliferación de prisiones sin condenas o la calificación de Standard & Poor’s, que coloca a Argentina entre los cinco países más vulnerables del mundo, por el brutal endeudamiento y la fuga de capitales.
Con un argumento inverosímil, el culebrón continúa con procedimientos judiciales más histriónicos que justos. Los relatores de la realidad paralela se regodean ante el desfile de acusados K y casi celebran las omisiones y sobreseimientos a los saqueadores M. Y como buenos embaucadores, omiten mencionar la presentación del documento “La República cruje, la democracia y el pluralismo están en peligro” en el Congreso por intelectuales y referentes de DDHH. No es para menos: la propuesta para reformar el ministerio Público Fiscal que presentó el oficialismo busca adaptar el cargo abandonado por Alejandra Gils Carbó -gracias a presiones cuasi mafiosas- en una dependencia dócil a las aspiraciones vampíricas del Equipo Amarillo. Un alfil más para que los conquistadores neoliberales refuercen su protección y persigan a los que pretendan frenarlos.
¿Por qué pasa todo esto? ¿Cómo accedió a la presidencia el exponente de una élite que sólo busca potenciar privilegios a costa de exterminar derechos? ¿Tan difícil es que consustanciados, cautivos, odiadores y distraídos traspasen este velo? Tampoco hay que ser un iluminado para descubrir que las intenciones de Macri están muy lejos de mejorar la vida de todos. Y si las desmentidas, las explicaciones y las rectificaciones no bastan como argumento para despabilar a nuestros conciudadanos, el episodio gracioso de esta semana puede resultar más didáctico.
Un mensaje privado se viralizó en las redes sociales y tomó estado público: una cirujana plástica se quejaba ante una administradora de los vecinos bestias que afeaban el paisaje de Nordelta. Burlas y condenas recibió ese monólogo más propio de una mediocre parodia que de una protesta real. Unas por su contenido discriminatorio y otras porque tanta sinceridad expresa el sentir de una minoría que se pretende dueña del país. El tono despectivo con que se refiere a los que toman mate sugiere que las señoras como ella deben beber té de Ceilán cuando están en la piscina. Y seguramente, sus perros se expresan de manera más refinada que los pichichos de los pobladores molestos.
Más allá de lo divertido de descarnar a la cirujana, hay algo más profundo en todo esto: una línea de tiempo que comienza a mediados del siglo XIX. Esta profesional paqueta siente que su hábitat exclusivo y estético ha sido invadido por bestias que toman mate en sus sillitas de La Bristol. Si el lector no encuentra en esto una versión remasterizada de Civilización y Barbarie es porque se ha distraído. El exponente de una clase que manifestó su desprecio por la chusma con la expresión las patas en la fuente o que tuvo que buscar nuevas playas cuando La Bristol de Mar del Plata recibió a los trabajadores que por primera vez pudieron vacacionar.
El monólogo de esta señora está en sintonía con las confesiones de Gabriela Michetti a poco de asumir y de Javier González Fraga antes de ser presidente del Banco Nación: “les hicieron creer que sus sueldos medios alcanzaban para viajar, comprar celulares, tener un plasma”. Por si no está claro, lo que molesta a las élites es el ascenso social y el bienestar de la mayoría. No porque sean malos, sino porque son egoístas y creen merecer todo. Desde su asunción, Macri opera para que estos dañosos deseos se conviertan en realidad. Lo demás es cartón pintado para hacer más digerible la hecatombe hacia la que nos encaminamos.

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