El país parece rendirse ante el poder económico: el
acuerdo por la reforma laboral se realizó en la Sociedad Rural. Una burla más del Gerente de la Rosada SA.
Una nueva foto para el álbum del cinismo. Los triunviros de la CGT, en lugar de
defender los derechos de los trabajadores, gimen como dóciles cachorros en el antro de los que añoran la esclavitud.
Y hasta salieron contentos por incorporar algunos cambios al borrador, como si
no sospecharan que el oficialismo hace lo
que quiere; como si no supieran que, después, a fuerza de carpetazos y
decretos, traicionan cualquier acuerdo
para seguir multiplicando privilegios.
Esto es lo que subyace en todo
gesto de los ceócratas: que la gobernanza hacia el desastre está garantizada.
Ante cada iniciativa oficial, críticas a montones, pero los malos tragos pasan con
vaselina. Todo lo que pergeñan se convierte en realidad y también, en tragedias. Las medidas contradicen
los propósitos anunciados porque van a
la par de objetivos indecibles. Lo que dicen mejorar, lo empeoran y lo que
pretenden componer, lo rompen pero siempre el
resultado beneficia a un actor oculto del Círculo
Amarillo. Desde la asunción
del empresidente Macri, la lógica es la misma, predecible desde
siempre: empobrecer a la mayoría para
enriquecer a una minoría. Tan fácil y simple, pero dirigentes de cuero duro no
lo pueden descifrar… o no lo quieren descifrar. O lo descifran pero no actúan en consecuencia. Como sea, el Gran
Equipo logra sus designios con el aval
de los que deberían frenarlo.
Todos los poderes están
sometidos al Poder Real. No a Macri,
sino a lo que representa. Tanto que hasta la sorpresa parece rebeldía. No por el frío sino por la extorsión,
los salarios industriales de Tierra del Fuego permanecerán congelados hasta
2020. A cambio, no se despedirá a nadie.
Lo de siempre: “aceptá estas condiciones
porque hay una fila larga esperando tu puesto”. El más débil en una relación laboral está más debilitado que nunca porque el administrador del Estado está del
lado del más fuerte. Hasta el diputado electo por Cambiemos y máximo
referente del PRO en esa provincia, Héctor Stefani cuestionó este mafioso acuerdo que pretende
convertirse en un modelo para todo el país.
Una
impronta asfixiante
En realidad, el modelo está en
todo. El pensar amarillo se propagó como
una epidemia: una cheta se queja
de sus vecinos grasa, un muchacho es
reprimido por tomar mate, un taxista grita “debería
haberte pasado por encima” a un patinador que casi atropella, una señora le
reprocha a otra por leer un medio
opositor en el transporte público… La
mancha venenosa pasa de unos a otros
con abrumadora rapidez. Los estigmas ideados en las cloacas del PRO se propalan por la cadena de estiércol de los
medios hegemónicos y convierten a los
salpicados en difusores del veneno. Los colonizados tienen luz verde para operar
como la policía del pensamiento de un ideario nefasto.
Mientras la disolución social
se evidencia en lo cotidiano, el Ingeniero observa con satisfacción: el país se une del peor lado de La Grieta.
Sus insustanciales dichos se convierten en norma gracias a los apologistas full time. Sus pueriles conceptos
descienden al llano adornados con el
barniz de una sabiduría sempiterna. El ensayado tono didáctico hace de sus
tartamudeos moralejas de almanaque. Sus
promesas vuelan con el viento y sus pronósticos son demolidos por la realidad
implacable. Sin embargo, el camino del Cambio es aceptado como el más
adecuado, a pesar de las consecuencias.
Lo
llamativo de este embrujo es que se nota que lo es. Todos
saben que el invento de una secretaria con un título-trabalengua es para acomodar a algún allegado que jamás
será tildado de ñoqui. A nadie sorprende que las medidas se
etiqueten con el nombre de la empresa familiar que ganará con ellas. A ninguno asombra que todo vaya mal, aunque
salgan a afirmar que las cosas van muy bien. Nadie se enoja por las
tropelías porque Ellos son así, evasores,
especuladores, egoístas y extorsionadores.
Total, Macri siempre saca de la
galera una de esas frases tan
obscenamente engañosas para encantar a casi todos. “Me pregunto por qué las empresas chicas son buenas y las grandes son
malas” esputó esta semana, con esa
ingenuidad cargada de cinismo que lo caracteriza. Quizá habría que
explicarle que las Pymes contienen al 99
por ciento de las empresas argentinas y generan el 70 por ciento del empleo
formal, de acuerdo a datos del ministerio de la Producción. Además, las
pequeñas y medianas surgen desde abajo, con el esfuerzo de dueños y empleados, con arraigo territorial y cercanía con el
entorno. Cuando estas empresas andan mal, sus propietarios también lo
están. Las grandes, en cambio, aspiran a ser globales y por eso se desentienden de los daños que producen. Sus propietarios
jamás se empobrecen aunque las empresas quiebren porque en lugar de invertir las ganancias, las fugan a paraísos
fiscales.
Eso, sin dudas, las hace malas. Cinco días atrás, el ex
primer ministro del Reino Unido, Gordon Brown hizo pública una carta que ya ha recibido más de un millón de
adhesiones. En su texto, Brown explica que “el nivel de desigualdad global es espantoso. Ocho personas ostentan la misma riqueza que la mitad del planeta.
Esa brecha no para de crecer, en parte, gracias al sombrío mundo de los
paraísos fiscales que permiten canalizar
de manera offshore billones de dólares fuera de nuestras economías”. Como
nuestro país será anfitrión de la próxima reunión del G 20, el británico
entregará al presidente off shore Mauricio
Macri un petitorio para “acabar con los paraísos fiscales y garantizar que quienes los mantienen y los
explotan rindan cuentas”. Un destino
de bollito al cesto se avizora para ese documento. El Reformismo Permanente no prevé tanta transparencia. El modelo del
derrame reclama mucho más flujo de
divisas antes de evaluar la posibilidad de algunas gotas.
Mientras los usuarios se
convierten en inversionistas de las empresas de servicios públicos a fuerza de
tarifazos, la basura se recicla para
comida y el ahorro del Estado serrucha
el bienestar de los más vulnerables, los Amarillos aprovechan un consenso inexplicable para consolidar
este indigesto camino hacia la desigualdad.
Disculpe que se lo diga, Gustavo, pero usted peca de un pesimismo desesperanzador respecto al poquito amor que siente por la revolución amarilla y todavía no advierte que, por ejemplo, aún no está autorizada la venta de medicamentos vencidos en beneficio de la salud del pobrerío. Bien sabe usted que una salud de 4ta. o inexistente es el mejor requisito para el paraíso neoliberal que nos aguarda. Confíe, que el virrey nos ama.
ResponderBorrarLa verdad es que no son tiempos ni siquiera para indignarse, o aún asombrarse, viendo a los líderes "obreros" de la CGT firmando, sin la ropa interior puesta y ni la mínima picardía de evitar la orgía de la derrota en la rural.... y mire que no les pido decencia o inteligencia, apenas picardía para no ser tan obvios. El dulce encanto de la traición, quizás tarifada, seguro desvergonzada.
De todos modos, como dicen los chinos, son tiempos interesantes éstos.... habrá que seguir esperando que despierten del soponcio los que tienen que despertar... y cuánto será el costo de la resaca.
Los dos 1ros. artículos que leí me parecieron muy buenos y acuerdo en todo. Al margen, me parece que el autor necesita en forma urgente una secretaria que le ordene ese desastre de la foto y le preste su pc. Sonrisa, saludos y cariños.
ResponderBorrarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
Borrara ja. Esa foto extemporánea es un homenaje a los que se desempeñaban en el periodismo antes de la PC... Y ahora con las notebook, el caos está en los archivos del rígido. Abrazos
Borrargracias estimado Gustavo-compartido-besos
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