En un país donde un grupo de ratas devora media tonelada de
marihuana incautada puede pasar cualquier cosa. Desde granaderos de San
Martín desfilando con banderas españolas
hasta grandes supermercados que ven caer sus ventas; desde jueces y fiscales que
obedecen los caprichos del Poder hasta Macri
envidiando a la justicia brasileña por haber secuestrado al ex presidente Lula. La Revolución de la Alegría
es tan dinámica que coarta todo disfrute; tan
invisible que ni con microscopio se puede observar. El túnel se vuelve más
oscuro y el tránsito, tortuoso. La luz
tan prometida ni se asoma y el silencio expectante de los transeúntes
ensordece a los que esperan una reacción
ante tanto estropicio.
El Gran Equipo muestra las uñas
desde todos los flancos y parece imbatible, mientras el público contempla
–alelado- un cotejo desigual con la
cancha tan inclinada que parece una rampa. El resultado es tan previsible
que muchos ya están buscando refugio. Hasta el empresidente prevé un futuro
fuera del país cuando las papas
quemen. “El nivel de afecto que recibí en la visita a España fue tanto que
hasta dudé en quedarme ahí a vivir para
siempre”, confesó al recibir a Mariano Rajoy. Bastante ingrato, después
de que muchos argentinos le han regalado
la presidencia. Hasta Alicia Blanco Villegas –la mamá de Mauricio- tramitó la ciudadanía
española, por si las moscas.
El encuentro entre los dos
mandatarios exudó tanta humillación que nuestro
futuro se muestra más turbio. Al analizar las relaciones diplomáticas,
Macri expresó que “son como las de dos amantes que se han vuelto a
encontrar”. Las metáforas esquivan al Gerente y por eso chocan con su verba. Y los asesores, tan torpes –o apátridas- como él, decidieron adornar a los
granaderos con los colores del desalojado colonizador. Las relaciones carnales de los noventa parecen retornar con este encuentro, no sólo por la imagen de los
amantes sino también por la insistente invitación a los empresarios españoles,
por las excesivas disculpas brindadas
por la expropiación de YPF y hasta por habernos independizado de la corona
hace más de 200 años. Para que no queden
dudas de qué lado se sitúa Macri, aseguró que “tuvimos un cortocircuito absurdo” que incluyó el vaciamiento de
dos empresas que, gracias a la Pesada
Herencia, volvieron a ser estatales. ¿Qué serán a partir de ahora?, sólo la desmemoria lo dirá.
Hay
que intervenir al Ejecutivo
Ahora nos damos cuenta de que el Cambio sólo promete relaciones carnales:
la intervención del Partido Justicialista es una muestra de eso. Con el disfraz
de una sentencia judicial, aparece una decisión política para que la oposición sea lo más dócil posible al
retorno del país oligárquico del Centenario. La intervención no es para
mejorarlo, sino para amoldarlo, para neutralizar
lo poco de transformador que le queda. Por eso su interventor es Luis
Barrionuevo, el devenido a sindicalista por
decisión de la Dictadura, el gastronómico que nunca ha servido siquiera un café, el personaje emblemático de los
noventa que aconsejaba “dejar de robar
por dos años”, el que confesaba que en Argentina “nadie hace plata trabajando”,
uno de los principales destinatarios del “que
se vayan todos”, el funcional a
Macri y disfuncional al pueblo. Ese es el interventor del PJ, el que invita
a Julio Bárbaro y Eduardo Duhalde, que por
edad y prontuario ya les queda poco de peronistas; que convoca a todos los
que desprecien al kirchnerismo, la
agrupación más peronista desde el retorno de Perón, para servir en bandeja
la reelección de esta pandilla de saqueadores.
Mientras este ultraje democrático se convierte en
titular para tranquilizar a los espíritus odiadores, esos que desean estar
seguros de que jamás retornarán Cristina, La Cámpora ni nada que se les parezca a gobernar el país, la fiesta de unos pocos ostenta su
obscenidad. Funcionarios que siguen
ligados a sus empresas de origen
para asegurar el reparto del botín, cuevas fiscales que evidencian la evasión y el vaciamiento, iniciativas políticas que sólo buscan provocar más miseria y
periodistas militantes y mercenarios
que siguen culpando a los K.
Mientras la jueza que desalojó a
Cristina de la presidencia con doce
horas de anticipación ordena la intervención del PJ con ridículos
fundamentos, el ministro de Finanzas, Luis Toto
Caputo sigue sin declarar su
participación en Princess
International Group en las Islas Caimán y el rol de controlador en Affinis Partners y Noctúa. Además, su
segundo, el secretario Santiago Bausili cobró
una compensación del Deutsche Bank en los dos primeros años de su gestión,
igual que el ministro Etchevehere de la Sociedad Rural. Todavía no se han
enterado que, por la ley de Ética Pública deben
estar desligados del sector privado tres años antes de convertirse en
funcionarios y ningún juez decide intervenir sus áreas.
La fiscal Gabriela Boquín no para
de denunciar las maniobras oficiales que buscan hacer realidad el deseo presidencial de perdonarse la
deuda que el Correo Argentino mantiene con el Estado. Tanto preocupa este
tema al Ingeniero que logró desplazar al fiscal que instruye la causa penal,
Juan Pedro Zoni para ubicar en su lugar
a un aliado, Gerardo Pollicita, el que lo asesoró en Seguridad cuando
presidía Boca Jrs. Y el ministro de Justicia, Germán Garavano, en lugar de
advertir estas irregularidades, pasea por el Sur para alimentar la ficticia peligrosidad de la inexistente Resistencia
Ancestral Mapuche. Pero ningún juez opina sobre este embrollo.
Gracias a los tarifazos aplicados
por el Ministro de Energía, Juan José Aranguren los usuarios aportaron unos 21 mil millones de pesos a las empresas
gasíferas de Nicolás Caputo, Marcelo Mindlin y Joseph Lewis, amigos declarados de Macri. Otro tanto
ocurre con la energía eléctrica, con aumentos que redundaron en ganancias que se ubican entre un 150 y un
230 por ciento a los empresarios del sector. Claro, con el desmesurado
incremento del 570 por ciento en las
tarifas de gas y de más de un 450 por ciento en la luz no se puede esperar
otra cosa, pero ningún juez interviene
este ministerio para no crispar a
los empresarios.
Esto más la inflación que se
calcula en más de dos puntos para marzo y superará las previsiones del 15 por
ciento anual hicieron que el poder
adquisitivo de los trabajadores haya descendido en 21 puntos desde que
asumió Macri. Así, es lógico que los supermercados se quejen por la caída de
las ventas. Si el mercado interno se desmorona es por decisión del Gran Equipo que ha tomado muchas medidas para
bombardearlo.
En Globolandia, la democracia se
desdibuja, el bienestar de la mayoría
está en peligro, el endeudamiento vulnera nuestras posibilidades de futuro,
la corrupción de los ceos es estructural,
el cinismo es el pan de cada día y las
libertades se restringen, pero una jueza interviene el PJ para que el
desastre se perpetúe. Lo que habría que
intervenir es la Casa Rosada antes de que sea tarde y La Grieta nos
succione hacia el abismo. Y si no lo hace un magistrado, la resistencia callejera todos los días y a toda hora podría concretar
semejante salvación.
Bueno, Gustavo, pero a lo mejor, un peronismo intervenido por luisito barrionuevo y su tren fantasma de impresentables, nos ponga las cosas en un lugar más correcto.... ¿para qué es toda esta milonga?, para borrar del mapa al kirchnerismo, que es lo que desvela a los cráneos y malandras del virreinato..... bueno, basta ya de dar vueltas y asumir que estamos del lado de "los malos", los kirchneristas, hasta ahora y de lo visto, los peronistas más desprolijos, llenos de errores e incorregibles como deben ser y tan argentinos como los granaderos (fíjese que el virreinato nos presenta una caricatura, paseando banderas españolas....mal gusto, asco, elija).
ResponderBorrarOtra careta que se cae, más que putear, hay que aprovechar la oportunidad que se abre. Que por ahí les duele.
Y si. La esperanza ante este entuerto es lo mas importante. Aprovechar los errores y los excesos del enemigo es lo que nos acerca a la victoria. Abrazo
ResponderBorrargracia Gustavo por tu "apunte esperanzador" comparto y besos
ResponderBorrar