lunes, 29 de octubre de 2018

A pocos pasos del límite


Sin dudas, ya no hay marcha atrás. A partir de ahora, quedan descartadas las frases esperanzadoras de auto-ayuda o la credulidad de un futuro mejor por este tortuoso sendero. También las que ahora no se dicen tanto como “hay que darle tiempo” o “si a Macri le va bien, al país también”. Menos aún las conciliadoras que proponen la ancha avenida del medio, hay que tirar todos para el mismo lado y el camino del diálogo y el consenso. Sólo la ruptura con este modelo de despojo nos puede asegurar un horizonte promisorio. Las cartas están echadas en este juego fatal donde el contrincante es el enemigo del bienestar de la mayoría. Y si no nos tomamos en serio esta partida, el sueño de un país más justo quedará archivado en el más hermético arcón por muchos años.
Ya es momento de esquivar las escenas y operaciones que pergeñan para distraernos. El tiempo de divertirnos con los balbuceos del Gerente, los tartamudeos de la Vice Rodante, la simulada dulzura de Vidal o la seriedad fingida de Rodríguez Larreta deberán pasar a un quinto plano. También deberemos descartar las disputas internas que parecen tan actuadas como las luchas de Titanes en el Ring. Huesos para que mastiquemos mientras Ellos disfrutan de una comilona interminable. Incluso, deberíamos dejar de enredarnos en las discusiones cotidianas sobre la Pesada Herencia, los PBI que se robaron, las bóvedas satelitales, el folletín de los cuadernos incinerados y hasta del piolín que mató a Nisman. Tampoco jugar a piedra, papel o tijera con las rutas del dinero K y M. La refutación de patrañas no sólo nos desvía de lo importante: rompe los lazos que deberíamos reforzar.
La herencia que se viene es más pesada que cualquier otra. Tanto que ya estamos padeciendo su amargo sabor. La foto explica la película que comenzó en diciembre de 2015: todo se hizo para llegar a esto. La convicción de que las fotos venideras serán peores sugiere interrumpir la proyección. Los propios técnicos del FMI aseguran que habrá tiempos difíciles para el pueblo argentino, pero los planes de las autoridades merecen el apoyo de la comunidad internacional”. ¿Qué planes? ¿Ajustar hasta la asfixia es un plan? El apoyo de esa comunidad internacional conformada por los piratas de la timba financiera, ¿para quién es una garantía? Y encima se burlan de nosotros al evaluar que con “una situación económica complicada y una historia difícil con los préstamos del FMI, la oposición social al programa ha sido más suave que la esperada”. Además de burlarse, el Fondo nos provoca. Hasta nos dicen cómo tenemos que reaccionar ante los desastres de sus recetas. Como si fueran los bravucones de la cuadra, nos invitan a la pelea. No es el mejor momento para agitar una banderita blanca.
Y todavía falta lo peor
Desde el jueves, la escena política vernácula aparece dividida entre el triunfalismo amarillo y la derrota opositora. La media sanción del presupuesto 2019 parece sentenciar como inevitable el desembarco del FMI en nuestras tierras. Sin embargo, los diputados debatieron durante horas sin saber los pormenores del acuerdo con el organismo internacional, lo que enrarece la decisión parlamentaria. Además, el precio a pagar por la venia de los usureros será muy alto para gran parte de los argentinos. La obsesión de bajar el déficit no producirá mejoras en nuestra vida, sino todo lo contrario. La plata que viene del Fondo ni rozará nuestras billeteras: volará rauda hacia las arcas de los especuladores financieros. Un circuito que engorda a los buitres a costa de los inhumanos sacrificios que exigen. En definitiva, la deuda la pagaremos con nuestra dignidad sin obtener nada a cambio.
Nada de nada en serio. Un ajuste nunca trae mejoras, como ya hemos experimentado en los dos períodos neoliberales anteriores. Si alguno espera que el equilibrio fiscal volverá a poblar la mesa cotidiana, deberá dar un par de palmaditas en su cráneo para activar la memoria. Y si eso no funciona, puede apelar al olfato: ¿no le huele mal que mientras se eliminan los impuestos al espumante, se reduzcan las partidas para salud, educación y asistencia social? ¿O le regocija saber que unos pocos brindan mientras muchos se hunden en el abandono?
Afirmar que lo peor todavía no llegó no es ser pájaro de mal agüero, sino anticipar la llegada de lo que ya hemos vivido. Quien se oponga a esta afirmación que explique cómo la reducción de las partidas para cumplir los compromisos activará nuestra economía. No hay manera: mientras menos se distribuya, más nos hundiremos. Más aún si entre los requerimientos del FMI están la reforma laboral y previsional, con la invitación para que los timberos ganen fortunas con el retorno del sistema de jubilación privada. Todo lo que proponen es para degradar nuestra vida en beneficio de unos pocos empachados. No hay que ser adivino para llegar a estas conclusiones, sino abrazarse a la memoria colectiva.
Hasta acá llegamos gracias a las medidas tomadas por el Gran Equipo y lo que proponen no nos sacará del pozo. Si estamos acá, no fue por mala praxis ni por exuberantes fenómenos climáticos. Acá nos querían y más abajo también. “La doctrina del shock” remasterizada y en 3D. En menos de tres años, desigualaron la distribución de la torta, habilitaron un vaciamiento vertiginoso y nos cargaron una deuda por décadas. Desde el Bailecito en el Balcón el poder adquisitivo de casi todos se vio reducido de manera alarmante y el fin de mes se produce apenas cobrado el salario. Y lo más grave de todo esto es que el Gerente de la Rosada SA está dispuesto a más deterioro.
En el afán de distraer de la gravedad del presupuesto, orquestaron la escena de violencia que tan bien les sale cuando hay grandes movilizaciones de protesta. Unos cuantos encapuchados provocan disturbios y arrojan piedras para que los uniformados apaleen y capturen a manifestantes pacíficos, periodistas, transeúntes o extras a varias cuadras del lugar. Después salen los funcionarios para repudiar los hechos y cuantificar los daños para regocijo de aquellos que se preocupan más por las baldosas que por el crecimiento de la pobreza, el desempleo y el endeudamiento. Los mil millones diarios de las Leliq impactan menos que los diez millones de la reparación de roturas.
Además del estrago económico y social que están produciendo los amarillos, impulsan un deterioro conceptual para reforzar prejuicios y profundizar la Grieta. Expulsar a los extranjeros capturados aunque no se haya demostrado culpabilidad alguna y plantear una reforma migratoria que pisotee los principios constitucionales conforman la zanahoria para los odiadores. Y condimentan esta xenofobia elegante con algunas dosis de antikirchnerismo patológico que todavía cae bien en el núcleo duro y en unos pocos más.
Con esos que creen que el país puede salir adelante aniquilando –por acción o abandono- a los más vulnerables no hay conciliación posible, porque terminan siendo tan malvados, hipócritas y egoístas como los que comandan este despropósito. A pesar del hedor a derrota que apesta el ambiente, la fragancia de la victoria no debe dejar de orientarnos. No el triunfo de un partido en unas elecciones, sino el de un pueblo que desea que los mejores sueños se conviertan en realidad.

2 comentarios:

  1. Bueno, hay algo que es casi elemental y que suele no tenerse muy en cuenta es que, si lo "aspìracional" es el impulso motor del voto amarillo, sabiendo cómo son los elegidos, no hay aspiración neutra ni ingenua ni sólo limitada al auto, la pilcha o el bulín... eligen ésto porque aspiran a lo mismo, ésto es, ser garcas y hacerse encima del resto con alevosía y disfrute, en alguna parte de esa psiquis perversa, aspiran y se sienten parte de esta porquería; digan lo que digan, siempre será chamuyo, coartada, truchez ... si uno está en contra de ésto, puede o no ser K, no importa, andás por la vida mucho más liviano de conciencia (o simplemente satisfecho de tenerla) y leer o escribir por acá será sin drama... es tan lindo no bolsonarizar ni mauriciar el lenguaje, no?.

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