Algunos
aplauden con simpatía los deslices del buen
Mauricio: sus yerros cognitivos, sus barbaridades conceptuales o sus
inadecuados chistes futboleros. En los fans, todavía caen bien las
travesuras de adolescente cheto o las
bravuconadas de platea VIP. Hasta destinan una ovación cuando el patrón se
saca el disfraz de mandatario y la emprende contra los trabajadores o culpa
a todos los demás de los desastres que provocan sus decisiones. El personaje
gusta tanto a su núcleo duro que se está transformando en la persona que era
Macri antes de zambullirse en la política: el que considera vetusta la idea
de soberanía, el que se conduele por la angustia de los próceres, el que quiere
que nos enamoremos de Christine Lagarde, el que incrementó la pobreza pero
no podrá dormir por tres semanas si la final de la Libertadores es entre
River y Boca. Ese es Macri: el exponente de una ralea que pretende llevar a
cero nuestra vida para que cualquier migaja sea recibida como un festín.
Esa
final “sería una locura”, exclamó el Ingeniero
en una radio riojana, pero no lo es la distribución regresiva, la
expoliación de derechos ni la proliferación del hambre. Si una final con
River es una locura, ¿qué calificativo le queda a la persecución política o
al plan Cárcel Para Todes? Si una pelota le ocasiona insomnio,
¿cómo repercutirá en su dormida la bola que crece a fuerza del pedaleo
financiero? Si el Boca-River es locura, ¿el acuerdo con el FMI será
cordura? El ex presidente del xeneize explicó que traería “mucha presión” la final, algo para lo
que, según parece, no está preparado, a pesar de los ocho años de alcalde y
los casi tres con banda nacional.
La
final, una locura pero llenar de piedras los alrededores del Congreso para que los
infiltrados de siempre las usen para dar inicio a la cacería de manifestantes
que tanto disfrutan los amarillos, ¿qué es? ¿Advertencia para los resistentes? ¿Entrenamiento
de las tropas de ocupación? ¿Gesto desesperado para redondear el negocio? Como
sea, la plaza del Parlamento se convirtió otra vez en campo de batalla de
uniformados contra des-uniformados para alimentar los prejuicios de los
odiadores y justificar el uso de palos, gases, balas y camiones hidrantes
contra los que ni tocaron una piedra. La democracia se debilita cuando la
violencia es el lenguaje para imponer un presupuesto de hambre que habilite
una asistencia del Fondo que va a empeorar todo. ¿No es una locura que los
diputados debatan sin conocer los términos del acuerdo? ¿No es una locura
aprobar una ley que profundice el deterioro y la decadencia? ¿O seguimos
hablando de fútbol?
Tiempo de descuento
Para
Macri, esa final es una locura, pero no lo es la destrucción de la ciencia y
la tecnología y no le quita el sueño que más de 1200 científicos del
mundo lo denuncien. Para su tribuna, Macri habla de fútbol, mientras la
carta que firmaron estos investigadores –once premios Nobel entre ellos-
expresan que después de “doce años de
continuo crecimiento y expansión”
el sector está colapsando gracias a la
Revolución de la Alegría. El empresidente
nos integra al mundo con el incumplimiento de “compromisos asumidos en subsidios para investigación y cooperación
internacional” y el abandono de las instituciones científicas, al punto
de no tener recursos para afrontar las facturas de servicios.
En el
Conicet peligran los puestos de trabajo de más de 20 mil científicos,
becarios y técnicos y lo mismo ocurre con los más de 250 institutos de
investigación. Y para quien dude de la importancia de todo esto, la carta
de los científicos plantea una obviedad: “el
Estado es la fuerza motriz necesaria para apoyar y desarrollar proyectos
públicos a gran escala destinados a resolver necesidades estratégicas,
sociales y económicas”. Macri –que en campaña había elogiado las
políticas de CFK en esta área- no considera una locura hacer todo lo
contrario de lo prometido y dejar al país al borde del subdesarrollo.
Claro
que hay más locuras que no perturban el sueño del Gerente de la Rosada SA. Como
la furia persecutoria del juez Bonadío en la Causa de los No Cuadernos, que conduce a encarcelar personas que
ni están mencionadas en este novelón. Este embrollo judicial inunda de recelo
al empresariado vernáculo y habilita que fondos de inversión internacionales
invadan nuestra economía para ponerla al servicio de Imperio Financiero.
Quizá Macri duerma tranquilo sin sospechar que esta Cruzada contra la Corrupción parece un plan de la embajada
norteamericana. O sí lo sospecha pero no ve su gravedad, porque lo único
que le preocupa es la final de la Libertadores.
Tampoco
le quita el sueño que la Gendarmería exija documentos y revise las
pertenencias de los pasajeros de colectivos, como una “forma de combatir el delito organizado –según la ministra Patricia
Bullrich- para llevar más seguridad a los
vecinos y a todos los argentinos”. Estas prácticas tan parecidas a las
de la dictadura no inspiran una mínima pesadilla al buen Mauricio ni le incomoda la grieta
que la etílica funcionaria instala entre ‘vecinos’ y ‘argentinos’. Claro, la
vecindad como una categoría superior de la argentinidad es un concepto
compartido por casi todos los PRO. Y esto perturba más nuestro sueño que el
de Ellos.
Su
descanso tampoco se ve interrumpido por la culpa de mentir tanto, de engatusar
a sus seguidores con logros inexistentes, de augurar delicias que jamás
estarán entre nosotros. Tampoco el cinismo cotidiano impide su reposo.
Que se autodenomine como “el que más
ha hecho por el empleo en la historia” no lo distancia de la almohada.
Ni los versos recitados ante los propietarios de medios de la SIP en Salta. Que
más de 3000 periodistas hayan perdido el trabajo desde su asunción no
impide que sentencie: “nunca antes ha
habido tanta libertad de prensa como ahora”. No le parece
contradictorio que haya dicho esta patraña después de que la titular de la
Oficina Anticorrupción, Laura Alonso le haya esputado a una periodista de LN+ “no me dijeron que iba a hablar de esto”, cuando le preguntó por la resolución
de los conflictos de intereses amarillos. La hipocresía debe ser un buen
somnífero, si no, no se entiende que Macri declame que “ya no hay más un gobierno generando medios adictos para que
manipulen la información a su favor”, cuando la pauta oficial se
distribuye de manera despareja. O que asegure que su gobierno no presiona “periodistas para que difundan su versión”, a
pesar del aporte estatal a blogs invisitables,
esposas que se convierten en funcionarias y esposos, en contratistas y
las operaciones judiciales que aparecen como noticia.
Si la
caída en el consumo de carne, lácteos y verduras no desvela al Ingeniero, será
un dormilón o un insensible. Si el presidente puede dormir tranquilo, a
pesar de que aumente la asistencia a comedores comunitarios en un país
que produce alimentos para 400 millones de personas, estamos en problemas.
La final impide el sueño de Macri pero el insomnio no lo aqueja al quitarnos
todos los sueños. Mientras él piensa más como hincha que como
representante, lo que nos despabila es cómo quedará el país cuando esta
pesadilla llegue a su inevitable final.
Fíjese, Gustavo, en el fondo lo suyo es puro romanticismo, mire que suponer que un tipo - el ex-virrey, digamos - no puede dormir por esa suprema estupidez de no dormir por un Boca-River y duerme plácidamente mientras produce el desastre, es una visión ingenua, romántica... ¿o me va a decir que el coso tiene conciencia o algo parecido o simulado?, Nooo...
ResponderBorrarPor estos días asistimos a obscenidades, tan obvias como descriptivas de la porquería que ES el virreinato que van más allá del resumen de los números, desatinos y truchadas inherentes al "modelo".... si uno (y es tan hartante ver la feligresía amarilla empeñada en no querer hacerlo) se toma la molestia de mirar con un poquito de atención, el episodio de los extranjeros a deportar explica todo mejor que las palabras que uno pueda elegir..... 4 tipos detenidos a la bartola, seguro ilegalmente, "descubiertos" como miembros de una supuesta célula terrorista imaginaria (por una ministra cuya imaginación va de Netflix al malbec) y la velocidad en que se desparrama un relato infame, sostenido hasta por uno que hasta anteayer era "propìo", no había necesidad, el FMI no pide tanto, sólo satisfacer el perverso disfrute de cagarle la vida a otros, porque sí, porque pueden hacerlo, hasta acá, impunemente.... disculpe, hoy no me desperté irónico.
gracias estimado Gustavo, comparto-abrazos
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