Nunca habrá que olvidar la
revelación de Esteban Bullrich a poco de andar la Revolución de la Alegría: además de la Conquista del Desierto sin espadas, proponía tomar muchas
medidas a la vez y mientras los
afectados se entretenían rechazando algunas, las otras pasaban como por un tubo.
Algo de eso hay con la resolución 20/18 que obliga a los usuarios a compensar a las distribuidoras de gas por
la devaluación que ellos mismos alentaron. Un abuso o una provocación: como
si las tarifas a precio dólar no
bastaran para enriquecer a los amigotes presidenciales; como si no se
cansaran de explotar la mansedumbre del alelado vecino; como si quisieran seguir alimentando el incendio que iniciaron
apenas invadieron La Rosada. Mientras el público cautivo se distrae con los
exabruptos de Carrió, la Saga de las Fotos de las Fotocopias de los Cuadernos o
con los JJOO de la Juventud, el Gran
Equipo insiste en convertir nuestros sueldos en mezquinas limosnas que pobremente
pasen mediados de mes.
El escándalo Carrió explota justo
cuando el Banco Mundial advierte que la
recesión económica del país va a recrudecer en los próximos meses. Como el
organismo internacional insospechado de kirchnerismo pronostica que tendremos una caída del 2,5 este año y del
1,6 el que viene, nada más distorsivo que poner en cadena un stand up de Carrió. La que otrora paseaba ante
las cámaras con la muñeca Republiquita
en sus brazos, la que se erige como fiscal
impoluta de la Nación, la que genera miles de denuncias que no pasan la mesa de entradas de Tribunales,
ahora se enoja con sus aliados.
Muchas soledades en poco tiempo cosechó
la pintoresca diputada: en la bicameral del Ministerio Público, en la AFIP con el desplazamiento de sus informantes y
en la Cruzada Para el Encarcelamiento de Cristina. En pocos días, quedó
pedaleando en el aire, despojada del
control que dicen que tiene sobre el Gobierno Nacional. Ahora afirma que
perdió la confianza en el empresidente, como
si después de haberlo considerado
mafioso, corrupto y estúpido pudiera generarle algo similar a la confianza.
Ahora ella, la que tildaba de destituyente
cualquier crítica, lanza un ultimátum a Macri: si decide mantener a
Angelici como operador judicial, se
volverá golpista. Algunos ya la ven rompiendo la alianza -como siempre ha hecho cuando las papas queman- y navegando en un bote salvavidas hacia una desértica isla desde donde proclamará su testimonial candidatura
presidencial. Otros la imaginan destinando besos y abrazos de retorno a los
que antes había injuriado. Ella puede estar en cualquier lado, pero no es tan impredecible como se cree: se
ubique donde se ubique siempre estará al
servicio del establishment para despolitizar el país, para confundir a los
individuos que creen ser ciudadanos y denostar
a los que pretendieron romper con la distribución desigual de la riqueza
que generamos entre todos.
Límites
traspasados
De eso se trata este capítulo: de
despojarnos de todo, de la memoria, de
la conciencia, de la dignidad, de la coherencia. Y sobre todo, de la autoestima. Desde el fatídico
Bailecito en el Balcón, el discurso
oficial se dedicó a construir un culpable de nuestras desgracias: la Pesada
Herencia, el consumo inmerecido de los sectores medios, el derroche en patas y remera, las pretensiones de comer todos los
días. Ahora que la gestión del Mejor Equipo de los Últimos 50 Años nos conduce
a una catástrofe recurrente, quieren
deslindarse de su responsabilidad. Como no pueden explicar que haciendo lo que hay que hacer hayamos
pasado de un crecimiento positivo del
2,6 por ciento en 2015 a una caída del 2,5 en este año, nada mejor que
reforzar la construcción del enemigo monstruoso.
Por eso apelan a idiotizar cada
vez más a sus fans con frases de posters
que no condicen con la realidad que ellos desatan, como afirmar que han
creado miles de puestos de trabajo, aunque
la desocupación se ha duplicado o que quieren bajar la inflación aunque la alimentan día a día con tarifazos
y especulación; declamar su preocupación por la educación aunque no hayan inaugurado ningún nuevo
establecimiento, a diferencia del kirchnerismo que construyó a razón de 140 escuelas por año; asegurar que
apuntan al crecimiento cuando todas sus
medidas son recesivas o que respetan la libertad de prensa aunque favorecen con sumas exorbitantes a los
medios más apologistas y aporrean a los críticos; o que desean una justicia
independiente aunque invadieron los tribunales de operadores que garantizan jueces y fiscales obedientes a los planes saqueadores.
Como la proscripción judicial se encuentra empantanada por falta de
pruebas y no se atreven a condenar por “convicción de culpabilidad” como el juez Moro en Brasil, refuerzan
los prejuicios para que la proscripción sea social. Por eso la diputada
Carrió –que quiere erradicar al
kirchnerismo- se molesta con las declaraciones del ministro Garavano; por
eso la ministra de in-Seguridad y Represión, Patricia Bullrich denuncia que los movimientos sociales están ligados al
narcotráfico gracias al kirchnerismo; por eso el secretario de Energía,
Javier Iguacel asegura que los que se
oponen a la compensación a las distribuidoras de gas son kirchneristas; por
eso el Ingeniero cita a Hitler con lo
del “veneno social” y de “personas envilecidas” al denostar a
los kirchneristas.
Sin embargo, nada más vil que empobrecer
a la mayoría para enriquecer a una minoría que nada necesita. Los amigotes gasíferos del Gerente
embolsaron más de 7400 millones de
dólares gracias al tarifazo; de esa fabulosa suma invirtieron una mínima parte y encima, con la baja del consumo,
pueden exportar a Chile con una
extracción menor que en 2015. ¿Qué más quieren? Gracias a la prédica de los
voceros mediáticos de los más ricos, los
subsidios que antes aliviaban nuestro bolsillo pasaron a engrosar las arcas de
multimillonarios. Y ahora no salen de los tributos que cobra el Estado, sino de nuestros salarios.
Quien no se sienta ultrajado por
semejante abuso succionador es porque la
prédica del Amo ha conquistado su entender. Los que antes salían a
cacerolear consignas dictadas por los titulares hegemónicos hoy permiten que les incauten hasta las
cacerolas. Y los periodistas obsecuentes –los que enseñan cómo hacer un sándwich
con los fideos de ayer o convertir el vino en cajita en uno más refinado- saldrán en estos días a revelar las
ventajas de no bañarse todos los días y hacerlo con agua fría, hasta en pleno
invierno.
En Argentina producimos de todo para más de los que somos. Que nos
dolaricen la vida para satisfacer la
incontenible angurria de la clase gobernante es un latrocinio. Quien siga bancando el Cambio es cómplice o un esclavo insalvable. Por más que nos flagelen con
etiquetas despectivas, los que somos conscientes
de lo que nos merecemos seguiremos batallando para que esta pesadilla
termine cuanto antes.
En este post, usted trae un temita que puede parecer tangencial pero no lo es, la autoestima, junto al "divertido" clima del puterío propuesto por la diputada de inasistencia perfecta doña colesterol y sus peleas, peleítas y mascaradas habituales (tan habituales como sus sponsors, claro).... me parece oportuno pararnos un poquito sobre éso de la autoestima, si tratamos de mirar con una pizca de atención, veríamos que el actual desastre nacional es causado por una caterva de malandras con veleidades de clase, oligárquica por supuesto, que carece absolutamente de autoestima, tienen plata, recursos, medios y tutti quanti pero, sólo se perciben como vasallos de segunda o tercera categoria del imperio de turno, ayer inglés, hoy norteamericano... admiran cómo son allá y quieren parecerse, pero les da urticaria la sola idea de hacer algo parecido a lo de allá; la riqueza vale si se puede sacar sin esfuerzo y, en tanto avaros, disfrutarla quieta y onanísticamente,... bueno, uno que es plebeyo y lleno desde siempre de esas pretensiones de país autónomo y, vamos, lo bastante rico para ser autosuficientes y, de yapa, convidar a otros, sean rubios vikingos o marroncitos originarios de viejas patrias grandes.... es natural que los que no tienen autoestima, traten de lograr que no la tengamos nosotros, la cuestión sería no darles el gusto, no?
ResponderBorrarcompartido! gracias estimado Gustavo-abrazos
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